Si Hiciera Guerra Contra las Mujeres

Resumen

Hoy existe una guerra cultural contra la mujer. Si yo fuera el diablo y quisiera ganar esta guerra, esto es lo que haría.

Hoy se está realizando una guerra cultural contra la mujer. Su naturaleza es ideológica, y está robándole el respeto y la integridad. No tiene su origen en los valores bíblicos tradicionales, como algunos creen, sino realmente es la mentalidad del feminismo con la cual el diablo y el mundo están denigrando exitosamente a la mujer. Si yo fuera el diablo y quisiera ganar esta guerra cultural contra la mujer, esto es lo que haría:

1. Primero, le haría creer que es simplemente otro peldaño en la escalera evolutiva; otro eslabón en la cadena darviniana.

Le diría que no tiene alma ni propósito superior; solamente es un animal. En el escenario darviniano, la sorpresa para la mujer es que no hay explicación para su existencia. A diferencia del relato que ha creído por miles de años de que ella es la creación principal de Dios, le haría creer que simplemente fue un golpe de suerte en algún momento de los miles de millones de años de coincidencias y errores que produjeron la vida moderna. Desde el comienzo, arrancaría la noción de que ella tiene importancia eterna.

2. Me aseguraría de hacerle lucir “barata” muy pronto.

Pondría ropas pequeñas en las tiendas, como minifaldas y blusas con escotes bajos, y comenzaría con tallas para niñas de dos años. Haría que fuera caro vestir a una niña como una niña. Haría que la transición, en vestimenta, de niña a mujer mundana, fuera muy rápida.

3. Haría que se acostumbrara a oír términos degradantes e insinuaciones sexuales incluso en la infancia.

Le pusiera en frente de la televisión tanto como fuera posible. Le haría pensar que tomar y bailar son la esencia real de la felicidad. Le haría jugar juegos de video en que las mujeres siempre estuvieran vestidas con ropa escasa, provocativa y atrevida. Luego haría que todo esto llegara a ser realidad en su mundo tan pronto como fuera posible. Le haría pensar que vestirse con una ropa pequeña de porrista y mover su cuerpo provocativamente es algo interesante—incluso respetable. Haría que tomara clases de baile, jugara vóleibol en calzones, o que estuviera en un grupo de carrera o natación en el cual se espera que los competidores no usen casi nada de ropa. Quisiera que haga agujeros en sus pantalones en lugares que atraigan atención barata a su cuerpo. Esta es una parte importante de lo que haría para hacerle olvidar el valor intrínseco de su alma.

4. Me enfocaría en sus heroínas.

Haría que las mujeres más importantes en el país fueran las más groseras e inmorales. Convertiría en basura a las heroínas del entretenimiento y la política. Haría que las canciones más populares que las mujeres escucharan en la radio promocionaran la fornicación, la homosexualidad y la masturbación. Esto me permitiría quitar el propósito y la influencia positiva de las almas de las mujeres jóvenes.

5. Le haría creer que es prescindible al decirle que ni siquiera se necesita a una mujer para tener un matrimonio y una familia.

Según esta mentira, le diría que, en realidad, la feminidad incluso no está reservada para aquellas personas que nacen siendo mujeres. Cualquiera puede tomar fácilmente la identidad femenina si lo quiere; es fácil que Alex sea Alexa. Todo lo que se requiere es un cambio de ropas y unas pocas hormonas. Le diría que, después de todo, el género no es una asignación sagrada.

6. Haría que no sintiera vergüenza de la deshumanización de la mujer que es el medio de entretenimiento más grande en el mundo moderno.

De hecho, haría que ella misma se uniera al grupo que deshumaniza a la gente. Haría que disfrutara películas y libros pornográficos. ¿Qué mejor manera de remover la dignidad de la mujer en nuestra cultura que hacer que millones de ellas demandaran lo vil y barato?

7. Trataría de legalizar la matanza de la vida en su vientre.

Trastornaría tanto su sentido de la lógica que le haría creer que es emancipación permitir que los doctores tuvieran acceso a su matriz para succionar la vida que depende de ella. Haría que sus valores descendieran al grado más bajo y le convencería de que está bien vender la vida que tiene sus cromosomas, color de cabello y piel, y ritmo cardiaco. Haría que no tuviera consciencia en absoluto de la persona que está siendo destrozada. De alguna manera le haría pensar que está llegando a ser más mujer al permitir que una violación de tal magnitud ocurriera en su vientre.

8. Le haría creer que su valor reside en alguna cifra numérica o cheque de pago.

Le haría creer que se puede contar el éxito verdadero en dólares, y que su valor intrínseco depende de su capacidad de traer dinero al hogar. Daría permiso de maternidad muy corto en los beneficios laborales, y construiría muchas guarderías cercanas o en su lugar de trabajo. Trataría de nivelar la búsqueda de carreras en todas las situaciones. De hecho, trataría de hacer que las mujeres que no se enfocan en la carrera luzcan ociosas e inútiles en comparación.

9. Trataría de remover de su mente cualquier lucha maternal.

Si alguna vez tratara de llorar cuando dejara a su pequeño bebé el primer día de regreso al trabajo, le haría pensar: “Ah, esto es normal. Todas las madres experimentan esta semana saludable de alejarse de sus hijos. Necesito superar esta tristeza de posparto y ser productiva”. Si sus hijos se estuvieran enfermando mucho en la guardería, le haría justificar sus elecciones al pensar: “Oh, en el fondo, esto es bueno para ellos…para desarrollar su inmunidad”. Con esta racionalización metódica de disonancia familiar, poco a poco haría que dejara de sentir cualquier lucha. Además, haría que se enfocara en inversiones e hipotecas—haría que comprara cosas. Haría que se endeudara al plan que está callando su naturaleza maternal. Haría esto hasta que ella no pudiera responder al llano incluso si lo oyera.

10. Finalmente, le aplaudiría por cosas superficiales.

Le daría una palmada de aprobación, y haría que las mujeres buenas, pero engañadas, criticaran a aquellas mujeres que animan a otras a retomar el enfoque correcto de la feminidad. Haría que lo barato, la inmodestia, la ignorancia de los impulsos maternales—todo eso—fueran lo correcto políticamente. Haría que cualquier referencia a las Escrituras en cuanto a la sumisión y la administración del hogar sonara terriblemente anticuada. De hecho, haría que la frase “rol de la mujer” sonara muy opresiva y escandalosamente obsoleta.

Esta es la manera en que haría guerra contra las mujeres. Quitaría el legado de la fe. Si quisiera robar la dignidad a las mujeres, haría que tomaran, como su estándar, lo barato, lo inmodesto y lo inmoral. Mancharía sus mentes con pornografía y sus manos con engaño. Haría que dijeran “aborto” cuando quisieran decir “homicidio”; “tolerancia” cuando quisieran decir “consentimiento”; “amor” cuando quisieran decir “lascivia”. Trastornaría su terminología y luego les tentaría a pensar que el propósito principal de la vida es la autosatisfacción. Les haría pensar que la verdad para sus vidas y familias no es objetiva, sino que “yace en ellas mismas”. Intentaría robar sus corazones por todo medio.

La guerra moderna contra las mujeres no tiene su origen en el movimiento político o en las religiones del Medio Oriente. La guerra contra la mujer tiene su origen en el infierno. El diablo es quien saquea el botín. Ofrece un potaje turbio que satisface temporalmente a cambio de la bondad que ha caracterizado a las grandes mujeres desde el comienzo del tiempo. Nosotras debemos abrir la Palabra de Dios para encontrar el valor y poder de resistir los ataques implacables del diablo contra las mujeres.