El fundamento moral humano

Resumen

Por el bien de la existencia terrenal humana y su bienestar eterno, el hombre debe aceptar a Dios según Sus términos.

Pregunta

«¿Cuál es el fundamento de la moralidad humana?».

Respuesta

El Diccionario Merriam-Webster define «ley moral» de la siguiente manera: «una regla general de vida correcta, especialmente: tal regla o grupo de reglas concebidas como universales e inmutables y que tienen la aprobación de la voluntad de Dios, de la conciencia, de la naturaleza moral humana o de la justicia revelada en la razón humana».[1]

El Dios todopoderoso, el único Dios de la Biblia, es la fuente fundamental de la ley moral. Sin Él, ¡no existe fundamento para las leyes morales!

Dios creó a la humanidad con una naturaleza moral consciente que le ayuda a apegarse a lo que cree que es correcto hacer. Sin embargo, la mente debe conocer y aceptar las reglas del Dios verdadero para que la conciencia pueda ayudarla y guiarla a la aprobación de Dios. Saulo de Tarso, quien causó el arresto, persecución y muerte de cristianos, fue un enemigo acérrimo de Jesús de Nazaret y Su iglesia antes de que se diera cuenta de que Jesús era el Cristo, el Hijo de Dios y el Mesías. Una vez que llegó a la conversión, Saulo (Pablo) también llegó a ser un firme defensor del cristianismo del cual había sido enemigo. Pero incluso en su estado previo al cristianismo, él había vivido «con toda buena conciencia» (Hechos 23:1).

La Biblia es el fundamento de las leyes morales del hombre, y para la gente que vive en esta tercera era de la religión dada por Dios (el cristianismo), el Nuevo Testamento es el fundamento de las leyes morales (Hebreos 8:13; Mateo 26:28; 2 Corintios 3:6). Nosotros debemos acudir a la Biblia divinamente inspirada, enfocándonos en el Nuevo Testamento. La Palabra de Dios, la Biblia, es una «regla o grupo de reglas concebidas como universales e inmutables y que tienen la aprobación de la voluntad de Dios…». Además, las reglas de Dios son naturales y razonables, dadas para el beneficio de la humanidad. Por ejemplo, no es natural o razonable matar arbitrariamente a otros seres humanos o hurtar algo de ellos. Tampoco es práctico exterminar a los humanos o hurtar sus posesiones o a los miembros de sus familias (e. g., esposas). Esto, al menos, fijaría a cada persona contra los demás.

Desde luego, los seres humanos han tenido una larga historia de violación de las reglas de Dios bajo el patriarcado, el judaísmo y el cristianismo (e. g., en el huerto del Edén, durante la vida de Noé, durante el reinado de David, en las naciones paganas y en los casos de Judas, Ananías y Safira, y Demas). La iglesia del primer siglo en Corinto es un ejemplo claro de tal corrupción moral (1 Corintios 6:9-11). Romanos 1:18-32 luce como una página de los periódicos actuales de un mundo que continúa despreciando el fundamento de las leyes morales humanas: al Dios todopoderoso que no nos ha dejado sin luz escritural.

Frecuentemente lo que hoy se promueve como moralidad en nuestro mundo es una corrupción del plan de Dios para el hombre o algo completamente contrario a Su voluntad. Las naciones y sociedades sustituyen las leyes divinas por cualquier imaginación opuesta a Dios, nuestro Creador y Juez final. El hombre continúa viviendo como si no hubiera fundamento para las leyes morales. No obstante, el hombre tiene dentro de sí mismo un mecanismo innato de reconocimiento moral, una conciencia, que rutinariamente abusa. Por el bien de la existencia terrenal humana y su bienestar eterno, el hombre debe regresar a Dios según Sus términos para la vida humana (lo cual es revelado en el Nuevo Testamento).