Por Favor, ¡Vístase!

Resumen

¡Hay demasiados cristianos desnudos! ¡Y muchos de ellos van de un lugar a otro sin sentir ninguna pizca de vergüenza!

¡Hay demasiados cristianos desnudos! Los cristianos desnudos deberían estar tan avergonzados como lo estuvieron Adán y Eva cuando se escondían de la presencia de Dios después de su pecado (Génesis 3:8). Desafortunadamente, ¡muchos cristianos van de un lugar a otro sin preocuparse por el adorno adecuado ni sentir ninguna pizca de vergüenza!

Déjeme explicar algo: Realmente no estoy hablando de la ropa que los cristianos usan (o no usan), sino de las vestiduras de una vida de buenas obras. En particular, se dice a las mujeres cristianas en 1 Timoteo 2:9-10 que se vistan de “buenas obras”. Los cristianos (hombres y mujeres; cf. Tito 3:1,14) hemos sido “creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas” (Efesios 2:10). El concepto de cristianos que practican buenas obras estuvo en la mente y el plan eterno de Dios antes de la creación. ¡Las buenas obras deberían ser algo tan común como vestirse en la mañana!

Así como otros cristianos fieles, yo estoy preocupado de la clase de vestimenta que el mundo usa e incluso algunos de los miembros del cuerpo de Cristo. Sin embargo, también estoy preocupado de los hermanos que carecen de buenas obras en el servicio del reino de Dios. Mis hermanos, así como Dios pedirá cuenta al inmoral en el Día del Juicio (vea Gálatas 5:19-21), ¡también pedirá cuentas a Sus hijos que no hacen casi nada por Su causa!

De hecho, Jesús presentó una escena del Día del Juicio en Mateo 25 en la cual algunos no habían dado de comer al hambriento, dado de beber al sediento, dado la bienvenida al prójimo, vestido al desnudo o visitado al enfermo o al que estuvo en la cárcel (vss. 42-43). Jesús enseñó que dirá a tales personas: “Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles” (vs. 41). Obviamente, ¡este es un asunto serio!

No, nosotros nunca podremos hacer suficientes obras para merecer nuestra salvación, pero recibir la gracia del Dios todopoderoso requiere que seamos obreros fieles en Su reino. Meditemos seriamente en cuanto a nuestro trabajo por el Señor y Su iglesia, para que no seamos sorprendidos “desnudos” en el día que Jesús regrese. En las palabras de Jesús, “[e]l que tiene oídos para oír, oiga” (Mateo 11:15). ¡Conserve su ropa espiritual y esté preparado para obrar! (vea Lucas 12:35). ¡Dios lo bendiga en Su servicio!