¿Recibieron los gentiles el Espíritu antes del bautismo?

Resumen

Los gentiles recibieron el Espíritu antes del bautismo, ¿Quiere decir esto que fueron salvos antes de ser bautizados?

La conversión de los gentiles fue un momento increíble en la historia de la redención; cumplió literalmente las profecías predichas siglos antes (e. g., Isaías 62:2). Aquí está la descripción de Lucas de este evento importante:

Mientras aún hablaba Pedro estas palabras, el Espíritu Santo cayó sobre todos los que oían el discurso. Y los fieles de la circuncisión que habían venido con Pedro se quedaron atónitos de que también sobre los gentiles se derramase el don del Espíritu Santo. Porque los oían que hablaban en lenguas, y que magnificaban a Dios. Entonces respondió Pedro: ¿Puede acaso alguno impedir el agua, para que no sean bautizados estos que han recibido el Espíritu Santo también como nosotros? Y mandó bautizarles en el nombre del Señor Jesús. Entonces le rogaron que se quedase por algunos días (Hechos 10:44-48).

Es evidente, según este relato, que los gentiles recibieron el Espíritu antes de que fueran bautizados en agua. Jesús declaró enfáticamente: «Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre: el Espíritu de verdad, al cual el mundo no puede recibir, porque no le ve, ni le conoce; pero vosotros le conocéis, porque mora con vosotros, y estará en vosotros» (Juan 14:16-17). Si este es el caso, ¿cómo puede ser el bautismo «para perdón de los pecados» (Hechos 2:38) y con el fin del revestimiento en Cristo (Gálatas 3:27)? ¿Se contradice la Biblia? ¿Cómo puede alguien recibir el Espíritu antes de ser revestido en Cristo?

La respuesta a estas preguntas yace en el examen más profundo del lenguaje original. En primer lugar, Juan 14:17 usa el verbo griego lambano, que es la palabra usual para «tomar con la mano, o asir, a alguna persona o cosa para usarla», «tomar para llevar, prender o tomar por la fuerza».[1] En este versículo, Jesús no estaba hablando de aquellos que no eran salvos y su recepción del Espíritu Santo. Considere el contexto:

Si me amáis, guardad mis mandamientos. Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre: el Espíritu de verdad, al cual el mundo no puede recibir, porque no le ve, ni le conoce; pero vosotros le conocéis, porque mora con vosotros, y estará en vosotros. No os dejaré huérfanos; vendré a vosotros (Juan 14:15-18).

Lo que Jesús estaba haciendo era asegurar a Sus discípulos de que Él pronto sería quitado (tomado por la fuerza) de en medio de ellos; sin embargo, Él enviaría en Su lugar al Espíritu Santo, a Quien Sus enemigos no podían prender. De hecho, Él estaría con ellos siempre. Por tanto, el versículo 17 no habla en absoluto en cuanto a aquellos que no son salvos y su recepción de la actividad o don del Espíritu Santo.

Pedro relató la conversión de los gentiles (de Hechos 10) en Hechos 11, cuando fue a Jerusalén. Lucas reporta que «comenzó Pedro a contarles por orden[2] lo sucedido» (vs. 4), sugiriendo que el relato en Hechos 10 no tiene necesariamente un orden estricto. Pedro explicó que entró a la casa de Cornelio donde este le informó que un ángel le había aparecido e instruido que enviara hombres a Jope para llamar a Simón, llamado Pedro, y que «él te hablará palabras por las cuales serás salvo tú, y toda tu casa» (vss. 13-14). Observe con cuidado que Cornelio no podía ser salvo sin oír las palabras inspiradas que le mostrarían la manera de serlo.

Pedro añade que, después de ser informado de este hecho por Cornelio, «comencé a hablar, [y] cayó el Espíritu Santo sobre ellos también, como sobre nosotros al principio» (vs. 15). El término griego traducido «comencé» (arxasthai) significa «comenzar», «para denotar lo que alguien comienza a hacer».[3] Pedro solamente había comenzado a hablar.[4] De hecho, ya que solamente había comenzado a hablar, entonces todavía no había expresado las palabras de salvación. Todavía no había tenido la oportunidad de transmitir las palabras por las cuales Cornelio y su familia podían ser salvos. La recepción del Espíritu Santo lo interrumpió al comienzo de su predicación. El lexicógrafo en griego, Joseph H. Thayer, señaló este mismo punto cuando declaró que la palabra «indica que algo acababa de comenzar cuando fue interrumpido por algo más».[5]

Los que suponen que la recepción del Espíritu en esta ocasión es prueba de la condición salva de los gentiles pasan por alto la misma razón por la cual Dios administró el bautismo del Espíritu Santo en ellos. Tal recepción no tuvo nada que ver con la salvación, sino tuvo el propósito de probar a los judíos que los gentiles tenían igual derecho para entrar al reino. De hecho, solamente hay dos ocasiones en que se menciona explícitamente el bautismo del Espíritu Santo en el Nuevo Testamento, y ninguna de las dos tiene que ver con la salvación de los receptores.[6] En el primer caso, descrito en Hechos 2, el propósito fue capacitar a los apóstoles (que ya eran salvos) para que inicien la religión cristiana. El segundo caso (Hechos 10) fue para demostrar a los cristianos judíos que los gentiles tenían el derecho divino de acceso al Evangelio y entrada al reino,[7] lo cual explica por qué, después de tal demostración divina poderosa, Pedro inmediatamente mandó el bautismo en agua, ya que este acto es la manera de entrar al reino (Hechos 10:47-48; Juan 3:5; 1 Corintios 12:13).

[1] Thayer, Joseph H., «λαμβάνω», Un léxico griego-inglés del Nuevo Testamento [A Greek-English lexicon of the New Testament] (Grand Rapids, MI: Baker, 1977), 370.

[2] La palabra griega significa «en secuencia de tiempo, espacio o lógica, en orden, uno después de otro» (F. W. Danker), «sucesivamente» (W. J. Hickie), «en sucesión» (A. T. Robertson).

[3] Perschbacher; Danker.

[4] R. C. H. Lenski, La interpretación de los Hechos de los Apóstoles [The interpretation of the Acts of the Apostles] (Peabody, MA: Hendrickson, 1961), 444.

[5] Thayer, «ἄρχομαι», 78.

[6] Para un examen extenso del fenómeno del bautismo del Espíritu Santo en el Nuevo Testamento, vea Miller, Dave, «Los milagros modernos, el don de lenguas y el bautismo del Espíritu Santo: Una refutación», Apologetics Press, 1 de marzo, 2009, https://apologeticspress.org/los-milagros-modernos-el-don-de-lenguas-y-el-bautismo-del-espiritu-santo-una-refutacion-2689/.

[7] «también al griego» (Romanos 1:16; 2:9, 10).