Lo que la Biblia Dice acerca del Purgatorio

La Iglesia Católica Romana ha enseñado la doctrina del “purgatorio” desde finales del siglo V o comienzos del siglo VI. Gregorio el Grande (590-604 d.C.) fue el primero en establecer oficialmente la doctrina, pero se alcanzó acuerdo final en la Iglesia Católica en 1439 después de meses de debate en el Concilio de Florencia.

El catolicismo enseña que, aparte del cielo y el infierno, “existe en el más allá un estado intermedio de castigo temporal, asignado para aquellos que han muerto en pecado venial” (Gibbons, 1917, p. 210). En otras palabras, los que mueren en un estado de perfección van al cielo, pero los que mueren en un estado de pecado van al infierno o al purgatorio—dependiendo de la clase de pecado no perdonado del cual sean culpables. El catolicismo diferencia entre pecados “mortales” y “veniales”. Generalmente se puede pensar en los pecados mortales como “pecados grandes”, y en los pecados veniales como “pecados pequeños”. Los que mueren habiendo cometido pecados mortales van directamente al infierno, pero los que mueren habiendo cometido pecados veniales van al purgatorio—un lugar temporal de castigo. La persona permanece allí hasta que sus “pecados pequeños” sean purgados, en cuyo momento tal persona puede ir al cielo. (Esta doctrina es popular ya que provee un sentido falso de esperanza para aquellos cuyos seres queridos han muerto en pecado impenitente). El sufrimiento y la estadía en el purgatorio depende de la culpa. Algunos permanecen allí solamente unas pocas horas, y su sufrimiento es relativamente leve. Otros pueden permanecer allí cientos de años, y su sufrimiento es solamente un poco menor al sufrimiento que se experimentaría en el infierno.

Aunque los que están en el purgatorio no pueden ayudarse a sí mismos, supuestamente pueden ser ayudados por los fieles en la tierra. Las ofrendas y servicios a la Iglesia Católica, que pueden proveer una “indulgencia parcial” (Papa Pablo VI, s.d., 5), juntamente con las oraciones y las misas de los sacerdotes y familiares de la víctima en el purgatorio, pueden resultar en la disminución del tiempo de estadía en el purgatorio.

Una Doctrina con Fundamento Inestable

El texto de prueba católico para la doctrina del purgatorio es 2 Macabeos 12:39-45. Este es uno de los libros apócrifos de la Biblia católica. “Apócrifo” denota los “libros religiosos inferiores en autoridad y mérito a las Escrituras del A.T. y el N.T.” (Davies, 1915, 4:180). Ninguno de los libros apócrifos están listados entre los 66 libros actuales de la Biblia ya que “los oficiales de la iglesia antigua los consideraron indignos y sin autoridad” (Youngblood, 1995, p. 85). Hay 14 libros judíos que el judaísmo y subsiguientemente la iglesia antigua rechazaron como canónicos. Estos incluyen 1 y 2 Esdras, Tobías, Judit, el Resto de Ester, Sabiduría, Eclesiástico, Baruc, la Epístola de Jeremías, la Oración de Azarías, el Himno del los Tres Jóvenes, Susana, Bel y el Dragón, la Oración de Manasés y 1 y 2 Macabeos.

Nosotros rechazamos estos libros por las siguientes razones:

  1. El judaísmo nunca los aceptó como inspirados y autoritativos, y por ende “nunca fueron incluidos en el canon hebreo del Antiguo Testamento” (Lightfoot, 2003, p. 167).
  2. Ni Jesús ni los apóstoles los aceptaron. Los autores del Nuevo Testamento citaron “una gran parte de los documentos del Antiguo Testamento, pero nunca citaron la apócrifa” (Blomberg, 2014, p. 49).
  3. Estos libros no poseen las cualidades de inspiración. Muchos describen eventos ficticios, conteniendo errores geográficos, detalles cronológicos erróneos y algunas veces contradicciones con el Antiguo Testamento.

Basada en la Contradicción y la Absurdez

Pero incluso si se lee 2 Macabeos 12, no se encontrará nada en cuanto a un estado intermedio de sufrimiento para los que mueren habiendo cometido pecados veniales y que esperan actos de gracia de aquellos que todavía viven en la Tierra. Este texto sí menciona en cuanto a la oración “por los muertos”, pero se debe realizar ajustes hermenéuticos absurdos para sostener la doctrina del purgatorio.

Además, se debe notar que las personas en 2 Macabeos 12 que murieron fueron culpables de idolatría. Pero según el catolicismo, la idolatría es un pecado mortal (Wilhelm, 2012), es decir, los idólatras van directamente al infierno, y las ofrendas u oraciones no pueden salvarles. Pero se usa este pasaje extensamente para probar la doctrina del purgatorio. ¡Esto es una contradicción clara!

CONCLUSIÓN

Se debe rechazar la doctrina del purgatorio porque no se encuentra en la Biblia. El catolicismo frecuentemente intenta probar la idea del purgatorio al señalar algunos textos del Nuevo Testamento, pero la Biblia no menciona tal doctrina por nombre o concepto. La única manera de creer en el purgatorio es al no creer en la Biblia misma.

Referencias

Blomberg, Craig (2014), ¿Todavía Podemos Creer en la Biblia? [Can We Still Believe the Bible?] (Grand Rapids, MI: Brazos).

Davies, Thomas (1915), “Apócrifa” [“Apocrypha”], Enciclopedia Bíblica Internacional Estándar [International Standard Bible Encyclopedia]. ed. James Orr (Chicago, IL: Howard-Severance).

Gibbons, James (1917), La Fe de Nuestros Padres [The Faith of Our Fathers] (Baltimore, MD: John Murphy).

Lightfoot, Neil (2003), Cómo Obtuvimos la Biblia [How We Got the Bible] (Nueva York: MJF Books).

Papa Pablo VI (sine data), Constitución Apostólica sobre las Indulgencias [Apostolic Constitution on Indulgences], EWTN, http://www.ewtn.com/library/PAPALDOC/P6INDULG.HTM.

Wilhelm, Joseph (2012), “Idolatría” [“Idolatry”], La Enciclopedia Católica [The Catholic Encyclopedia] (Nueva York: Appleton Company).

Youngblood, Ronald (1995), Nuevo Diccionario Bíblico Ilustrado [New Illustrated Bible Dictionary] (Nashville, TN: Thomas Nelson).