Las Bendiciones y las Maldiciones

Resumen

Hoy cada persona tiene delante las bendiciones y las maldiciones. Dios quiere bendecirlo, pero ¿qué escogerá usted?

— Lectura bíblica recomendada: Deuteronomio 11:26-29

Introducción

I. Cuando Israel entró en Canaán, Josué guio al pueblo a Siquem, donde se leyó las bendiciones y maldiciones de la ley según el mandamiento de Moisés (Josué 8:30-35).

II. Esto tenía el propósito de hacerles recordar que habría consecuencias—buenas o malas—por la clase de servicio que brindaran a Dios.

Exposición

I. Dios prometió bendecirlos, pero solamente si Lo obedecían.

A. Esto se aplicaría a su sustento agrícola (Levítico 26:3-5,16-20; Deuteronomio 11:14-17; Jeremías 3:3; Hageo 1:5-6; Amós 9:13).

B. Esto se aplicaría a su relación con sus enemigos (Éxodo 23:22; 34:24; Levítico 26:6-8,22-29,36-39).

C. Estas bendiciones y maldiciones incluso alcanzarían a las generaciones futuras (Éxodo 20:5-6; Números 14:33; 1 Crónicas 28:8).

II. Dios siempre cumplió Su Palabra.

A. Cuando Su pueblo andaba en el camino recto, lo bendecía abundantemente (Josué 21:43-45; 2 Samuel 7:9-16; 1 Reyes 3:11-14).

B. Cuando transgredía, lo corregía (1 Samuel 13:14; 15:23; 2 Samuel 12:10; 1 Reyes 11:11-13; 2 Crónicas 21:12-20).

C. Dios envío a profetas para que les advirtieran de las consecuencias de la rebeldía (2 Crónicas 16:7-10; 24:15-25; 25:14-16; Jeremías 7:13-16; Ezequiel 5:11-17).

D. Cuando ellos rechazaron obedecer, Dios no tuvo otra opción que destruirlos (Ezequiel 36:16-27; 43:7-8; Mateo 23:37-38).

III. Dios también nos promete bendiciones si somos fieles a Él.

A. Disfrutamos paz que sobrepasa el entendimiento humano (Filipenses 4:6-7; cf. Juan 14:18; 16:33; Romanos 5:1).

B. Con esto viene gozo inefable (1 Pedro 3:14-15).

C. Somos bendecidos con el conocimiento de que viviremos eternamente con Dios (1 Tesalonicenses 4:17-18; Apocalipsis 2:10).

D. Tenemos la promesa de que un día seremos libres de la carga de la carne (2 Corintios 4:17-5:9; Apocalipsis 21:3-4).

E. Sin embargo, no debemos cometer el error de pensar que la prosperidad implica rectitud (Job 21:7-16; 1 Timoteo 6:5-10).

IV. Las maldiciones pertenecen a los que no son fieles a Dios.

A. Todas las bendiciones de Dios todavía dependen de nuestra obediencia (Juan 8:31-32,51; Romanos 11:20-22; 1 Corintios 15:1-2).

B. Si negamos al Señor, es mejor nunca haberlo conocido (2 Pedro 2:20-21; Hebreos 6:4-6).

C. Los que abandonan al Señor no solamente sufrirán tormento eterno, sino también tendrán el conocimiento de lo que han dejado atrás (Hebreos 12:16-17).

Conclusión

I. Dios bendijo a Abraham debido a su fidelidad, y nos bendecirá juntamente con el creyente Abraham si Lo seguimos (Gálatas 3:8-9).

II. Hoy usted tiene delante las bendiciones y las maldiciones (Deuteronomio 30:19). ¿Qué escogerá?