“Dejé a la Iglesia Después de una Mala Experiencia. ¿Por Qué Debería Regresar?”

Resumen

¿Ha dejado la iglesia debido a una mala experiencia y ahora no sabe si debe regresar? Permítanos ofrecerle algo de ánimo.

Últimamente, la puerta trasera de la iglesia ha estado más llena que la puerta delantera. Muchos han salido, diciendo: “Ya no puedo ir; estoy muy ocupado”; o “Me he cansado de la religión organizada”; o “He tenido una mala experiencia. Nunca regresaré”.

¿Ha causado alguna mala experiencia que usted salga por la puerta trasera?

De manera entendible, algunos tienen dudas de regresar. Quieren protegerse del daño adicional. Algunos piensan que se les ha engañado, que han perdido su tiempo con la iglesia. Los cristianos oyen cosas como: “Sé que necesito regresar, pero tengo miedo de lo que otros dirán”; y: “Me gustaría comenzar a ir a la iglesia, pero nunca he ido y tengo miedo de hacer algo equivocado y pasar vergüenza”.

¿Podemos ofrecerle algo de ánimo? El amor de Dios es inquebrantable; Su sabiduría es insuperable (Romanos 11:33). Jesús desea que usted vaya al cielo más de lo que puede imaginar (Juan 14:2). El lapicero del Espíritu está listo para registrar su nombre (Filipenses 4:3). Aquí hay algunas cosas que considerar mientras se prepara para hacer un nuevo esfuerzo.

El pródigo que regresa es bienvenido con una celebración (Lucas 15).

Es difícil explicar cuánto le importa a Dios. Él no solamente sabrá en cuanto a su decisión, sino también la anunciará a Sus ángeles. “Así os digo que hay gozo delante de los ángeles de Dios por un pecador que se arrepiente” (Lucas 15:10). No solamente Se alegrará por su regreso, sino también correrá a recibirlo (15:20).

Considere la mirada retrospectiva.

Es importante determinar lo que pasó antes que dejara a la iglesia para que evite una recaída. La gente suele cometer los mismos errores. Nuestras personalidades y hábitos previos influencian nuestras decisiones.

¿Fue un líder de la iglesia el problema? Algunas personas han experimentado trato terrible de parte de algunos líderes religiosos—abuso físico, manipulación fanática y fraude financiero. Los líderes religiosos corruptos son raros, pero hay algunos—especialmente donde se enseña falsa doctrina en conflicto con la naturaleza humana (e.g., la prohibición al matrimonio) o donde se permite la mundanidad (e.g., la ética flexible) [1 Timoteo 4:3; Judas 4-19].

Tales fracasos morales son inaceptables y no deben ser ignorados. Aunque el amor cubre multitud de pecados (1 Pedro 4:8), no ignora el pecado. En cambio, demanda penitencia y responsabilidad.

Jesús dijo: “Cualquiera que haga tropezar a uno de estos pequeñitos que creen en mí, mejor le fuera si se le atase una piedra de molino al cuello, y se le arrojase en el mar” (Marcos 9:42). Los líderes impenitentes enfrentarán un destino peor que el ahogamiento cuando sea tiempo del Juicio (Mateo 25:41). El arrepentimiento está disponible para todos (1 Timoteo 1:15), pero esto no elimina las consecuencias terrenales.

Regresar a la misma iglesia puede no ser una opción. Al considerar una nueva iglesia, es importante conocer a sus ancianos, diáconos y predicadores. Considere esta lista de control. Los líderes piadosos…

  1. demuestran el fruto del Espíritu (Gálatas 5:22-23).

  2. no son arrogantes o egocéntricos (Proverbios 16:5; Filipenses 2:4-6).

  3. son responsables y se someten al ancianado (Hebreos 13:17; cf. Judas 8).

  4. ejemplifican el comportamiento que esperan que otros demuestren (1 Corintios 11:1).

  5. consideran a cada miembro como alguien que tiene igual valor que ellos (Romanos 12:3-16).

  6. son justos y no muestran favoritismo (1 Timoteo 5:21; Proverbios 16:8).

  7. no tienen problemas en controlar su carácter (Efesios 4:31).

  8. enseñan las mismas verdades a todos (1 Corintios 4:17).

  9. no mienten (Efesios 4:25).

  10. no ignoran a los miembros nuevos o inmaduros, sino los ayudan a desarrollarse (Efesios 4:11-13).

  11. son pacificadores, no manipuladores (Proverbios 16:7; Santiago 3:17-28).

  12. son transparentes, pero respetan la privacidad (Proverbios 20:19).

  13. permiten que otros planteen sus desacuerdos con respeto mutuo (1 Tesalonicenses 5:21; Tito 2:7; 1 Pedro 3:15).

  14. se acompañan de personas que no solamente los favorecen (Proverbios 16:13; 15:22).

  15. se comunican clara y frecuentemente (Salmos 37:30; Efesios 4:15).[1]

¿Tuvieron la culpa algunos miembros? Algunos “cristianos” son menos de lo que deberían ser, y otros pocos están realmente sumidos en el pecado. No se debe excusar a tales personas, sino se debe demandar arrepentimiento (Apocalipsis 2:5,16,21-22; 3:3,19). Las iglesias no deberían ignorar el chisme, la calumnia, el orgullo, la ira, el racismo, el pecado sexual, la avaricia, la deshonestidad, la división o la ebriedad (Proverbios 20:1; 23:29-34; Efesios 5:18). Dios “resiste a los soberbios, y da gracia a los humildes” (Santiago 4:6). Pablo escribió: “Ninguna palabra corrompida salga de vuestra boca” (Efesios 4:29). Dios habla seriamente contra aquellos que promueven división (Tito 3:10).

Pero puede ser útil considerar esto de una manera diferente. La iglesia existe ya que hay gente pecadora que necesita cambiar (Romanos 3:23-26; Efesios 3:9-11). Como alguien ha dicho, “la iglesia no es un museo para santos, sino un hospital para enfermos”.[2] La iglesia es una escuela para el discipulado. Nos transporta desde el lugar donde estamos hasta el lugar donde debemos estar. Puede haber problemas en el camino. Dios está desarrollando a Su pueblo imperfecto mientras ellos edifican Su iglesia. Él pudo haber hecho Su obra de manera diferente, pero escogió usarnos. Entonces, lo que puede molestarnos también puede asombrarnos. Tenemos asientos de primera fila para ver la obra transformadora de Dios.

¿Realmente tuvo la culpa la iglesia? Cuando alguien se va, algunas veces no es la culpa de la iglesia. Algunos simplemente no dan a la iglesia la oportunidad adecuada de explicar o corregir un problema. Otros nunca llegan a tener una conversión verdadera, siguen amando el pecado, y continúan en una vida mundana. Otros malentienden a la iglesia y van para ser entretenidos o consentidos. Con una mentalidad que exige derechos en vez de un corazón de servicio, tales personas siempre están tambaleando entre la iglesia y el mundo. Algunos muestran tal actitud cuando presentan las siguientes excusas: “No fui dos semanas y nadie me llamó”; o: “Pedí al predicador que visitara a mi vecino y no lo hizo”.

Evalúe honestamente su experiencia. En algunos casos, la iglesia puede haber tenido parte de la culpa. De no ser así, regrese con expectativas diferentes.

Regrese para seguir las pisadas de Jesús (1 Pedro 2:21-22).

Independientemente de lo malo que haya sucedido, Jesús no tuvo la culpa, pero Él sabe lo que se siente ser maltratado.

Pablo dijo a Timoteo que, cuando fue procesado por su fe, todos lo abandonaron—excepto Alguien: “el Señor estuvo a mi lado, y me dio fuerzas” (2 Timoteo 4:17). Dios nunca nos abandonará (Hebreos 13:5-6). Dejar a la iglesia porque un miembro nos ofende es como divorciarse del cónyuge porque no nos gusta nuestro jefe. Si ponemos nuestra fe en Jesús, nunca seremos decepcionados (Salmos 31:1; Marcos 7:37). Nunca se debe culpar a Jesús; y Él es la razón por la cual llegamos a ser parte de la iglesia en primer lugar.

Puede ser difícil superar una mala experiencia en la iglesia, pero no es saludable vivir en el pasado espiritual (Filipenses 3:13). Si se nos trató sin amor, todavía debemos amar (Juan 13:35). Jesús lo hizo (1 Pedro 2:23; 3:9). Si se nos golpeó “en la mejilla”, debemos dar la otra (Mateo 5:39). Jesús lo hizo (Lucas 23:34). Sin amor, la vida es desagradable y vacía (1 Corintios 13:1-3).

El amor supera el resentimiento. “[N]o se ponga el sol sobre vuestro enojo” (Efesios 4:26). Proteja su corazón diligentemente, ya que de él mana la vida (Proverbios 4:23). De la boca sale lo que se encuentra en el corazón (Mateo 12:34). Si no se arranca las semillas de resentimiento y molestia, pueden llegar a ser raíces amargas que crecen y contaminan (Hebreos 12:15). Así que, cuando alguien lo traicione, haga lo bueno por tal persona.

El amor ora y hace lo bueno por los enemigos (Mateo 5:44; Lucas 6:27). El amor bíblico no es una emoción; es una decisión. Busca el bien de otros, así que incluso podemos amar a quienes no nos gustan. Cristo, el Santo, sufrió por los injustos (Romanos 5:6-8). El Impecable, murió por los pecadores (1 Pedro 2:22-24). Orar por los que nos hieren es difícil, pero produce las bendiciones de Dios.

El amor busca la santidad, incluso si otros no la buscan (1 Pedro 1:16). La santidad simplemente es la verdad interiorizada y practicada.

El amor persevera (1 Corintios 13:7-8). No permita que Satanás gane esta batalla. Él quiere “hurtar y matar y destruir” (Juan 10:10). Él quiere que odie, se dé por vencido y tenga una vida amarga. Pelee la buena batalla. No se dé por vencido. Confíe en que el amor perdurará. Al final, el amor continuará existiendo (1 Corintios 13:13).

No espere encontrar a una iglesia perfecta, pero no se conforme con la falsa doctrina.

La falsa doctrina es veneno para el alma (Colosenses 2:8,18; 1 Timoteo 6:20; 2 Timoteo 3:5; 2 Pedro 3:16-17). “Mirad que nadie os engañe” (Mateo 24:4; Efesios 4:14). ¿Cómo?

Investigue. Vale la pena tratar nuevamente, pero antes de hacer una nueva visita, lea el sitio web de la iglesia. Lea sus artículos y escuche sus sermones en línea. Note las actividades y eventos que tiene. Busque la sana doctrina (2 Timoteo 1:13).

Converse. En su primera visita, llegue temprano y hable con los miembros. Conozca al maestro que enseñará a su hijo. Camine por el local y recoja los folletos de lectura. Pida un plan de trabajo que describa los programas, actividades y eventos.

Observe. ¿Cómo interactúa la gente con los demás? ¿Cómo se conduce el servicio? ¿Se desarrolla el servicio según las Escrituras y de corazón (Juan 4:24)? ¿Consiste el servicio del domingo de la predicación, la oración, el canto, la ofrenda y la Cena del Señor? Este es el patrón del Nuevo Testamento (Hechos 2:42; 1 Corintios 16:2; Efesios 5:19). ¿Se usó un piano? ¿Dirigieron las mujeres alguna parte del servicio? ¿Hubo una banda, un coro o una persona que cantó sola a la congregación? Tales cosas no tienen autorización escritural (Colosenses 3:16-17; 1 Timoteo 2:8-11).

Escuche. ¿Presentó el predicador un sermón entendible, basado en la Biblia y lleno de escrituras? No juzgue su predicación por la manera amena que la presenta, sino por la conformidad con las Escrituras. “Examinadlo todo; retened lo bueno” (1 Tesalonicenses 5:21). No debemos creer toda enseñanza, sino debemos probarlas para ver si son de Dios (1 Juan 4:1; Hechos 17:11).

Si alguien va a la iglesia en busca de Dios y el Evangelio pero tiene dificultad de encontrar tales cosas en una iglesia, entonces debe buscar otra.

El peregrino cansado encuentra un refugio de hospitalidad (Hechos 28:11-16).

Los cristianos saben lo que aquellos que están desanimados necesitan oír: “No se dé por vencido; no abandone a la iglesia; Jesús todavía lo ama” (cf. Hebreos 10:25). Los cristianos verdaderos aman como Cristo lo hace (Juan 13:34). Ya que Él nunca regañaría insensiblemente a un pecador que regresa, ellos tampoco lo hacen.

Cuando el prisionero Pablo viajó a Roma, los cristianos de Roma viajaron varias millas para reunirse con él en el Foro de Apio y las Tres Tabernas, dos lugares antiguos de descanso. “[A]l verlos, Pablo dio gracias a Dios y cobró aliento” (Hechos 28:15). Como ellos, los cristianos de hoy dejan la comodidad de su hogar para reunirse con otros durante tiempos difíciles.

La iglesia está lista para darle la bienvenida, recibirlo, nutrir su fe y ofrecerle un hogar espiritual. Permítanos ayudarlo a olvidar el dolor de su pasado.

Lo esperaremos a la puerta de entrada el próximo domingo.

Referencias

[1] Adaptado de Rainer, Thom (2014), “Catorce Síntomas de Líderes Religiosos Tóxicos” [“Fourteen Symptoms of Toxic Church Leaders”], Church Answers, https://churchanswers.com/blog/fourteen-symptoms-toxic-church-leaders/.

[2] Probablemente Abigail Van Buren.