¿Es el Cristianismo el Problema?

Resumen

El cristianismo es bueno para la sociedad. Si toda la gente siguiera a Jesús hoy, el mundo sería un mejor lugar mañana.

La división entre lo sagrado y lo secular crece cada vez más. Muchos laicos consideran a los cristianos como fanáticos odiosos y sentenciosos. Algunos les consideran como elitistas matones.

Tal grupo cree que la mayoría de los problemas, aflicciones y guerras del mundo se debe al pensamiento supersticioso primitivo de los antepasados, los ideales discriminatorios de los cristianos, y las ideologías barbáricas de la Biblia.

Algunos defensores del cristianismo se consideran la única fuente de lo bueno en la sociedad y quieren crear una ciudad moderna de Dios al fusionar la iglesia y el estado.

Tomemos un enfoque más balanceado. Los cristianos no tienen el monopolio en cuanto a lo bueno. Frecuentemente la gente secular tiene un enfoque comunitario y es filantrópica. Los que no tienen religión pueden amar a sus vecinos y ser amigos generosos, ciudadanos excepcionales y padres amorosos. Frecuentemente los que tienen otra religión son amables, benévolos y de mente abierta. Por otra parte, algunos que declaran seguir a Jesús no reflejan mucho el carácter de Jesús. Ciertamente hay algunas personas religiosas farisaicas.

Sinceramente, ambos bandos deben evitar el estereotipo. Este artículo se trata del cristianismo, así que definamos lo que es.

No estamos defendiendo a la religión en general. Algunas religiones han sido un catalizador de muchos de los problemas del mundo, y hoy incluso son una amenaza para la coexistencia pacífica de la humanidad. El cristianismo es una religión, pero no es parte de tales religiones. Se debe considerar de manera individual la validez de cada religión. Es fácil decir sin investigar: “Todas las religiones son iguales”. Pero lo fácil no siempre es lo mejor. Nosotros tenemos la capacidad, el tiempo y la inteligencia de leer, comparar y hacer una evaluación justa. Para ser intelectualmente honestos, debemos hacer esto. “Venid ahora, y razonemos” (Isaías 1:18, LBLA).

No estamos defendiendo a lo que se llama “cristiandad”. No se debe defender la religión de hombres que vagamente declaran afinidad con el cristianismo (Marcos 7:7-9). Se ha fundado muchas iglesias en los 2,000 años pasados que declaran pertenecer a Jesús pero que Él no aprueba (Mateo 15:13). Entre otros errores, tales iglesias perpetraron las Cruzadas, la tortura de herejes y la intolerancia despiadada.

Jesús edificó Su iglesia como la quiso (Mateo 16:18; Hechos 2) y prohibió que se la adulterara (cf. Apocalipsis 22:18-19). Los que violan Su voluntad, cambian Sus patrones y editan Sus doctrinas, crean algo diferente a Su iglesia (Gálatas 1:6-9). Como es de esperarse, tales religiones no funcionan de la manera que se desea.

Solamente la enseñanza del Nuevo Testamento—en su totalidad—produce la iglesia de Cristo. La obediencia al Evangelio produce cristianos (Hechos 2:38; 8:35-40). La imitación de Cristo produce una vida religiosa (Mateo 1-Juan 21; 1 Pedro 2:21-22).

Culpar al cristianismo por sus imitaciones baratas es como quejarse de que un billete falsificado no tenga valor (Proverbios 14:12; Jeremías 10:23). La presencia de falsificaciones no niega el valor de lo genuino. El cristianismo adulterado no tiene el poder de salvar, pero el poder todavía reside en el original (Romanos 1:16).

No estamos defendiendo a cualquiera que lleve el nombre de Cristo. Frecuentemente se juzga al cristianismo por las fallas de algunos, pero no debería ser así. Esto es similar a la historia de un hombre que compró un cerdo de un granjero. En la camada, había seis cerdos saludables y bien formados. También había un cerdo deforme y débil. Cuando el hombre escogió a este cerdo, el granjero dijo: “No escoja a ese cerdo; escoja a uno de los mejores”. El hombre dijo: “No, quiero a este”. Mientras salía, el hombre dijo: “Iré donde los otros granjeros y les contaré en cuanto a la clase de cerdos que cría”. ¿Fue eso justo?

Nadie sigue perfectamente el Evangelio (1 Juan 1:6-10). Hay fallas morales, éticas y personales entre los seguidores de Cristo, aunque tal vez menos de lo que muchos suponen. Esto no prueba que el Evangelio no sea eficaz. Jesús tuvo a Judas entre los apóstoles. Él advirtió que “el amor de muchos se enfriará” (Mateo 24:12).

Los profesores universitarios más inteligentes tienen estudiantes que fracasan en sus clases. Es injusto señalar tales fracasos como evidencia de enseñanza pobre o de una institución fracasada. Todos los doctores fallan en curar a algunas personas; todos los hospitales pierden a pacientes. Es injusto decir que un hospital grande “dejó que cien personas murieran el año pasado” cuando se salvó a miles, o decir que un doctor no puede curar a nadie ya que no pudo ayudar a una persona.

La pregunta sigue siendo: “¿Es el cristianismo el problema?”. Juzgue por sí mismo.

Los cristianos tratan a los demás de la manera que desean ser tratados y son amables con aquellos que no lo son.

Jesús dijo: “Así que, todas las cosas que queráis que los hombres hagan con vosotros, así también haced vosotros con ellos” (Mateo 7:12). Su filosofía famosa, “Amarás a tu prójimo como a ti mismo” (Marcos 12:31), Le guio a tratar a cada persona como igual—independientemente de su raza, género, posición, educación o tierra (cf. Juan 4). Hoy toda persona es digna de las Buenas Nuevas de Dios.

Los cristianos creen que se debe dar la otra mejilla y que se debe amar a los enemigos (Mateo 5:39,44). Algunas veces la gente puede ser abusiva. Los que tienen la filosofía de que la fuerza hace el derecho abusarán de otros si tienen la oportunidad de hacerlo (cf. 2 Timoteo 3:12). Esto es inevitable. Responder con gracia muestra que el amor es más poderoso que el odio. Esto es irresistible.

Los cristianos ayudan a los enfermos, los abandonados y privados de derechos—sin esperar nada a cambio.

Jesús pasó mucho de Su tiempo en la tierra ayudando a las viudas, los pobres, los extraños, las mujeres y los niños (Mateo 19:14; Hechos 1:1). Los publicanos, los pecadores y los marginados fueron bienvenidos a Su círculo (Lucas 3:12; 5:27-32; 7:37-50; 19:2-10).

Él enseñó: “de gracia recibisteis, dad de gracia” (Mateo 10:8); “haced bien, y prestad, no esperando de ello nada; y será vuestro galardón grande” (Lucas 6:35). Los que han sido inspirados por Su ejemplo han fundado muchos de los hospitales para enfermos, orfanatos para niños abandonados y hogares para mujeres maltratadas.

Los estudios muestran que es más probable que los cristianos hagan buenas obras. Ellos emplean más de su tiempo y donan más para las causas buenas. Cuando ocurre un desastre, ellos están entre las primeras personas que responden a la catástrofe.

Como ciudadanos, los cristianos obedecen la ley y pagan sus impuestos.

Los cristianos respetan las leyes (1 Timoteo 1:9), obedecen a las autoridades civiles (Romanos 13:1-7) y pagan sus tributos (Mateo 17:24-27; Romanos 13:7). La única excepción es si la ley civil contradice la ley divina (Hechos 5:29). En general, la religión contribuye alrededor de $1.2 billón al año a la economía (más que Google, Apple y Amazon en combinación).

Como vecinos, los cristianos viven en paz con otros.

Básicamente en todas las comunidades a través de la nación, los cristianos y los que no lo son viven juntos en armonía. Ellos pueden estar en desacuerdo profundo en cuanto a muchos temas, pero se llevan bien.

Los cristianos creen en hablar la verdad con amor (Efesios 4:15) y estar “en paz con todos los hombres” (Romanos 12:18; cf. Hebreos 12:14). Pacíficamente, trabajan y proveen para sí mismos (2 Tesalonicenses 3:12). Oran para que los líderes les permitan vivir “quieta y reposadamente” (1 Timoteo 2:2).

En vez de hacer alborotos y demandar, los cristianos tratan de tener una vida reservada. Salomón escribió: “Teme a Jehová, hijo mío, y al rey; no te entremetas con los veleidosos” (Proverbios 24:21).

La paz en la sociedad comienza en el corazón. El perdón guía a la paz con Dios (Romanos 8:1). La paz con Dios guía a la paz mental (Filipenses 4:6). La paz personal guía a la paz con otros (Proverbios 16:7).

En cuanto al enfoque de la vida, los cristianos creen que la vida aquí es una preparación para la vida en el más allá (Eclesiastés 12:13-14).

Los cristianos viven en dos mundos—uno físico y visible y otro espiritual e invisible (Filipenses 3:20). Luchan contra la maldad espiritual (Efesios 6:12). Estas batallas se desarrollan mientras Satanás tienta a la gente con los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida (1 Pedro 5:8; 1 Juan 2:16).

Creer que darán cuenta por su comportamiento les motiva a vivir sobria, justa y piadosamente (2 Corintios 5:10; Tito 2:12). Hay un cielo que ganar y un infierno que evitar (Mateo 25:46; Lucas 16:23).

Sexualmente, los cristianos creen en la modestia, la pureza y la fidelidad marital.

La enseñanza bíblica en cuanto a la moralidad difiere del enfoque moderno de muchos. Se puede ver el ideal original de Dios en el Edén. Ya que no era bueno que el hombre estuviera solo (Génesis 2:18), Dios tomó una costilla del hombre, hizo a Eva, y la trajo a Adán como esposa.

En tal ocasión, Dios expresó Su diseño para el hogar en 23 palabras simples: “Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne” (2:24). Él les mandó a multiplicarse (Génesis 1:28). Al principio Dios no les dio instrucciones específicas en cuanto al divorcio o las relaciones entre el mismo sexo. Pero luego lo hizo, confirmando el ideal original de la relación entre un varón y una mujer por toda la vida (Mateo 19:9; Romanos 1:24-27; 1 Corintios 6:9-11).

Requiere esfuerzo conservar la mente limpia (Mateo 5:28) y el cuerpo en decoro (1 Timoteo 2:9), tratar al sexo opuesto con respecto (1 Timoteo 5:1-2), y mantener la pureza en la soltería (2 Timoteo 2:22) y la fidelidad en el matrimonio (Santiago 2:11). Pero esto evita los problemas que la promiscuidad causa (Proverbios 13:15), incluyendo

  • la adicción al sexo,

  • la atención vergonzosa o no solicitada,

  • las demandas o la pérdida del trabajo,

  • las enfermedades sexuales o la infertilidad,

  • el divorcio y/o la pensión alimentaria

  • y el conflicto y/o la soledad.

Involucrarse en relaciones sexuales y jactarse de esto en los sitios sociales puede ser popular, pero no es algo sabio al final. La vida cristiana es saludable, física, emocional y espiritualmente (1 Corintios 6:18-20).

El plan de Dios para el sexo no se adapta a la cultura (Hebreos 13:4,8). Llamar a lo malo bueno, y a lo bueno malo, no cambia las cosas (Isaías 5:20). La Palabra inmutable de Dios juzgará a todos al final (Juan 12:48; Judas 3). A la vez, los cristianos saben que cada persona tiene el derecho de escoger el plan de Dios o rechazarlo. En ningún lugar la Biblia nombra a los cristianos como policías de Dios para forzar un cambio en el comportamiento sexual de los que no son cristianos (1 Corintios 4:5).

Como familia, los cristianos creen en compromisos de por vida, y al mismo tiempo ayudan a aquellos que no tienen familia.

Los cristianos creen en el matrimonio (Proverbios 18:22; 1 Timoteo 5:14); creen en el matrimonio que dura toda la vida (Mateo 19:6-9; Romanos 7:1-4). Ellos consideran a los niños como bendiciones para amar, apoyar y educar (Salmos 127:1-5; 1 Timoteo 5:8). Creen en cuidar a los padres que envejecen (1 Timoteo 5:16) y ayudar a aquellos que no tienen quién cuidarles (Santiago 1:27).

Los cristianos creen en la enseñanza sin coerción.

Esparcir las Buenas Nuevas es esencial para el cristianismo. El último mandamiento de Jesús en la tierra fue: “Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura. El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado” (Marcos 16:15-16).

Así que los cristianos van. Los cristianos enseñan. Los cristianos no manipulan, fuerzan o intimidan. Ningún cristiano está autorizado a producir sumisión por medio de la fuerza física, las prácticas fanáticas o la amenaza de la espada. En el mercado de ideas, se necesita proponer el Evangelio; este es poderosamente atractivo por sí mismo (Juan 12:32). Es como perfume en un frasco. Si se lo deja salir, esto se encargará del resto.

Así como los agricultores, los discípulos plantan semillas, las riegan (1 Corintios 3:6) y esperan que Dios dé el crecimiento (3:9). Él atrae a los pecadores con el amor sacrificial (Romanos 5:6-8), el ofrecimiento de una vida mejor (Juan 10:10), y la promesa de la eternidad en un lugar inimaginablemente maravilloso (Apocalipsis 21).

El cristianismo es bueno para la sociedad. Si todos siguieran a Jesús hoy, el mundo sería un mejor lugar mañana.

Es incluso mejor para cada persona. Guía a mejor salud, vidas más felices y más prolongadas.[1] El cristianismo es grandioso hoy, pero con el cristianismo, lo mejor todavía está por venir.

Referencia

[1] Moll, Rob (2014), “Los Enlaces Sorprendentes Entre la Fe y la Salud” [“The Surprising Links Between Faith and Health”], Relevant, https://relevantmagazine.com/life/surprising-links-between-faith-and-health.