1 Juan 5:16 y el «pecado de muerte»

Resumen

La referencia apostólica al pecado de muerte en 1 Juan 5:16 ha producido muchas interpretaciones. ¿Cuál es este pecado?

En 1 Juan 5:16, el apóstol Juan escribió: «Si alguno viere a su hermano cometer pecado que no sea de muerte, pedirá, y Dios le dará vida; esto es para los que cometen pecado que no sea de muerte. Hay pecado de muerte, por el cual yo no digo que se pida».

Esta declaración, y especialmente la referencia apostólica al «pecado de muerte», ha producido un gran número de interpretaciones. El catolicismo ha usado esta referencia para elaborar distinciones arbitrarias entre pecados veniales[1] y mortales.[2] El protestantismo ha añadido confusión al proponer una variedad de interpretaciones adicionales,[3] de las cuales algunas dependen principalmente de otros pasajes externos a 1 Juan.[4] Sin embargo, es importante permanecer en el contexto inmediato del pasaje, como también en el contexto general del libro, para llegar a una interpretación adecuada. Por lo menos se deben considerar cinco puntos:

  1. Si un cristiano puede identificar («Si alguno viere») a alguien que está cometiendo un «pecado que no es de muerte», entonces también, según el proceso de eliminación, puede identificar a alguien que está cometiendo un «pecado de muerte». Así que es erróneo sugerir que «no podemos saber» qué es el pecado de muerte. La identificación es esencial para que el cristiano continúe ofreciendo oración, o no, a favor de aquel que peca.

  2. El perdón es concedido en virtud de la confesión y el arrepentimiento del pecador; esto es lo que el apóstol enseñó en el mismo libro (1:6-9). Así que, aunque no se menciona este detalle en el pasaje bajo discusión, se debe entender que la oración intercesora no está actuando por sí sola a favor de la persona que peca (cf. Hechos 8:14-24; Santiago 5:15-16).

  3. La frase «Dios le dará vida»[5] implica que aquel que incluso comete un pecado que no es de muerte está en alguna clase de «estado exánime» o que, al menos, está bajo sentencia capital inminente, pues este recibe, en virtud de la confesión, el arrepentimiento y la oración, lo que no tiene: vida. Ya que es obvio que tal persona no está muerta físicamente, entonces se debe entender ambas condiciones, la «vida» (en «Dios le dará vida») y la «muerte» (en el «pecado de muerte y el pecado que no es de muerte»), en un sentido espiritual.

  4. El sujeto que peca es un «hermano». Aunque el griego adelfos («hermano») no es una referencia exclusiva al «cristiano»,[6] el pasaje solamente tiene sentido si se entiende que se está hablando de un cristiano, pues el mundo, fuera de Cristo, ya está bajo el maligno y sumido en pecado (vs. 19; cf. Juan 14:30; Apocalipsis 12:9). La conjunción condicional «si» (griego ean)[7] es incompatible con el estado permanente y seguro del incrédulo en el pecado. Por tanto, se debe concluir que «hermano» no hace referencia a la persona que nunca ha obedecido al Evangelio de Cristo (Marcos 16:15-16) y disfrutado de la gracia de Dios (Efesios 2:8-10) y que, por ende, no puede beneficiarse del perdón a través de la oración.

  5. El apóstol clarificó la naturaleza de ambos pecados («el pecado que no es de muerte» y «el pecado de muerte») al señalar que «[s]abemos que todo aquel que ha nacido de Dios, no practica el pecado»[8] (vs. 18; cf. 1:7). Lo que «sabemos» es equivalente a «lo que se puede ver» («viere») del versículo 16. Así que lo que el cristiano puede ver se relaciona a la práctica del pecado o la continuación en el pecado (cf. 1 Juan 3:4-10).

Por tanto, después de considerar los puntos anteriores, podemos concluir lo siguiente:

  1. El pecado que «no es de muerte» hace referencia a la violación de la ley de Dios (vs. 17; cf. 3:4) que puede ser perdonada por la oración intercesora ya que el cristiano que ha pecado llega en arrepentimiento y confesión, y Dios, Quien es fiel y justo ante Sus promesas, entonces brinda vida espiritual al conceder perdón y limpieza (cf. 1:9).

  2. Por otra parte, el «pecado de muerte» hace referencia al estilo de vida que es definido por la práctica del pecado (5:18; cf. 1:6; 3:8), sea moral o doctrinal —el abandono completo de la luz, la persistencia en el pecado y el camino continuo en las tinieblas, en vez de una acción específica de pecado (1:7-9)— en el cual el cristiano descarriado rechaza arrepentirse y confesar su pecado (cf. 1:9; 2:1), y por ende permanece en muerte espiritual que guía finalmente a la muerte eterna (5:11-13, 20; cf. Hebreos 10:26-31). Como un escritor ha señalado, el cristiano «que consciente y deliberadamente escoge el camino que guía a la muerte ciertamente morirá».[9] Ya que Dios no perdonará a ningún pecador impenitente, incluyendo a un cristiano que regresa a la vida de pecado y decide permanecer en ella, entonces es inútil orar para que Dios le conceda perdón (vida) en tal estado.

[1] En la doctrina católica, «pecado venial» hace referencia a una ofensa menor (o leve) de la ley de Dios.

[2] Catecismo de la iglesia católica, edición latina aprobada por Juan Pablo II (Ciudad del Vaticano: Santa Sede, 1997), 1854-1864, https://www.vatican.va/archive/catechism_sp/index_sp.html.

[3] Para leer algunas, vea Barnes, Albert, Notas de Barnes sobre el Nuevo Testamento [Barnes’ notes on the New Testament], sobre 1 Juan 5:16 (Altamonte Springs, FL: Accordance / OakTree Software, 2006).

[4] Por ejemplo, se ha propuesto que el pecado de muerte hace referencia a los pecados que eran castigados en el Antiguo Testamento con la muerte, o a la blasfemia del Espíritu Santo en Mateo 12, o a la participación indigna de la Cena del Señor en 1 Corintios 11:27-32.

[5] La palabra «Dios» no aparece en el griego, pero la suplementación de esta palabra en la mayoría de nuestras versiones en español es probablemente correcta.

[6] El Nuevo Testamento usa adelfos para hacer referencia a un «hermano» en un sentido estricto, flexible o espiritual; vea Thayer, Joseph H., «ἀδελφός», Un léxico griego-inglés del Nuevo Testamento [A Greek-English lexicon of the New Testament] (Grand Rapids, MI: Baker, 1977), 10-11.

[7] Ean «hace referencia al tiempo y la experiencia, presentando algo futuro, pero sin determinar, antes del evento, si es seguro que sucederá». —Thayer, «ἐάν», 162.

[8] «No practica el pecado» viene del griego ou jamartanei, «[i]ndicativo activo del presente lineal, “no continúa pecando”». —Robertson, A. T., Descripciones de palabras en el Nuevo Testamento [Word pictures in the New Testament], sobre 1 Juan 5:18 (Altamonte Springs, FL: Accordance / OakTree Software, 2006).

[9] Marshal, I. Howard, El nuevo comentario internacional sobre el Nuevo Testamento: Las epístolas de Juan [The new international commentary on the New Testament: The epistles of John], sobre 1 Juan 5:16-17, OverDrive (Grand Rapids, MI: Eerdmans, 1978).