Lo que nuestro hogar debería ser: Parte 4

Resumen

Nuestro hogar debería ser un lugar donde se enseñe a los niños a obedecer a Dios, pues un día darán cuenta de sus hechos.

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Debería ser un lugar de guía espiritual

Vivimos en un tiempo en que se desalienta la disciplina. Pero si no se enseña al niño a respetar la ley y rendir obediencia en el hogar, con mucha probabilidad adoptará la anarquía. El rey sabio escribió:

El que detiene el castigo, a su hijo aborrece; mas el que lo ama, desde temprano lo corrige (Proverbios 13:24).

Castiga a tu hijo en tanto que hay esperanza; mas no se apresure tu alma para destruirlo. (Proverbios 19:18).

La vara y la corrección dan sabiduría; mas el muchacho consentido avergonzará a su madre. Cuando los impíos son muchos, mucha es la transgresión; mas los justos verán la ruina de ellos. Corrige a tu hijo, y te dará descanso, y dará alegría a tu alma (Proverbios 29:15-17).

Muchos psicólogos modernos consideran esta doctrina como pasada de moda. En vez de instruir a sus hijos en el camino que deben ir (cf. Proverbios 22:6), algunos cristianos están permitiendo que viajen en el camino que quieren ir. No se le enseña al niño a respetar la ley del hogar, la ley del hombre y la ley de Dios. Los padres dejan las riendas y permiten que el niño se salga con las suyas, y pronto este se degenera y encuentra deshonra.

Se debe enseñar a los niños a honrar a sus padres como el Señor les ha mandado, para que les vaya bien y tengan larga vida en la tierra (Efesios 6:1-3). Que sigan el consejo de un hombre que habla con autoridad: «Guarda, hijo mío, el mandamiento de tu padre, y no dejes la enseñanza de tu madre; átalos siempre en tu corazón, enlázalos a tu cuello. Te guiarán cuando andes; cuando duermas te guardarán; hablarán contigo cuando despiertes» (Proverbios 6:20-22).

Se debe enseñar a los niños a rendir obediencia a Dios, pues un día dejarán el hogar y seguirán su propio camino; y cuando su tiempo en esta tierra llegue a su fin, deberán regresar al hogar celestial. Un día se dejará el hogar en la tierra, pero nosotros nos gozamos en nuestro Señor, Quien está preparando un hogar para nosotros: un hogar celestial donde moraremos con nuestro Padre para siempre.