Quiero ser salvo como lo fueron aquellos en Hechos

Resumen

¿Cómo fueron los pecadores salvos en el libro de Hechos? Lea este material con su Biblia y verá que la respuesta es clara.

Los libros del Nuevo Testamento de Mateo, Marcos, Lucas y Juan registran la vida, las enseñanzas, los mandamientos y las promesas de Jesús. Una promesa fue: «edificaré mi iglesia» (Mateo 16:18). Un mandamiento fue: «Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura» (Marcos 16:15).

El libro de Hechos se basa en esos dos versículos. Hechos 1 registra la ascensión de Jesús al cielo; Hechos 2 registra la edificación de Su iglesia; Hechos 3-28 registra que los cristianos llevaron el Evangelio al mundo.

Con la ayuda del Espíritu de Dios, el Evangelio fluyó del Monte de Sion con tal ímpetu que pronto se extendió desde Jerusalén a Judea, Samaria y la capital lejana de Roma (Hechos 1:8; Isaías 2:2-4). Tuvo tal fuerza que hasta ahora todavía rodea el mundo.

Lo que Dios hizo

Los predicadores rápidamente señalan lo que el hombre debe hacer para ser salvo, pero el tema de la salvación comienza con lo que Dios hizo y hace. Dios amó al hombre y ofreció salvación cuando el hombre todavía estaba en sus pecados (Juan 3:16; 12:47; Hechos 10:36; Romanos 5:6-8).

Dios envió a Su Hijo para recibir el castigo que el hombre merecía (Hechos 13:23; 1 Juan 4:14). Isaías profetizó en cuanto a esto: «Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino; mas Jehová cargó en él el pecado de todos nosotros» (53:6).

Lo que los apóstoles enseñaron

Hechos muestra el plan de salvación de Dios de una manera práctica en diez casos específicos de conversión, otros casos de rechazo del Evangelio, y algunas declaraciones breves relacionadas al tema.

En Hechos 3:19,26, se dio la instrucción al arrepentimiento y la conversión, pero no se realizó ninguna conversión. En 5:29, Pedro dijo al Concilio que la gente debe «obedecer a Dios antes que a los hombres», pero ellos rechazaron esto, y ninguno llegó a la conversión (5:33). Apolos fue un convertido que necesitaba instrucción adicional (18:24-26). Félix, Festo y Agripa rechazaron el Evangelio (24:25; 26:24,28).

Algunos no llegaron a la conversión, pero otros sí. Buscaremos el patrón por el cual los pecadores fueron salvos en Hechos. Lea este material con su Biblia y saque sus propias conclusiones al respecto (Hechos 17:11).

Conversión #1: Los tres mil judíos en el Pentecostés (Hechos 2:22-47). Hechos 2 registra el comienzo de la iglesia. La fiesta judía del Pentecostés había reunido a los devotos de muchos lugares en Jerusalén. Ese día comenzó con la venida del Espíritu Santo (2:1-13). Cuando la gente se acercó para ver lo que sucedía, oyó que los apóstoles predicaban en sus propias lenguas. Algunos pensaron que ellos estaban ebrios (2:12-13).

Pedro negó la acusación y explicó que tal evento era el cumplimiento de la profecía de Joel (Joel 2:28-32). Él concluyó: «Sepa, pues, ciertísimamente toda la casa de Israel, que a este Jesús a quien vosotros crucificasteis, Dios le ha hecho Señor y Cristo» (Hechos 2:14-36).

Pedro comenzó con lo que Dios hizo (2:16-36), y terminó con lo que el hombre debía hacer (2:38). Algo de tres mil judíos

  • oyeron (2:6,14) y comenzaron su camino en el proceso de la salvación (2:37).

  • se arrepintieron (2:38). Esto significa un cambio de mente en cuanto al comportamiento pecaminoso.

  • confesaron (2:21). «Invocar el nombre del Señor» incluye la confesión y puede implicar todo el proceso de la conversión (cf. 22:16).

  • fueron bautizados para la remisión de sus pecados (2:41). «Para» (griego eis) significa «para obtener». Esta palabra se encuentra 1173 veces en el Nuevo Testamento y nunca se la traduce «debido a» (cf. Mateo 26:28).

  • recibieron el perdón de sus pecados y el don del Espíritu Santo (2:38).

  • fueron añadidos a la iglesia/reino (2:47; Gálatas 3:27; Colosenses 1:13).

  • continuaron en la doctrina de los apóstoles (Hechos 2:42; Apocalipsis 2:10).

  • disfrutaron la comunión mutua y la consideración del pueblo (2:44-47).

Conversión #2: Los samaritanos (8:5-13). Felipe comenzó con lo que Cristo hizo (8:5,12). Ellos oyeron (8:5-6), creyeron (8:12) y fueron bautizados (8:12-13).

Conversión #3: El tesorero etíope (8:26-39). Él oyó (8:30-31,35) y luego comenzó su camino en el proceso de la salvación (8:34,36). Creyó (8:37), confesó a Cristo (8:37) y fue bautizado (8:38). Luego «siguió gozoso su camino» (8:39). Su conversión revela tres cosas en cuanto al bautismo:

  • «Aquí hay agua» revela el medio del bautismo: el agua (8:36).

  • «descendieron ambos al agua, Felipe y el eunuco», revela el modo del bautismo: la inmersión (8:38).

  • «¿qué impide que yo sea bautizado?», lo cual muestra el deseo inmediato del bautismo, revela la conformidad con el propósito del bautismo: para el perdón (8:36; cf. Mateo 28:19-20).

Conversión #4: Saulo de Tarso (Hechos 9:1-18; 22:6-16; 26:12-23). Saulo oyó (9:4), creyó (9:6), se arrepintió (lo cual se implica de su ayuno—9:9) y fue bautizado (9:18). Él hizo dos preguntas de importancia eterna: «¿Quién eres, Señor?» (9:5; cf. Mateo 3:17; 16:15-16), y: «¿qué quieres que yo haga?» (Hechos 9:6; cf. 2:37; 16:30; 22:16). El destino eterno de toda persona se relaciona a la manera en que responde a estas preguntas.

Conversión #5: Cornelio y su familia (10:1-48). Pedro usó las llaves que Jesús le dio (Mateo 16:19) para abrir las puertas de la salvación a los gentiles (cf. Hechos 2:39). A diferencia de la Ley de Moisés (Deuteronomio 10:15), ahora el Evangelio es para toda raza y nación. Toda persona tiene el mismo acceso a la recepción del Evangelio, ya que Él honra a todos los que Lo obedecen (Hechos 10:34-35). Cornelio oyó (10:33-44), creyó (10:43) y fue bautizado (10:47-48).

Conversión #6: Un procónsul y otros gentiles (13:6-52). Estos oyeron (13:7,42-44) y creyeron (13:12,48). No se brinda detalles de lo que se predicó o practicó. El texto tampoco brinda detalles de su arrepentimiento, confesión y bautismo.

En algunos lugares en Hechos (4:1-4; 17:34), como aquí, se usa la palabra «creer» como un resumen o sinécdoque. «Sinécdoque» es «una figura de expresión en la cual se reemplaza el todo por una parte».[1] Cuando Moisés dijo que no se dejaría ninguna «pezuña» (Éxodo 10:26), usó una sinécdoque, como lo hace un granjero que dice que tiene «noventa cabezas de ganado». Jesús usó una sinécdoque en Juan 3:16: «…todo aquel que en él cree, no se pierda». Él usó la «creencia», la cual es una condición para el perdón, con referencia a la totalidad de las condiciones.

Esto no quiere decir que el arrepentimiento y el bautismo no sean necesarios, así como el hecho de que Dios haya «dado…arrepentimiento para vida» (Hechos 11:18) no significa que la creencia sea innecesaria.

Conversión #7: Lidia y sus familiares (16:13-15). Estas mujeres que se reunieron para orar escucharon el Evangelio (16:13) y fueron bautizadas (16:15).

Conversión #8: El carcelero de Filipos y sus familiares (16:26-34). Cuando Pablo y Silas se encontraron con una muchacha poseída, expulsaron de ella a un demonio, lo cual causó que fueran arrojados a la cárcel. Después de un temblor celestial que abrió las puertas de la cárcel, Pablo detuvo a su carcelero que estaba a punto de cometer suicidio pensando que los presos habían escapado. El carcelero entonces preguntó lo que debía hacer para ser salvo (16:30).

Pablo respondió: «Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo» (16:31). Para entender esto, se debe considerar el contexto y la respuesta completa (16:32-34).[2] El carcelero era romano. En el mejor de los casos, no tenía religión; en el peor de los casos, su religión era pagana.

¿Por qué diría Pablo: «Arrepiéntete y bautízate para el perdón de pecados» a alguien que no estaba familiarizado con el Dios verdadero, Jesús, el arrepentimiento, el bautismo, el pecado y el perdón? Pablo dio la respuesta corta y luego le enseñó lo que la creencia involucraba.

Luego el carcelero oyó (16:31-32), creyó (16:34), se arrepintió (lo cual se implica por el hecho que lavó las heridas de Pablo y Silas—16:33) y fue bautizado en la misma hora de la noche (16:33). Después de ser bautizado, se regocijó (16:34).

Conversión #9: Crispo y los corintios (Hechos 18:8). Ellos oyeron, creyeron y fueron bautizados (18:8).

Conversión #10: Los discípulos efesios (19:1-7). Ellos oyeron (19:2-4), creyeron (19:4) y fueron bautizados (19:5). También recibieron los dones espirituales (19:6).

Lo que aprendemos

Ninguna conversión única registra todo lo que la salvación de un pecador involucra. Sin embargo, al considerar todas las conversiones en conjunto, se puede ver que muestran un patrón claro. Para recibir la salvación, se debe oír, creer, arrepentirse, confesar y bautizarse (Marcos 16:15-16; Juan 3:3-5). En tal punto, el convertido recibe la salvación, la membresía a la iglesia, el gozo y la comunión. Desde entonces, debe permanecer fiel (Hechos 2:42; Apocalipsis 2:10).

Ya que la totalidad de la Palabra de Dios es verdad (Salmos 119:160), y ya que Dios no hace acepción de personas (Hechos 10:34-35), debemos aceptar todas las cosas que Dios requiere para la salvación. Toda persona que es realmente salva, es salva de la misma manera.

La salvación es como la combinación de una caja fuerte. Su mecanismo se abrirá solamente después de que se haya seguido una cierta secuencia de números. Si la combinación es: hacia la derecha hasta el número 3, hacia la izquierda hasta el 10, hacia la derecha hasta el 7, hacia la izquierda hasta el 4, y hacia la derecha hasta el 1, entonces la caja fuerte no se abrirá si se

  • gira hacia la izquierda y se para en el 3.

  • gira hacia la derecha primero y se para en el 10.

  • gira por último a la derecha y se para en el 2.

  • omite el 10 de la secuencia.

  • añade el 8 a la secuencia.

La respuesta del hombre al ofrecimiento divino de la salvación es similar. Los cinco requisitos para un bautismo escritural son los siguientes:

  • La inmersión en agua (Hechos 8:35-39; Romanos 6:4; Colosenses 2:12)

  • de un creyente penitente (Hechos 2:38; 8:36-38; Marcos 16:16),

  • basada en la confesión de fe en cuanto a Jesús (Hechos 8:37; Mateo 10:32-33),

  • para el perdón de los pecados (Hechos 2:38; 22:16),

  • en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo (Mateo 28:19).

Hechos 19:1-7 ilustra la combinación de la caja fuerte de la salvación. Apolos bautizó a algunos discípulos después de enseñarles una doctrina expirada—el bautismo de Juan que había sido reemplazado en la cruz de Cristo (Juan 3:23; Colosenses 2:14). El bautismo de Juan difería del bautismo de Jesús: en el orden de los mandamientos (arrepentirse y creer en vez de creer y arrepentirse—Marcos 1:15),[3] en que no requería la confesión de Jesús, y en que no era en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.

Aplique el principio de la combinación de la caja fuerte:

  • ¿Inmersión en agua? Sí.

  • ¿Creyentes penitentes? Sí/no. Ellos eran penitentes, pero se les enseñó a creer en Aquel que vendría.

  • ¿Perdón de pecados? Originalmente, sí (Marcos 1:4), pero después tal promesa expiró cuando tal bautismo caducó.

  • ¿Confesión de Cristo como Señor? No.

  • ¿En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo? No

Esta combinación ya no funcionaba para el tiempo de Pablo, así que él les enseñó y bautizó correctamente.

La pregunta más importante que alguien puede hacer es: «¿Soy salvo?». Para escuchar «sí» en el Día del Juicio (Mateo 25:31-33), debemos prepararnos ahora mismo. «¿[C]ómo escaparemos nosotros, si descuidamos una salvación tan grande?» (Hebreos 2:3).

Seguir el libro de Hechos es la manera correcta. Usted está invitado a visitar a la iglesia de Cristo en su comunidad, donde descubrirá que esto es lo que se enseña y practica.

[1] «Sinécdoque» «Synecdoche», Merriam-Webster, https://www.merriam-webster.com/dictionary/synecdoche, fecha de acceso: 19 de octubre, 2021.

[2] El ladrón en la cruz (Lucas 23:43), al cual se apela frecuentemente para dar crédito a la conversión de fe sola en el lecho de muerte, vivió bajo la Ley de Moisés. Como alguien salvado antes del testamento de Jesús (Hebreos 9:15-17), él no es un ejemplo de nuestra salvación hoy, así como Naamán, Jonás, la mujer samaritana o Bartimeo no lo son. Jesús todavía no había resucitado, la Gran Comisión todavía no había sido dada, y la iglesia (el reino) todavía no estaba en existencia.

[3] Juan amonestó a la gente a arrepentirse por no guardar la Ley, y a creer en Aquel que había de venir. La Gran Comisión requiere que la gente crea en Jesús (Quien ya vino) y se arrepienta de sus pecados.