El movimiento del agua y la integridad bíblica

Resumen

¿Cómo se puede explicar el registro en Juan 5:3-4 en cuanto al movimiento del agua? ¿Afecta esto la integridad bíblica?

Aunque durante los siglos los escépticos han presentado muchas acusaciones contra la integridad de la Biblia, la prueba de su origen divino continúa siendo autoevidente. Sin embargo, algunos declaran que la Biblia endorsa las supersticiones comunes que caracterizaban a la gente poco civilizada de la antigüedad. Uno de estos casos tiene que ver con el hombre enfermo que yacía cerca del estanque de Betesda. La Versión Reina Valera de 1960 dice:

Y hay en Jerusalén, cerca de la puerta de las ovejas, un estanque, llamado en hebreo Betesda, el cual tiene cinco pórticos. En éstos yacía una multitud de enfermos, ciegos, cojos y paralíticos, que esperaban el movimiento del agua. Porque un ángel descendía de tiempo en tiempo al estanque, y agitaba el agua; y el que primero descendía al estanque después del movimiento del agua, quedaba sano de cualquier enfermedad que tuviese. Y había allí un hombre que hacía treinta y ocho años que estaba enfermo. Cuando Jesús lo vio acostado, y supo que llevaba ya mucho tiempo así, le dijo: ¿Quieres ser sano? Señor, le respondió el enfermo, no tengo quien me meta en el estanque cuando se agita el agua; y entre tanto que yo voy, otro desciende antes que yo. Jesús le dijo: Levántate, toma tu lecho, y anda. Y al instante aquel hombre fue sanado, y tomó su lecho, y anduvo. Y era día de reposo aquel día (Juan 5:2-9).

Note que el hombre (y «una multitud») creía la idea popular en cuanto a la aparición periódica de un ángel que agitaba el agua del estanque. No se debe culpar a la Biblia de aprobar esta idea simplemente porque reporta lo que ellos creían—como se puede ver por los comentarios del mismo hombre enfermo. En realidad, Jesús no dijo nada que diera credibilidad a esta creencia. Sin embargo, las palabras en negritas en el pasaje anterior dan la impresión de que el escritor inspirado del libro de Juan también creía la superstición. En este caso, ¿acredita la Biblia esta noción extravagante, poniendo en duda su propia inspiración?

Primeramente, se debe reconocer que la idea de que Dios mande a un ángel para agitar el agua de un estanque, punto en el cual el agua sea dotada de poderes milagrosos de sanidad, es una noción sin sentido que no caracteriza al Dios de la Biblia (a diferencia del «Dios» del Corán).[1] Jesús pudo haber ayudado al hombre a llegar al agua, pero no lo hizo. Segundo, Dios tampoco pondría a personas enfermas en competencia mutua, permitiendo solamente que una se beneficie de la sanidad, ya que Él no muestra parcialidad (Deuteronomio 10:17; Hechos 10:34; Romanos 2:11). Tercero, tal suceso contradijera la propia explicación bíblica del propósito de los milagros; los milagros de sanidad no eran simplemente para sanar o aliviar el dolor.[2]

La respuesta adecuada para este reto a la integridad bíblica es el hecho de que la última parte de Juan 5:3 y la totalidad del versículo cuatro no son parte del escrito inspirado de Juan. Los manuscritos más antiguos y confiables omiten las palabras, y los eruditos están de acuerdo unánime en que la preponderancia de evidencia muestra que su naturaleza espuria es «fundamentalmente obvia».[3] El renombrado erudito en griego, A.T. Robertson, observó: «Es un alivio para muchos saber que el versículo es espurio».[4] La mayoría de las traducciones modernas omiten las palabras del texto, relegándolas a una nota al pie de página. Entre los eruditos de la iglesia de Cristo, J.W. McGarvey, Guy N. Woods, David Lipscomb, George DeHoff, Frank Pack, Burton Coffman y B.W. Johnson reconocieron las palabras como extrabíblicas. [Nota: Los que piensan que las diferencias en manuscritos de alguna manera descartan la integridad de la Biblia, deben tener en cuenta que los críticos textuales principales del mundo han demostrado que las copias que circulan del Nuevo Testamento no difieren de manera considerable del original].[5]

[1] Vea Miller, Dave (2005), El Corán al descubierto [The Quran unveiled] (Montgomery, AL: Apologetics Press), pp, 60-61.

[2] Miller, Dave (2009), «Los milagros modernos, el don de lenguas y el bautismo del Espíritu Santo: Una refutación», Apologetics Press, http://espanol.apologeticspress.org/espanol/articulos/240088, 23[3]:17-23.

[3] Metzger, Bruce (1971), Un comentario textual sobre el Nuevo Testamento griego [A textual commentary on the Greek New Testament] (Nueva York: United Bible Societies), p. 209.

[4] Robertson, A.T. (1932), Descripciones de palabras del Nuevo Testamento [Word pictures in the New Testament] (Nashville, TN: Broadman Press), 5:79.

[5] Vea Miller, Dave (2005), «¿Es Marcos 16:9-20 inspirado?» [«Is Mark 16:9-20 inspired?»], Reason & Revelation, Apologetics Press, http://www.apologeticspress.org/articles/2780, 25[12]:89-95.