¿Cómo se debe entender la rectificación de Pablo en Hechos 23:5?

Resumen

En Hechos 23, Pablo se disculpó ante el Concilio por su declaración contra el sumo sacerdote. ¿Qué implica esta disculpa?

Cuando Pablo comenzó su defensa ante el Concilio en Hechos 23, un hombre ordenó a los que estaban cerca de él que lo golpearan en la boca. Entonces Pablo se dirigió al hombre con las siguientes palabras: «¡Dios te golpeará a ti, pared blanqueada! ¿Estás tú sentado para juzgarme conforme a la ley, y quebrantando la ley me mandas golpear?» (vs. 3). Pero cuando se informó a Pablo que tal hombre era el sumo sacerdote, el apóstol respondió: «No sabía, hermanos, que era el sumo sacerdote; pues escrito está: No maldecirás a un príncipe de tu pueblo» (vs. 5). ¿Cómo se debe entender esta «rectificación»?

Los comentaristas han ofrecido varias explicaciones, desde la explicación que sugiere que él habló esto en ironía («Discúlpenme, hermanos, pero no pensé que este hombre era el sumo sacerdote. No se me ocurrió que un hombre que actuara de tal manera pudiera ser el sumo sacerdote de Dios».) hasta la explicación que sugiere que fue un reconocimiento de pecado («Por un momento olvidé que me estaba dirigiendo al sumo sacerdote. Simplemente perdí la paciencia»).[1]

Es poco probable que Pablo hubiera pronunciado las palabras anteriores sarcásticamente, ya que él siempre mostró respeto debido al oficio honorable (esto sería especialmente el caso en cuanto al sumo sacerdocio), incluso cuando el que ocupaba tal oficio era vil (cf. Hechos 24:10; 26:2, 25). Pablo mismo enseñó a los cristianos que mostraran tal respeto (Romanos 13:7). Por ende, es más probable que Pablo hubiera pronunciado estas palabras como una disculpa por haber hablado apresurada e involuntariamente debido al desconocimiento de la identidad de aquel que lo había mandado golpear.[2] Sin embargo, es más difícil determinar la extensión e implicaciones de tal disculpa.

Lo que sabemos por el Nuevo Testamento en cuanto a la actitud de Pablo es que él siempre se refrenaba de hacer algo que pudiera ofender a la comunidad judía y por ende estorbar su escucha y obediencia al Evangelio de Cristo (cf. 1 Corintios 9:20). Aunque el sumo sacerdote había quebrantado la ley al mandar que se golpeara a Pablo (cf. Levítico 19:15), y aunque el veredicto de Pablo contra él era muy merecido y no debe ser considerado de necesidad como pecaminoso (cf. Mateo 23:27), el apóstol no hubiera profesado, voluntaria y/o públicamente, una condenación que pudiera ser interpretada como una transgresión de la ley judía; él sabía lo que la ley decía (Éxodo 22:28), pero no sabía quién era el objeto de su condenación, y por ende, en deferencia al oficio del sumo sacerdocio, ofreció su disculpa. En vez de que esta disculpa afecte negativamente el carácter y ministerio del apóstol, realmente confirma su declaración previa de que él se esforzaba en vivir «con toda buena conciencia… delante de Dios» (Hechos 23:1).

[1] Reese, Gareth L., Historia del Nuevo Testamento: Hechos [New Testament History: Acts] (Joplin, MO: College Press, 1976), 817-818.

[2] John Gill ha identificado algunas razones por las cuales Pablo pudiera no haber reconocido al sumo sacerdote: Tal vez realmente no lo conocía, ya que el apóstol había estado por mucho tiempo fuera de Jerusalén (además, el oficio del sumo sacerdocio era reemplazado continuamente, algunas veces cada año); tal vez el sumo sacerdote no estaba en su puesto usual; o tal vez no estaba vestido con su hábito oficial. Vea Gill, John, Exposición de Gill sobre toda la Biblia [Gill’s Exposition of the Entire Bible], sobre Hechos 23:5 (Altamonte Springs, FL: Accordance / OakTree Software, 2006).