Si no somos perfectos, ¿cómo podemos saber que somos salvos?

Resumen

El cristiano debe obedecer la Palabra de Dios y confiar que la gracia y misericordia de Dios cubrirá sus imperfecciones.

Pregunta

«Si el cristiano no es perfecto en el sentido absoluto, ¿cómo puede tener confianza de que es salvo?».

Respuesta

Alguien ha presentado esta respuesta breve para la pregunta anterior: «Somos perfectos en Cristo».

En realidad, nadie es perfecto en el sentido absoluto. Todos podemos identificarnos con el enunciado en Ezequiel 28:15: «Perfecto eras en todos tus caminos desde el día que fuiste creado, hasta que se halló en ti maldad». Por ende, todos los que han llegado a un estado de madurez son culpables de pecado. «Como está escrito: No hay justo, ni aun uno» (Romanos 3:10); «por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios» (Romanos 3:23); «Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos, y la verdad no está en nosotros» (1 Juan 1:8).

Adicionalmente, es imposible que la humanidad se salve a sí misma simplemente por sus propias acciones. Si la humanidad pudiera liberarse del peso del pecado por su propio mérito, entonces no hubiera habido necesidad de un Salvador que dejara el cielo y viniera a la tierra para morir en la cruz del Calvario como sacrificio supremo por los pecados. Si en el Antiguo Testamento el hombre hubiera podido vivir en armonía perfecta con la Ley de Moisés, no hubiera tenido pecado ni necesidad de un Salvador.

Aunque los seres humanos son criaturas imperfectas, Jesucristo salva a aquellos que Lo obedecen y a Su Nuevo Testamento que ha revelado. «Y aunque era Hijo, por lo que padeció aprendió la obediencia; y habiendo sido perfeccionado, vino a ser autor de eterna salvación para todos los que le obedecen» (Hebreos 5:8-9). Inicialmente, para llegar a ser un hijo de Dios (un cristiano), el hombre debe ser bautizado en Cristo (Marcos 16:16; Gálatas 3:27). Sin embargo, algunas veces los cristianos también cometen pecados por los cuales necesitan perdón. Se concede tal perdón en dos casos: (1) cuando el cristiano se arrepiente y pide perdón a Dios en oración por el pecado del cual tiene conocimiento (cf. Hechos 2:22), o (2) cuando el cristiano continúa caminando en la luz de Cristo y es perdonado por Su sangre (1 Juan 1:7) de aquel pecado del cual no tiene conocimiento. Dios nos perdona mientras continuamos obedeciendo Su voluntad revelada para nosotros, especialmente el Nuevo Testamento que rige hoy.

Hoy son populares algunas definiciones abreviadas de la gracia (Efesios 2:8) y la misericordia de Dios (Tito 3:5). Se dice que, en Su gracia, Dios nos da lo que no merecemos; en Su misericordia, no nos da lo que realmente merecemos. Sin embargo, la gracia y la misericordia de Dios dependen de la obediencia del hombre, pues la desobediencia del Evangelio finalmente guiará a la condenación eterna (2 Tesalonicenses 1:7-9; 1 Pedro 4:17).

Según este fundamento, podemos saber que somos salvos. Siempre y cuando continuemos obedeciendo las Escrituras, aunque siendo imperfectos, podemos saber que somos salvos. Considere estos versículos que declaran la seguridad de la salvación:

  • «Porque sabemos que si nuestra morada terrestre, este tabernáculo, se deshiciere, tenemos de Dios un edificio, una casa no hecha de manos, eterna, en los cielos» (2 Corintios 5:1).

  • «Y en esto sabemos que nosotros le conocemos, si guardamos sus mandamientos» (1 Juan 2:3).

  • «Hermanos míos, no os extrañéis si el mundo os aborrece. Nosotros sabemos que hemos pasado de muerte a vida, en que amamos a los hermanos. El que no ama a su hermano, permanece en muerte» (1 Juan 3:13-14).

  • «Sabemos que somos de Dios, y el mundo entero está bajo el maligno. Pero sabemos que el Hijo de Dios ha venido, y nos ha dado entendimiento para conocer al que es verdadero; y estamos en el verdadero, en su Hijo Jesucristo. Este es el verdadero Dios, y la vida eterna» (1 Juan 5:19-20).

Nadie nos conoce tan bien como nos conocemos a nosotros mismos. Conocemos nuestras fallas y pecados mejor que cualquier otra persona, y por ende es fácil albergar duda. No obstante, el cristiano solamente debe obedecer la Palabra de Dios y confiar que la gracia y la misericordia de Dios cubrirá sus imperfecciones.