¿Por qué Jesús reprendió a Pedro tan severamente, incluso al punto de llamarlo «Satanás»?

Resumen

Si Pedro hubiera tenido éxito en persuadir a Jesús de no ir a la cruz, todo el plan de redención de Dios hubiera fracasado.

En Mateo 16, después que Jesús anunciara Su crucifixión y Pedro Lo tomara aparte para hacerlo recapacitar de Su insistencia en enfrentar tal destino cruel, el Señor Se volteó y dijo a Pedro: «¡Quítate de delante de mí, Satanás!; me eres tropiezo, porque no pones la mira en las cosas de Dios, sino en las de los hombres» (vs. 23). ¿Por qué fue tan severo con este apóstol que parecía tener el bienestar del Señor en mente?

Aunque Jesús no tuvo problemas en llamar «diablo» al traidor (Juan 6:70) y «serpientes» y «generación de víboras» a los líderes judíos hipócritas (e. g., Mateo 23:33), es difícil imaginar que Él llamara «Satanás» a uno de Sus amigos más amados y fieles, especialmente a uno que recientemente había hecho una de las confesiones más grandes (Mateo 16:16) y que había sido un receptor de una de las bendiciones más hermosas (vss. 18-19). Sin embargo, lo que Pedro había intentado hacer en esta ocasión tenía tal naturaleza que justificaba, y demandaba, la reprensión severa y diligente de nuestro Señor.

Después de ascender a la cima más alta de la fe (y ser descrito adecuada y elogiosamente como Petros, «piedra»), Pedro había descendido a las profundidades más bajas del pensamiento carnal al ajustar su mente a la voluntad de Satanás, y por tanto, fue reprendido con una «descripción satánica» (y representado entonces como «piedra de tropiezo»). Desde luego, esto no significa que Jesús estaba diciendo que Pedro era el mismo «Satanás»; la palabra «Satanás», tanto en el griego y el hebreo, significa «adversario (alguien que se opone a otro en propósito o hecho)».[1] [Clarke ha sugerido que una mejor traducción pudiera ser: «¡Quítate de delante de mí, adversario!»].[2] Por ende, la descripción es muy adecuada para Pedro en esta ocasión ya que él se estaba oponiendo al propósito y la misión de Jesús en la tierra (Lucas 19:10).

La severidad de la reprensión es justificada por el hecho de que, si Pedro hubiera tenido éxito en persuadir a Jesús de no ir a la cruz, todo el plan de redención de Dios hubiera fracasado. Sea que Pedro lo hubiera entendido o no, ¡este era un intento de poner en riesgo el destino eterno de la humanidad completa!

[1] Thayer, Joseph H. (1977), Un léxico griego-inglés del Nuevo Testamento [A Greek-English lexicon of the New Testament] (Grand Rapids, MI: Baker), p. 572, G4566 y G4567.

[2] Clarke, Adam (1844), Comentario y notas críticas [Commentary and critical notes] (Philadelphia, PA: Thomas, Cowperthwait), p. 80.