Bienaventurados los que tienen hambre

Resumen

El hambre y la sed son necesidades físicas vitales que deben ser satisfechas, pero el apetito espiritual es más vital.

El autor famoso Rudyard Kipling quedó inconsciente durante una enfermedad seria. En una ocasión, cuando se movía inquietamente, una enfermera le preguntó qué quería. Él respondió: «Quiero a Dios». El hambre de Dios es un deseo universal. Analicemos la cuarta bienaventuranza de Jesús (Mateo 5:6).

«Bienaventurados» (gozosos)

La Declaración de Independencia de los Estados Unidos proclama que los ciudadanos tienen derecho a la búsqueda de la felicidad. Tristemente, la mayoría de los ciudadanos buscan formas equivocadas de felicidad en maneras equivocadas. Se piensa que la felicidad está contenida en botellas, revistas, bancos, tiendas, películas, trabajos, autos o medios sociales.

En esta nación obsesionada con la búsqueda de la felicidad, ¿cómo puede haber 47 000 suicidios al año?[1] ¿Cómo puede casi la mitad de los matrimonios terminar en divorcio? ¿Cómo puede haber 70 000 drogadictos[2] o 37 000 personas en hospitales mentales?[3]

Los fundadores no garantizaron la felicidad para todas las personas que la buscan; ningún gobierno puede garantizar tal cosa. No se puede encontrar la felicidad directamente, pues esta es el resultado de buscar los valores correctos. Jesús prometió bendecir a aquellos que buscan la «justicia», no a aquellos que buscan la «felicidad».

«los que tienen hambre»

Se dice que el hambre es el deseo natural más fuerte del hombre. La persona hambrienta tiene un deseo único que lo consume completamente; nada más lo atrae. El hambre comienza como un dolor insistente y se convierte en una agonía tan intensa que un pedazo de pan llega a tener más valor que la corona de un rey.

El dolor del hambre comenzó en el Edén, y las hambrunas han existido al menos desde el tiempo de José (Génesis 41:54). En 436 a. C., Roma experimentó hambre tan severa que la gente escogió ahogarse en el río Tíber que morir de hambre. Otro periodo de hambre golpeó a Inglaterra en 1005 d. C. y a toda Europa en 879, 1016 y 1162. Más recientemente, África ha sufrido periodos de hambruna severa.

Sin embargo, el hambre más grande es espiritual; la tragedia más grande es morir de hambre espiritual. Amós advirtió: «He aquí vienen días, dice Jehová el Señor, en los cuales enviaré hambre a la tierra, no hambre de pan, ni sed de agua, sino de oír la palabra de Jehová» (8:11).

Ya que la gente no tenía hambre de Dios, no recibió mensaje de Dios. Hoy el mensaje escrito de Dios es ilimitado, pero una persona puede morir de hambre incluso cuando está cerca de la mesa del banquete de Dios.

«y sed»

La sed es incluso más dolorosa (cf. Juan 19:28). Un soldado que había yacido por muchas horas sin agua describió la experiencia: «Llegué a tener tanta sed que hubiera dado voluntariamente mi brazo derecho por algo de agua. Llegué a tener tanta sed que hubiera dado mis dos brazos por algo de agua. Llegué a tener tanta sed que hubiera dado mi vida por algo de agua». Jesús conoce la sed espiritual del hombre. Ya que es el Agua de vida (Juan 4:6-14), ofrece: «el que quiera, tome del agua de la vida gratuitamente» (Apocalipsis 22:17).

«de justicia»

El hombre debe tener alimento para vivir, pero el alimento solo no es suficiente (Mateo 4:4). Esto es suficiente para un animal, pero no para el hombre que es creado a la imagen de Dios (Génesis 1:27). Como Adán y Eva, hemos sido creados para andar con Dios en el aire del día (Génesis 3:8).

Los seres humanos fuimos creados con un agujero en el corazón que solamente Dios puede llenar. Felipe dijo: «Señor, muéstranos el Padre, y nos basta» (Juan 14:8). Una persona hambrienta no puede ser satisfecha con flores, música o retórica; así también la persona espiritualmente hambrienta solamente puede ser satisfecha con la Palabra de Dios. «Como el ciervo brama por las corrientes de las aguas, así clama por ti, oh Dios, el alma mía» (Salmos 42:1; cf. 63:1).

El hambre de Dios es universal, aunque la mayoría de la gente no sabe qué es aquello por lo cual tiene hambre. Como el hijo pródigo, comen las algarrobas de los cerdos ya que no tienen nada más (Lucas 15:16; cf. 2 Pedro 2:22; Proverbios 26:11; 1 Juan 2:15-17). Como un buitre que tiene un banquete de carne descompuesta, el pecador se alimenta de cosas corruptas. Se esfuerza en alcanzar metas, y cuando las alcanza, sus labios todavía están secos y su corazón todavía insatisfecho (Isaías 55:2; Jeremías 2:13).

El que no desea la justicia realmente es aquel que la necesita más. Algunos se alimentan tanto de los puerros de Egipto que ya no sienten el gusto del maná divino. El mejor sermón que se pueda predicar los aburre. El pensamiento de la adoración les causa repulsión.

Jesús dijo: «Trabajad, no por la comida que perece, sino por la comida que a vida eterna permanece, la cual el Hijo del Hombre os dará» (Juan 6:27; cf. Lucas 13:24).

Bendito es aquel que tiene una mente hambrienta. Bendito es aquel que actúa según lo bueno que aprende. Jesús dijo: «bienaventurados los que oyen la palabra de Dios, y la guardan» (Lucas 11:28). «Si sabéis estas cosas, bienaventurados seréis si las hiciereis» (Juan 13:17; cf. Salmos 119:172; Lucas 6:46; Colosenses 1:22-23; Judas 24). «[E]l que hace justicia es justo, como él es justo» (1 Juan 3:7).

Reflexione en estas preguntas para ayudarlo a medir la profundidad de su hambre de Dios:

  • ¿Soy lo suficientemente disciplinado para buscar diariamente tal justicia? Explore el uso de la palabra «diariamente» (cada día) en el Nuevo Testamento (Lucas 9:23; Hechos 2:46; 1 Corintios 15:31; Hebreos 3:13).

  • ¿Busco lugares y maneras de obtener tal justicia? Bartimeo se sentó en el lugar donde Jesús pasaría (Marcos 10:46). Cuanto más estemos en la casa de Dios con el pueblo de Dios, estaremos más cerca de la justicia.

  • ¿Evito las cosas (incluso las cosas inofensivas) que pueden socavar mi apetito de la justicia? (Lucas 8:14).

  • ¿Leo y medito en la Biblia diariamente? (Salmos 1:1-2; 1 Timoteo 4:15; Romanos 1:16; Hebreos 4:12).

  • ¿Oro frecuente e intensamente? (Lucas 18:1; Santiago 5:16).

«porque ellos serán saciados»

La persona bajo consideración en la cuarta bienaventuranza encuentra satisfacción como un animal en una granja que ha comido todo lo que quiere y descansa con alegría (frecuentemente se empleaba la palabra «saciado», cortazo, para hacer referencia a animales que eran alimentados hasta el punto de no querer nada más).

El hambre y la sed son apetitos que regresan frecuentemente. Podemos comer un plato favorito hasta que no podamos comer nada más, pero nuestro apetito por la comida luego regresa. De igual manera, el alma saludable disfruta alimento constante de justicia. No podemos llegar a Jesús una sola vez y marcharnos con satisfacción eterna. Él no dijo: «Bienaventurados los que tuvieron hambre y sed», sino: «Bienaventurados los que tienen hambre y sed» (se usa presentes participios).

El suministro de Dios es ilimitado. El suministro comienza tan pronto como la demanda comienza. Continúa tanto tiempo como la demanda y en proporción a la demanda. El gozo de la satisfacción está limitado solamente por el límite del hambre. Por cada hambre y cada sed, habrá satisfacción perdurable (Salmos 107:9; 34:10; 23:1, 5; Proverbios 2:1-5; Jeremías 31:14, 25; Lucas 1:53; Juan 4:14; 8:31-32; 6:35).

Finalmente, iremos a un lugar donde los cristianos «no tendrán hambre ni sed […] porque el Cordero que está en medio del trono los pastoreará, y los guiará a fuentes de aguas de vida» (Apocalipsis 7:16-17).

Conserve el hambre.

[1] Sally Curtin, et al., «Cifras e índices provisionales de suicidio por mes y características demográficas: Estados Unidos, 2021 [«Provisional numbers and rates of suicide by month and demographic characteristics: United States, 2021»], NVSS, septiembre 2022, www.cdc.gov/nchs/data/vsrr/vsrr024.pdf.

[2] «Estadística y demografía sobre el consumo de drogas» [«Drug use statistics and demographics»], Caron, accedido el 13 de octubre de 2023, www.caron.org/addiction-101/drug-use/statistics-and-demographics.

[3] Mark Ruffalo, «El asilo mental americano: Un remanente de la historia» [«The American mental asylum: A remnant of history»], Psychology Today, https://www.psychologytoday.com/us/blog/freud-fluoxetine/201807/the-american-mental-asylum-remnant-history.