¿Pudo Jesús Haber Pecado?

Resumen

Ya que Jesús era Dios en la carne, ¿significa esto que no tuvo la capacidad de escoger el pecado cuando estuvo en la Tierra?

Nunca pretendamos que podemos entender completamente cómo es que Jesús vino a la Tierra en forma humana y a la vez pudo ser el 100% humano y el 100% divino. Tal pensamiento es demasiado maravilloso para comprender de manera completa. Sin embargo, aunque no podemos comprender todo lo que implica la encarnación de Jesús, la Biblia nos da suficiente información para entender ciertos aspectos de tal encarnación. Un aspecto clave del carácter de Jesús mientras estuvo en la Tierra es el hecho de que fue impecable—completamente inocente de cualquier injusticia. El inspirado apóstol Pedro explicó que Cristo nos mostró el ejemplo perfecto, “para que sigáis sus pisadas; el cual no hizo pecado, ni se halló engaño en su boca” (1 Pedro 2:21-22). Justo en el capítulo anterior, Pedro explicó que la sangre sacrificial de Jesús fue “como de un cordero sin mancha y sin contaminación” (1:19). El escritor de Hebreos enfatizó el hecho de que Jesús “fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado” (4:15).

Frecuentemente, cuando se resume la idea de “sin pecado”, se describe a Jesús como “perfecto”. Sin embargo, la idea de “perfección” conlleva ciertos aspectos que el texto bíblico no se detiene a explicar. Cuando pensamos en cuanto a la palabra “perfecto”, imaginamos a una persona que no puede cometer ningún error. Un bateador de béisbol puede batear, sin fallar. Un jugador de bolos puede lograr un puntaje perfecto. Un jugador de fútbol siempre hará el pase perfecto. Pero la Biblia no describe a Jesús de tal manera. La perfección de Jesús no significa que, si Él hubiera jugado un juego deportivo, siempre hubiera tenido un puntaje perfecto. No significa que nunca Se hubiera caído cuando aprendía a caminar, o que nunca hubiera hecho un corte equivocado en una tabla cuando ayudaba a Su padre en la carpintería. Jesús fue (y es) moralmente perfecto y sin pecado, pero Su estadía en la Tierra hubiera incluido cortes, caídas, rasguños y muchos intentos imperfectos en los juegos infantiles en que participara.

En vista del hecho de que Jesús fue “perfecto”, algunos han sugerido que Su perfección se extendería a la idea de que Él no pudiera haber pecado. La idea es que, si Jesús como Dios en la carne era perfecto, hubiera sido imposible que pecara, ya que esto hubiera violado Su naturaleza divina (Habacuc 1:13). Este tipo de argumentación admite que Jesús fue tentado, pero que, realmente, en ningún punto hubiera podido ceder a la tentación. ¿Hubiera sido posible que Jesús pecara, de la misma manera que los seres humanos escogemos pecar, o tuvo una naturaleza en la Tierra que le imposibilitaba pecar?

CRISTO SE DESPOJÓ A SÍ MISMO

La Biblia explica claramente que Dios no puede ser tentado (Santiago 1:13). Pero también proclama claramente que Jesús fue tentado en todo aspecto como los seres humanos (Hebreos 4:15). ¿Cómo se explica tales enunciados aparentemente contradictorios? Si Jesús es Dios, y Dios no puede ser tentado, ¿qué significa esto? Se puede encontrar la respuesta en Filipenses 2:7, donde la Biblia explica que Cristo “se despojó a sí mismo,…hecho semejante a los hombres”. No se puede entender todo lo que esto implica, pero se extiende al hecho de que, de alguna manera, Jesús conservó la naturaleza divina pero al mismo tiempo tomó una posición subordinada al Padre para tener la semejanza humana.[1] Jesús fue Dios, pero al mismo tiempo pudo ser tentado. Esta situación se extendería a otros conceptos que serían “imposibles” para Dios, pero no para Jesús durante Su estadía en la Tierra. Lucas explica que Jesús creció en sabiduría (Lucas 2:52); pero un Dios omnisciente no puede crecer en sabiduría, ya que Él posee toda la sabiduría desde la eternidad (Proverbios 8:22-23). Tito explica que Dios no puede mentir (Tito 1:2); pero Cristo, en Su estado humano, podría mentir, así como podría ser tentado o como necesitaría crecer en sabiduría. Al tomar forma humana, Jesús Se sometió a la posibilidad real del pecado.

TENTADO EN TODO ASPECTO COMO NOSOTROS

El escritor de Hebreos declara explícitamente que Jesús “fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado” (4:15). Si Jesús no hubiera tenido la capacidad de pecar, ¿cómo este enunciado pudiera ofrecer consuelo, esperanza y ánimo a los seres humanos? Los seres humanos tenemos la capacidad de hacer la elección correcta cuando somos tentados. Dios nunca permite que seamos tentados más allá de lo que podemos resistir, y Él siempre provee una salida (1 Corintios 10:13). Teóricamente, es posible que los seres humanos tengan vidas sin pecado. Sin embargo, todos sabemos que ninguno de nosotros ha logrado esta meta (Romanos 3:23). En un punto de la vida, hemos escogido pecar. Para que las tentaciones de Jesús hubieran sido en todo “según nuestra semejanza”, Él debería haber tenido la capacidad de escoger el pecado, como nosotros la tenemos. El enunciado en Hebreos no tuviera sentido si Jesús no hubiera podido pecar. Si Él no podía pecar, entonces Sus tentaciones no eran como las nuestras.

Como una ilustración, imagine a un boxeador que se enfrenta a un campeón de peso pesado. Su entrenador explica que su oponente puede ser vencido. El boxeador pregunta cómo lo sabe. El entrenador informa a su boxeador que un peleador previo recientemente venció al oponente. Pero también explica que el boxeador que ganó tenía un campo de fuerza mágico que le imposibilitaba ser golpeado en absoluto. ¿Qué tipo de ánimo daría esto al peleador preocupado? Cuando Satanás tentó a Jesús a convertir piedras en pan, Jesús tuvo tanto el poder de convertir piedras en pan y la capacidad de escoger hacerlo. Jesús pudo haber convertido piedras en pan, pudo haberse lanzado del templo o pudo haber adorado a Satanás. Él simplemente escogió no ceder a la tentación (Mateo 4:1-10).

EL PECADO Y LA NATURALEZA HUMANA

Es común escuchar la idea que algunos promueven de que nacemos con una “naturaleza humana pecaminosa” y que los seres humanos realmente no pueden evitar pecar. Supuestamente, desde el tiempo de la caída de Adán y Eva en el Huerto del Edén, todos los seres humanos nacidos después de tal caída han heredado algún aspecto de la naturaleza humana corrupta que es incapaz de resistir todas las tentaciones. El problema de este concepto es doble. Primero, si Jesús vino en “semejanza humana”, Su naturaleza hubiera contenido algún aspecto de tal corrupción, ya que Su cuerpo humano fue el producto combinado del Espíritu Santo y María. Segundo, la idea de una naturaleza humana “corrupta” no explica la manera en que el pecado entró en el mundo. Adán y Eva no tuvieron una naturaleza pecaminosa corrupta. En cambio, todo lo que Dios creó fue “bueno en gran manera” (Génesis 1:31), pero ellos todavía escogieron pecar. La capacidad que Dios dio a los primeros humanos de escoger obedecer a Dios o el pecado fue “buena en gran manera”. No hay nada que sea inherentemente malo en la capacidad de escoger pecar o no. En teoría, Adán pudo haber escogido nunca pecar, pero no lo hizo. Por esto Pablo explicó que, cuando Cristo vino a la Tierra, fue el “segundo” Adán (Romanos 5:12-21). Tanto Adán y Jesús tuvieron la capacidad de pecar. Ambos fueron tentados. Adán cedió a la tención y dio la bienvenida a la caída y la muerte que resultó como consecuencia de la entrada del pecado. Jesús no cedió al pecado, aunque tuvo la capacidad de hacerlo. “Así que, como por la transgresión de uno vino la condenación a todos los hombres, de la misma manera por la justicia de uno vino a todos los hombres la justificación de vida” (Romanos 5:18). Adán pudo haber resistido, pero no lo hizo. Jesús pudo haber pecado, pero no lo hizo. Jesús proveyó el ejemplo de lo que Adán y todos los seres humanos deberían haber hecho, pero que ninguno de nosotros ha escogido hacer. “Por lo cual debía ser en todo semejante a sus hermanos, para venir a ser misericordioso y fiel sumo sacerdote en lo que a Dios se refiere, para expiar los pecados del pueblo. Pues en cuanto él mismo padeció siendo tentado, es poderoso para socorrer a los que son tentados” (Hebreos 2:17-18). ¡Demos gracias a Dios de que nuestro Salvador nunca cedió a la tentación!

Referencia

[1] Vea Lyons, Eric (2010) “Dios No Puede Ser Tentado, Pero ¿Jesús Lo Fue?” [“God Cannot be Tempted...But Jesus Was?”], Apologetics Press, http://apologeticspress.org/apPubPage.aspx?pub=1&issue=938&article=1389.