La Predestinación Vs. el Libre Albedrío

Pregunta:

“¿Qué parte de la vida humana está determinada por la predestinación o planeamiento de Dios (e.g., el caso de Faraón en Éxodo, o Judas Iscariote)? O en otras palabras, ¿qué parte está determinada por el libre albedrío?”.

Respuesta:

Primeramente, se debe notar que esta pregunta implica la definición popular de la “predestinación”, la cual, en realidad, no tiene sostenimiento bíblico. Mucha gente religiosa imagina que la “predestinación” y el “libre albedrío” son incompatibles, incluso opuestos. La pregunta implica una afinidad con tal entendimiento, o al menos que existe conflicto suficiente entre la predestinación y el libre albedrío como para que se requiera algo de explicación para garantizar reconciliación.

La doctrina bíblica de la predestinación es diferente a la teoría denominacional predominante pero falsa en cuanto al tema. Fundamentalmente, la Biblia enseña que la predestinación de Dios tiene que ver con la decisión divina de salvar a toda la gente que acepta las condiciones de Dios para recibir gracia y misericordia (Efesios 1:10-12). Por otra parte, la doctrina humana de la predestinación sugiere que Dios determina arbitrariamente e incondicionalmente que ciertos individuos sean salvos, como también que otros se pierdan eternamente. Esta doctrina denominacional (la cual es parte del dogma calvinista fundamental) estipula que un número incambiable de personas se salvará (o perderá) aparte de cualquier intervención humana. Pero la Palabra de Dios enseña que un número de personas se salvará (o perderá) dependiendo de la manera en que ha ejercitado su libre albedrío. La diferencia es entre la “salvación incondicional” y la “salvación condicional”. La diferencia es entre la “condenación incondicional” y la “condenación condicional”.

En el caso de la salvación, la diferencia es entre la “obediencia no-esencial” y la “obediencia”. Sin embargo, la obediencia no demanda perfección absoluta. La perfección es la meta que Dios quiere que procuremos pero que nunca se termina de alcanzar. La obediencia activa la gracia y misericordia de Dios para suplir la carencia humana de perfección completa y permitir que los pecadores sean perdonados y entren al cielo para gozar de la presencia de Dios.

Note los siguientes versículos en cuanto a la obediencia, o falta de ella, y la manera en que esto afecta la eternidad personal. Al hablar de Jesús, Hebreos 5:8-9 dice:

Y aunque era Hijo, por lo que padeció aprendió la obediencia; y habiendo sido perfeccionado, vino a ser autor de eterna salvación para todos los que le obedecen.

En cuanto a los perdidos al final del tiempo, 2 Tesalonicenses 1:7-9 dice:

[Y] a vosotros que sois atribulados, daros reposo con nosotros, cuando se manifieste el Señor Jesús desde el cielo con los ángeles de su poder, en llama de fuego, para dar retribución a los que no conocieron a Dios, ni obedecen al evangelio de nuestro Señor Jesucristo; los cuales sufrirán pena de eterna perdición, excluidos de la presencia del Señor y de la gloria de su poder.

Adicionalmente, Romanos 1:5 anuncia que la fe por la cual una persona es justificada (Romanos 5:1) es la “obediencia a la fe”. Romanos 16:26 concluye la epístola a los cristianos en Roma haciendo referencia a la “obediencia a la fe”. Por ende, todo lo que el libro de Romanos dice en cuanto a la fe y su relación a la redención está contenida entre la idea de la fe activa.

Claramente, cada pasaje que exhorta a la humanidad a responder al mensaje de Dios implica la capacidad humana de responder de una manera satisfactoria según el fundamento del libre albedrío. Como ejemplo, considere el siguiente plan de salvación breve que el Nuevo Testamento presenta: Oír la Palabra de Dios y creerla (Romanos 10:17; Marcos 16:16); arrepentirse de los pecados (Lucas 13:5; Hechos 17:30); profesar a Jesús como Cristo (Hechos 8:37; Romanos 10:9-10); ser sumergido para la remisión de pecados (Hechos 2:38; 22:16; Romanos 6:3-5; Colosenses 2:12; 1 Pedro 3:21); permanecer fiel (Apocalipsis 2:10). A través de la Biblia, Dios también exhorta a los cristianos que pecan a arrepentirse y orar para recibir perdón (Hechos 8:22-24).

De igual manera, cada advertencia bíblica a la humanidad también implica la capacidad humana de responder satisfactoriamente según el fundamento del libre albedrío. Considere los siguientes versículos: “Mirad, hermanos, que no haya en ninguno de vosotros corazón malo de incredulidad para apartarse del Dios vivo” (Hebreos 3:12); y “No seas vencido de lo malo, sino vence con el bien el mal” (Romanos 12:21). Cada instrucción bíblica presupone la capacidad del hombre de obedecerla o rechazarla, confirmando la responsabilidad humana de usar su libre albedrío correctamente (pero a la vez, reconociendo que se puede optar usar el libre albedrío incorrectamente).

A través de Su omnisciencia, Dios puede mirar al futuro y ver lo que sucederá. A través de los profetas cuyos mensajes la Biblia registra, Dios anunció los eventos que ocurrirían. El cumplimiento de esas profecías confirmaron la mano de Dios en las revelaciones e instrucciones que Dios proveyó a la humanidad para su guía en su peregrinar terrenal. Desde un punto de observación ventajosa, una vez yo pude notar la colisión inevitable de un tren y un tractor, cuyos conductores no pudieron detectar el accidente debido a su ubicación. Desde luego, aunque yo sabía que estos vehículos colisionarían, no fui responsable del accidente. De la misma manera, Dios no determina que sucederá lo que puede ver; el hombre todavía es responsable de sus acciones.

Dios no interfiere directamente en el libre albedrío de la humanidad; de otra manera, sería culpable de las transgresiones del hombre. Faraón en el tiempo de Moisés, y Judas Iscariote, son ejemplos del conocimiento anticipado de Dios. El endurecimiento del corazón de Faraón fue directamente el acto de Faraón, e indirectamente el acto de Dios ya que Él requirió de Faraón (a través de Moisés) lo que él no estuvo dispuesto a hacer. “El mismo Sol que derrite la mantequilla también endurece la arcilla”. La diferencia en los resultados tiene que ver con la manera en que la mantequilla y la arcilla responden a la temperatura del Sol. El mismo principio se aplica a la revelación de Dios, la cual puede afectar a los receptores de manera diferente.