Oh alma indiferente, ¿por qué dilatas?

Resumen

Dilatar en el pecado es muy peligroso. Dios dice: «He aquí ahora el tiempo aceptable; he aquí ahora el día de salvación».

Alma indiferente, atiende a la advertencia,

pues tu vida pronto acabará.

¡Oh, cuán atemorizante es enfrentar el juicio

sin estar preparado para encontrarte con tu Dios!

Estas palabras de la canción «Prepárate para encontrarte con tu Dios» usa el lenguaje del profeta del Israel antiguo (Amós 4:12) para instar a la preparación para el juicio.

Dilatar en un mundo condenado es imprudente y peligroso. En el verano de 1950, la ciudad de Flagstaff, Maine, estaba a punto de ser destruida por una inundación. Los residentes habían tenido conocimiento por algo de un año de que esto sucedería. La inundación no fue el producto de alguna fuerza natural impredecible, sino se debió a que el gobierno local estaba construyendo una presa hidroeléctrica. Ellos tenían que crear un lago permanente para generar energía, y Flagstaff estaba en el paso. Se fijó una fecha, y se dio a los residentes fondos para reubicarse en otros lugares y se les dijo que debían salir del lugar un mes antes de la inundación.

En tales meses, la ciudad comenzó a deteriorarse. Los edificios cerraron y todas las reparaciones pararon. ¿Por qué pintar una casa que pronto sería cubierta de agua? ¿Por qué reparar una calle que no se usaría? Cada vez el pueblo lucía peor, viejo y sucio. La gente se enfocó en otras cosas.

Hasta donde sabemos, todos los residentes evacuaron de manera segura, pero ¿qué hubiera pasado si una persona terca hubiera dicho: «Yo nací en este pueblo, y ¡no me mudaré!», o «Me gusta esta casa, y ¡no quiero vivir en otro lugar!»? Eso hubiera sido ridículo y finalmente fatal.

Génesis 19 presenta una situación similar de una ciudad a punto de ser destruida. Dios había fijado una fecha para destruir Sodoma, Gomorra y las ciudades de la llanura debido a los pecados graves de sus habitantes (Génesis 18:20-21). Después de informar a Abraham, Dios Se dispuso a salvar a los pocos justos—la familia de Lot—que vivían en los límites de la ciudad. Los mensajeros de Dios fueron a advertir personalmente a Lot del juicio inminente (Génesis 19:12-13).

Se pensaría que Lot hubiera dejado todo y se hubiera enfocado en salir. Sin embargo, «al rayar el alba, los ángeles daban prisa a Lot, diciendo: Levántate, toma tu mujer, y tus dos hijas que se hallan aquí, para que no perezcas en el castigo de la ciudad. Y deteniéndose él, los varones asieron de su mano, y de la mano de su mujer y de las manos de sus dos hijas, según la misericordia de Jehová para con él; y lo sacaron y lo pusieron fuera de la ciudad» (Génesis 19:15-16).

Piense en lo siguiente:

  • ¿Quién es el hombre que dilató? Lot, el sobrino y ex compañero de trabajo del fiel Abraham.

  • ¿Cuándo dilató? La misma mañana que Sodoma iba a ser destruida. Lot fue lento cuando debió ser rápido.

  • ¿Dónde dilató? Dentro de los muros de Sodoma.

  • ¿Delante de quiénes dilató? De los dos ángeles que fueron enviados para sacarlo de la ciudad.

  • ¿Con quiénes dilató? Con su familia. Su esposa miró atrás cuando debió mirar hacia delante. La familia de Lot quiso permanecer en el lugar cuando debió huir. Las hijas de Lot permitieron que «Sodoma» permaneciera en sus corazones después que hubieron salido de allí. ¡Qué final triste para esta familia! Lot ni siquiera pudo influenciar a su familia lo suficiente como para provocar una salida inmediata.

  • ¿Por qué dilató? Como su esposa (Génesis 19:26), tal vez Lot no estaba listo para salir de tal lugar y dejar su estilo de vida. Pudo haberse sentido cómodo en Sodoma.

Todo esto comenzó con las disputas de sus siervos, el deseo de prosperidad, la actitud de tener el mejor lugar, y el riesgo de poner sus tiendas cada vez más cerca de Sodoma (Génesis 13:1-12).

Como Lot, los pecadores dilatan en el lugar de peligro. Este mundo está en la lista de destrucción de Dios (2 Pedro 3:9). Hay cuatro maneras en que la puerta de la oportunidad puede cerrarse mientras los pecadores dilatan (Mateo 25:10).

Mientras los pecadores dilatan, Jesús puede regresar (Mateo 24-25)

Los que se burlan piensan que, ya que no ha sucedido ninguna catástrofe mundial desde el tiempo en que Jesús regresó al cielo, nada pasará; pero ellos se equivocan (2 Pedro 3:1-4). Los habitantes de Sodoma se sintieron seguros antes de que fuego y azufre cayeran del cielo. La Pompeya antigua nos da una idea de la manera en que Sodoma pudo haber lucido cuando Dios envió Su lluvia de fuego sobre ella. En la región de Campania de Italia, cerca de la Bahía de Nápoles, Pompeya era una ciudad romana próspera y sofisticada, pero rápidamente fue sepultada bajo cenizas y polvo después de la erupción del monte Vesubio en 79 d. C. La escena ha sido preservada de manera remarcable. La lava intensa petrificó a la gente en el lugar y la posición en que estaba—en el teatro, el baño, la cocina, el mercado o en la práctica del pecado. Aquellos que ardían de pasión pecaminosa quedaron inmovilizados y partieron rápidamente a la eternidad.

Mientras los pecadores dilatan, la muerte los puede encontrar

Todos tenemos una cita con la muerte (Hebreos 9:27). La vida es como un río que fluye por mucho tiempo de manera suave y silenciosa, pero que luego llega a una catarata furiosa que guía a la caída mortal.

Tal vez cada semana estamos a un paso de la muerte (2 Samuel 14:14). Cuando conducimos en la carretera, lo hacemos juntamente con camiones inmensos que viajan a gran velocidad. ¿Qué previene que colisionemos con estos? Solamente una línea media. La desatención de tales carreteras pudiera cobrar muchas vidas. El mismo peligro existe cuando caminamos en calles transitadas.

¿Cuántas veces estamos en un lugar en que podemos caer de gran altura o en que algo puede caer sobre nosotros? La vida es incierta (Santiago 4:14). Una bala perdida, un intento de homicidio, un corte que causa infección o pérdida de sangre, o la electrocución puede suceder en cualquier momento. Un ataque cardíaco, un aneurisma o un desmayo puede llegar repentinamente. Sea que llegue pronto o tarde, sea por causas naturales o no, el polvo regresará a la tierra, y el espíritu a Dios Quien lo dio (Eclesiastés 12:7).

Mientras los pecadores dilatan, la incapacidad mental puede suceder

Nabal vivió por varios días después de perder la capacidad de comunicarse y decidir por sí mismo (1 Samuel 25:36-38). Hay muchos que viven en asilos o instituciones mentales, pero sus mentes ya no les permite entender la Biblia o tomar decisiones espirituales. El cambio espiritual requiere decisión, y la decisión requiere el aprendizaje y la voluntad (Juan 6:44-45; Lucas 13:3).

Mientras los pecadores dilatan, sus consciencias pueden llegar a endurecerse

La consciencia es la herramienta que Dios puso en el hombre para promover el buen comportamiento. Pero con el uso inadecuado frecuente, esta puede llegar a deteriorarse (cf. Lucas 23:39; Efesios 4:19; Hebreos 3:13; 6:6-8). Es imprudente y peligroso saber lo que se debe hacer para agradar a Dios, pero dilatar en hacerlo. No muramos solamente pensando en algún día obedecer y hacer el bien. «[A]l que sabe hacer lo bueno, y no lo hace, le es pecado» (Santiago 4:17).

Aunque el juicio de Dios puede no ser pronto, es cierto. En tal día notable, todos terminarán confesando a Jesús (Filipenses 2:9-11), y el desobediente tratará de esconderse de la ira del Todopoderoso (Apocalipsis 6:17). Pedro usó tres ejemplos históricos de juicio y dos ejemplos del rescate de Dios a favor de los fieles en el juicio como ilustraciones para advertir y consolar (2 Pedro 2). La advertencia es que Dios juzgará justamente al impío. Nadie escapará. El consuelo es que Dios rescatará a los justos de la ira del juicio. «Si oyereis hoy su voz, no endurezcáis vuestros corazones» (Hebreos 3:7-8).

Hoy muchos dilatan como Lot lo hizo:

  • Ellos conocen más verdad de la que practican (Gálatas 3:1; 5:7).

  • Ellos edifican sus vidas en las cosas de esta tierra (Colosenses 3:1-2).

  • Ellos entienden la batalla, pero se juntan con el enemigo (Efesios 4:27; Santiago 4:7).

  • Ellos dicen que aman a Cristo, pero no viven para Él (Apocalipsis 2:4).

  • Ellos creen en el cielo, pero no lo ansían (Filipenses 1:21-23).

  • Ellos saben que la vida es corta, pero viven como si nunca llegaría a terminar (Santiago 4:14-17).

Seamos lo suficientemente prudentes para analizar nuestro camino y regresar al Señor (Lamentaciones 3:40), usar nuestros días de manera sabia (Salmos 90:12) y nunca seguir a la mayoría para hacer el mal (Éxodo 23:2).

Los residentes de Flagstaff sabían que debían reubicarse ya que no había futuro donde estaban. Lot dilató en su comodidad y casi perdió su vida debido a esto. Dilatar en el pecado es peligroso. Cuando Lot dilató, el Señor fue misericordioso con él (Génesis 19:16; cf. Lucas 17:32). «He aquí ahora el tiempo aceptable; he aquí ahora el día de salvación» (2 Corintios 6:2).