¿Me amas?

Resumen

La caída y el proceso de restablecimiento de Pedro fueron dolorosos para él, pero lo ayudaron a crecer espiritualmente.

— Lectura bíblica recomendada: Juan 21:15-19

Introducción

I. Para poder crecer en cualquier faceta de la vida, primero debemos saber cuál es nuestro punto de partida.

II. Consideremos la experiencia humillante que el apóstol Pedro enfrentó cuando descubrió que no era tan fuerte como pensó que lo era.

III. Sin esta experiencia, tal vez no hubiera podido crecer hasta llegar a ser el hombre de Dios que fue.

Exposición

I. Las predicciones inevitables de Cristo.

A. Jesús había predicho la muerte violenta que Él experimentaría (Mateo 16:21-23; Marcos 10:32-34).

B. También había predicho que todos los discípulos, incluyendo Pedro, Lo abandonarían (Mateo 26:30-32).

II. La declaración orgullosa de Pedro.

A. A pesar de la predicción de Jesús, Pedro prometió que nunca abandonaría al Señor aun cuando los otros lo hicieran (Mateo 26:33,35; Marcos 14:29-31).

B. Pedro implicó que él amaba a Jesús más que los otros (cf. Juan 21:15).

III. La caída lamentable de Pedro.

A. Jesús dijo a Pedro que él Lo negaría tres veces (Mateo 26:34).

B. Pedro no solamente negó a Jesús tres veces, sino sus negaciones llegaron a ser cada vez más intensas (Mateo 26:69-75).

C. El canto del gallo inmediatamente despertó a Pedro de su orgullo espiritual (Mateo 26:74-75).

IV. El restablecimiento doloroso de Pedro.

A. El orgullo de Pedro debía ser vencido para que él llegara a crecer espiritualmente.

B. Cristo probó el corazón de Pedro para ver si él todavía declararía amarlo más profundamente que los otros discípulos (Juan 21:15-19).

C. Aunque en esta ocasión nueva declaró su amor por Jesús, no se jactó de tener mayor amor que sus compañeros, como lo había hecho antes.

Conclusión

I. Aunque la caída y el proceso de restablecimiento de Pedro fueron situaciones dolorosas para él, tales cosas lo guiaron a la verdadera fidelidad a Cristo.

II. Así como Pedro, para crecer espiritualmente debemos conocer nuestro punto de partida.

III. Si no sabemos en qué área debemos crecer o no admitimos que necesitamos crecer, no podremos hacerlo.