La santidad de Dios

Resumen

La santidad es uno de los atributos más distintivos de Dios, y para el cristiano, este es un llamado a su propia santidad.

— Lectura bíblica recomendada: Isaías 6:1-7

Introducción

I. Esta característica de Dios es como la fuente de un río del cual fluyen Su justicia, rectitud, misericordia, bondad, veracidad, etc.

II. También es el fundamento del llamado principal de Dios para que el hombre imite Su santidad.

Exposición

I. La definición de «santidad».

A. Se usa la palabra santidad en dos sentidos:

1. Separación y trascendencia de lo que es profano (Levítico 10:10).

2. Pureza ética y/o moral inherente (Levítico 11:44; 19:2; 1 Juan 1:5).

B. El término hebreo denota bondad o rectitud inherente.

C. La interacción de estos significados es interesante ya que la pureza ética y/o moral separa a lo santo de lo que es profano o común.

II. La descripción de Dios como tres veces Santo.

A. Isaías 6:1-7 describe este aspecto de manera maravillosa.

1. Isaías sabía que no merecía estar en la presencia de Dios (vs. 5).

2. La razón se debía al esplendor, la majestad y la santidad de Dios (vss. 1-4).

B. La santidad triplicada es el equivalente hebreo de nuestro superlativo.

C. Dios es intrínsecamente puro y santo (Marcos 10:18; Santiago 1:17; 1 Juan 1:5-6).

D. Él es el «Santo de Israel» (una expresión que se encuentra frecuentemente en el Antiguo Testamento).

III. La amonestación a ser santos ya que Él es santo.

A. Como se debe esperar, este no es un atributo divino sin importancia.

B. El pueblo de Dios siempre ha sido separado y llamado a ser santo (Éxodo 19:5-6; 1 Pedro 2:9; Levítico 11:44-45; 19:2; 20:7, 26; Números 15:40; Deuteronomio 23:14; Efesios 1:4; 5:1, 27; 1 Tesalonicenses 4:4, 7; Hebreos 12:14; 1 Pedro 1:15-16).

Conclusión

I. Es causa de consuelo, pero también de temor, saber que Dios es puro y santo.

A. Para el cristiano fiel, es un consuelo saber que Dios cumplirá Sus promesas (Hebreos 6:17-20).

B. Por otra parte, para los incrédulos es atemorizante saber que Él cumplirá lo que promete (Deuteronomio 32:43; Romanos 12:19; Hebreos 10:29-31).

II. Por tanto, la santidad debe ser la búsqueda principal de los hijos de Dios.