La Creación de Satanás

Sed sobrios, y velad; porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar; al cual resistid firmes en la fe, sabiendo que los mismos padecimientos se van cumpliendo en vuestros hermanos en todo el mundo (1 Pedro 5:8-9).

La creación de Satanás es un tema de preocupación para mucha gente, especialmente para aquellos que no entienden el rol que Satanás tiene en el plan de Dios. Aunque esto parezca difícil de imaginar, incluso Satanás tiene un propósito. Nosotros no sabemos mucho en cuanto al origen de Satanás—o de cualquier otro ángel. ¿Cuándo fueron creados? Sabemos que fueron creados (Juan 1:3). También sabemos que hay “ángeles que pecaron” (2 Pedro 2:4) y que fueron arrojados de su estado previo. Probablemente estos fueron los mismos ángeles que “no guardaron su dignidad, sino que abandonaron su propia morada” (Judas 6). Parece haber una conexión entre estos ángeles y Satanás (Judas 9). Ya que sabemos que hay ángeles en asociación con el diablo (Mateo 25:41), entonces es razonable sugerir que Satanás pudo haber sido el líder de estos ángeles rebeldes. No se dice nada en cuanto a su acto de rebelión; tal vez esto se realizó antes de la creación o tuvo que ver con la tentación de Adán y Eva. El silencio de las Escrituras en tales asuntos indica que estos detalles no son relevantes para nosotros (cf. Deuteronomio 29:29). Lo importante es el hecho que Dios no dejó sin castigo a los ángeles rebeldes aun cuando fueron parte de Su creación. Pedro y Judas usaron esta información para enseñarnos que Dios nos castigará si es que somos infieles a Él.

Algo más que sabemos es que Satanás tiene un rol en el plan de Dios (un hecho que Satanás mismo conoce). También podemos estar seguros de que el diablo no fue creado como un ser malo; esta fue una elección que él tomó por sí mismo. Dios no crea el mal; todo lo que Dios hace es “bueno en gran manera” (Génesis 1:31). Esto incluye al árbol de la ciencia del bien y del mal (Génesis 2:9) y al hombre que Dios creó para cuidar el huerto (Génesis 2:15). Adicionalmente, Dios fue el Autor de la ley que prohibía que el hombre comiera del fruto del árbol de la ciencia del bien y del mal. Este mandamiento también fue bueno (cf. Romanos 7:12), aunque ofrecía al hombre la oportunidad de rebelarse contra Dios y apartarse del favor de Dios. Antes del pecado, todo en el mundo era bueno. Solamente después del pecado el hombre experimentó el conocimiento del mal. (Esto puede explicar el nombre que Dios dio al árbol). [Nota del Editor: Para más información en cuanto a la creación del árbol de la ciencia del bien y del mal, lea ¿Por Qué Creó Dios el Árbol de la Ciencia del Bien y del Mal?].

Cuando Satanás llegó, usó el árbol, al hombre y el mandamiento de Dios (cosas buenas) para producir pecado y muerte en el mundo, y finalmente la sombra del mal hizo que todo luciera diferente. Cuando Pablo declaró que los mandamientos de Dios son inherentemente buenos, dijo: “¿Luego lo que es bueno, vino a ser muerte para mí? En ninguna manera; sino que el pecado, para mostrarse pecado, produjo en mí la muerte por medio de lo que es bueno, a fin de que por el mandamiento el pecado llegase a ser sobremanera pecaminoso” (Romanos 7:13). Satanás pudo tomar tres cosas buenas y usarlas para lograr el mal. ¡Esto debería ayudarnos a ver cuán vil es Satanás!

¿Por qué creó Dios a Satanás? ¿No supo lo que él haría? ¡Absolutamente! Podemos concluir que Dios creó a Satanás por la misma razón que plantó el árbol del conocimiento en el huerto y por la misma razón que mandó al hombre a abstenerse del fruto de ese árbol. Dios no tuvo el propósito de destruir al hombre; en cambio, quiso dar al hombre la oportunidad de mostrar su amor por Él de una manera que no podía ser posible sin la capacidad de ejercer el libre albedrío. En otras palabras, el hombre necesitaba un objeto alternativo para su afecto. ¿Y qué alternativa podía haber ofrecido Dios? Si Dios hubiera ofrecido una alternativa que tuviera un tono de bondad, entonces hacer la elección correcta hubiera sido más difícil. Algunos colores son tan parecidos que puede ser difícil que la persona promedio los diferencie (e.g., por ejemplo, el negro con el azul marino), pero la diferencia entre el color blanco y el negro es aparente. En vez de ofrecer un tono diferente de bondad, la alternativa que Dios ofreció fue claramente muy cruel y siniestra—lo opuesto de la bondad de Dios. Por ejemplo, Dios no dio a Israel la elección entre la vida en un monte y la vida en un valle, sino les dio la elección entre la vida y la muerte (Deuteronomio 30:19).

Dios nunca nos forzará a amararle. Él nos dará la oportunidad de servirle, y siempre hará que la elección sea clara. ¿Decidirá servir a Dios en vez de a Satanás?