Mejores oraciones

Resumen

La mejor manera de mejorar su vida de oración es mejorar personalmente, y Jesús nos muestra cómo hacerlo en Su Palabra.

Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra. El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy. Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores. Y no nos metas en tentación, mas líbranos del mal; porque tuyo es el reino, y el poder, y la gloria, por todos los siglos. Amén (Mateo 6:9-13).

Las Escrituras informan que la oración del justo es eficaz (Santiago 5:16), y que se la debería practicar constantemente (1 Tesalonicenses 5:17). ¿Cómo es su vida de oración actual? ¿Cuán frecuentemente ora? ¿Ora en tiempos de aflicción y dolor? ¿También ora para dar gracias cuando las cosas van bien? Consideremos la oración modelo y veamos lo que Jesús nos enseña en cuanto a este sustento espiritual importante.

¿Qué hace la oración por nosotros?

Jesús dijo que la oración produce recompensa del Padre: «Mas tú, cuando ores, entra en tu aposento, y cerrada la puerta, ora a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público» (Mateo 6:6). Las bendiciones de Dios pueden tener una forma física, como el pan diario (vs. 11), pero las bendiciones espirituales como el perdón son mejores que todas las bendiciones materiales. Jesús dijo que Dios nos perdonará de nuestros pecados, si Le pedimos que lo haga (vs. 12; cf. Hechos 8:22), y que también nos librará de la tentación (vs. 13; cf. Hebreos 4:14-16). La oración también nos ayuda a tener una perspectiva correcta ya que, cuando oramos, solemos olvidar las cosas triviales de la vida y nos enfocamos en las cosas que realmente importan. La oración nos ayuda a recordar que Dios tiene el control fundamental de todas las cosas (vs. 13) y que es mejor que se cumpla la voluntad de Dios en el mundo que nuestra propia voluntad (vs. 10). Pero, aunque los beneficios de la oración no sean aparentes a primera vista para aquellos que no conocen al Señor (la expresión «en publico» en el versículo 6 no aparece en muchos manuscritos), son muy reales en las vidas de aquellos que han aprendido a confiar en el Señor.

¿Qué podemos hacer para mejor nuestras oraciones?

Primero, debemos asegurarnos de que ofrezcamos nuestras oraciones para la gloria de Dios, no la nuestra. Jesús dijo que los hipócritas oran para ser vistos y ser glorificados por la gente debido a su piedad percibida (vs. 5). Pero el que se acerca a Dios con la actitud adecuada siempre se dirigirá a Él con reverencia (vss. 9, 13). También podemos mejorar nuestras oraciones al aprender a perdonar a otros. Muchas de las versiones traducen (correctamente) el versículo 12 de esta manera: «Perdónanos nuestras ofensas, así como perdonamos a nuestros deudores». No podemos rogar el perdón de Dios si no estamos dispuestos a extender perdón a otros. Nuestras oraciones también pueden ser mejoradas a través de los actos anónimos de bondad y servicio (vss. 1-4) y los actos privados de devoción (vss. 5-6, 16-18). Cuando más tratemos de hacer en secreto nuestras buenas obras, estas resplandecerán más, y Dios recibirá la gloria de tales obras en vez de nosotros (Mateo 5:14-16). Si queremos que nuestras oraciones mejoren, debemos determinar que nos enfocaremos más en otros que en nosotros mismos.

¿Por qué algunas veces no siento el deseo de orar?

Si la oración es tan buena para mí, ¿por qué a veces es difícil orar? Personalmente, yo no siento deseo de ejercitarme si sé que no he estado comiendo saludablemente o si sé que no voy a continuar con la rutina ya que pienso que entonces el ejercicio no será muy beneficioso. ¿Por qué hacerlo? Si sé que mi vida no está reflejando el camino cristiano, si sé que solamente oro para pedir perdón o para agradar a otros, pero mi vida carece de espiritualidad y actos de servicio, mis oraciones serán vacías. Nadie quiere ser un hipócrita que ora solo para aparentar. Si usted siente que oraciones no están siendo oídas, tal vez necesite considerar más profundamente su corazón para analizar su vida espiritual. La mejor manera de mejorar su vida de oración es mejorar personalmente, y Jesús nos muestra cómo hacerlo. Abra Su Palabra y aprenda de ella.