Cuando recuerdo la cruz de Cristo, puedo ver los siete enunciados del Salvador (4)
| Resumen | Mientras recordamos la cruz, también recordemos que, en ella, Jesús no solo probó Su amor, sino también Su identidad. |
Cerca de la hora novena, Jesús clamó a gran voz, diciendo: Elí, Elí, ¿lama sabactani? Esto es: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado? (Mateo 27:46).
¿Por qué declaró Jesús que el Padre Lo había desamparado? Aunque es cierto que la profundidad de esta declaración, y sus implicaciones completas, yacen más allá de la comprensión humana absoluta, se pueden sugerir algunas explicaciones.
Según el modismo hebreo, Jesús pudo haber estado usando la voz activa verbal para declarar la posición pasiva divina, es decir, el permiso divino ante la escena del Calvario (cf. Job 1:12 con 2:3). Por otra parte, pudo haber estado describiendo la agonía de la cruz según la perspectiva humana más profunda, tal experiencia de angustia y soledad en la cual el hombre «siente» que Dios Se ha olvidado de él. Pero Jesús estaba haciendo mucho más que identificarse con los sentimientos de la humanidad; Él Se estaba identificando con los sentimientos de la profecía mesiánica.
Al escuchar estas palabras, la mente del judío familiarizado con las Escrituras hebreas se hubiera remontado a un salmo amado de un rey amado: el salmo 22. Este salmo comienza con las mismas palabras que el Mesías inocente acababa de pronunciar desde la cruz. En los versos 7-8, el salmista escribió: «Todos los que me ven me escarnecen; estiran la boca, menean la cabeza, diciendo: Se encomendó a Jehová; líbrele él; sálvele, puesto que en él se complacía». Esto es lo mismo que los judíos y sus líderes impíos estaban haciendo y diciendo contra Jesús (Mateo 27:39-43). En el verso 16, el salmista añadió: «Porque perros me han rodeado; me ha cercado cuadrilla de malignos; horadaron mis manos y mis pies». Esto es lo mismo que los romanos paganos habían hecho con Jesús (Mateo 27:27-31). Finalmente, en el verso 18, el salmista escribió: «Repartieron entre sí mis vestidos, y sobre mi ropa echaron suertes». Otra vez, esto es lo mismo que los soldados indiferentes habían hecho con la ropa de Jesús (Mateo 27:35).
Sea que los judíos hubieran entendido previamente el salmo 22 como mesiánico o no, Jesús quiso que los testigos de la cruz entendieran su aplicación mesiánica en el sufrimiento del Calvario. Con estas palabras, Él estaba diciendo: «Yo soy Aquel de Quien el salmista escribió, soy el Mesías esperado y despreciado, y estoy muriendo en cumplimiento de las Escrituras».
Mientras recordamos la cruz de Cristo, también recordemos que Su sacrificio no fue imprevisto, sino que fue realizado según el «determinado consejo y anticipado conocimiento de Dios» (Hechos 2:23). En la cruz, Él no solo probó Su amor, sino también Su identidad.
Publicado el 6 de octubre de 2025 en www.ebglobal.org.