¿Puede una persona vivir en adulterio?

Resumen

Los cristianos debemos permitir que la Palabra de Dios nos guíe en vez de nuestras tendencias, afinidades o emociones.

Hay confusión en la mente de algunos en cuanto al estado de aquellos que cometen adulterio. Generalmente se admite que una pareja llega a ser culpable de adulterio cuando forma una relación sexual en violación de la enseñanza de Cristo en Mateo 19:9. Pero ¿qué debe hacer la iglesia cuando una o ambas personas en aquella relación quieren ser parte de su membresía, expresan lamento por el pecado, pero también señalan su intención de continuar en tal relación? Algunos argumentan que, si la pareja está dolida por el pecado, entonces se debe aceptar tal relación como legítima ya que realmente es imposible vivir en adulterio. Se sugiere que ellos fueron culpables de adulterio cuando se unieron la primera vez, pero que no se puede decir que están viviendo (en un estado continuo) en adulterio; así que pueden continuar con su matrimonio sin ser culpables de pecado adicional.

Mientras tanto, la iglesia tiende a evitar el tema, permitiendo que la pareja tenga comunión con la congregación, pero, en medio de la incertidumbre, les priva la participación abierta y la comunión sin reservas. En medio de esta inconsistencia, la iglesia cae pasivamente en el mismo error de las iglesias de Pérgamo (Apocalipsis 2:14) y Tiatira (Apocalipsis 2:20-22), en las cuales se toleraba el pecado. Nosotros debemos permitir que las palabras de Dios nos guíen en vez de nuestras tendencias, afinidades o emociones humanas. La Palabra de Dios habla claramente en cuanto a este tema.

Es cierto que se puede considerar el pecado como la práctica de actos aislados que son contrarios a la voluntad de Dios; pero esto no quiere decir que la gente no pueda vivir en pecado. Un «mentiroso» es alguien que está involucrado en actos individuales de mentira. ¿Qué lo constituye un mentiroso y por ende culpable de tener una vida de mentira? Su indisposición de dejar la mentira. Una persona es un «homicida» si ha matado a una o más personas y continúa contemplando la posibilidad de repetir tal acción. Una persona es un adúltero ya que ha formado una relación sexual que viola la ley de Dios y rechaza poner término a esa relación ilícita. Decir simplemente que se lamenta la existencia de esa unión adúltera no altera lo que no es «lícito» ante los ojos de Dios (cf. Mateo 14:4). Siempre y cuando se continúe con tal matrimonio ilícito, las partes involucradas están viviendo en adulterio; ellos están «adulterando» (cf. Mateo 19:9; este verbo está en el presente continuo), «viviendo en fornicación» (cf. Colosenses 3:5-7) y «viviendo en pecado» (cf. Romanos 6:2). Cuando Pablo hizo recordar a los cristianos en Corinto en cuanto al tiempo de su conversión, señaló que algunos habían sido antes fornicarios, adúlteros y homosexuales (1 Corintios 6:9-11). ¿Quién dudaría de que la salvación de ellos hubiera sido imposible al menos de que tales uniones hubieran llegado a su fin? Ciertamente, «los que hemos muerto al pecado, ¿cómo viviremos aún en él?» (Romanos 6:2).