Lecciones de José

Resumen

Dios transformó las dificultades en la vida de José en algo maravilloso, y Él puede hacer lo mismo por Sus siervos de hoy.

Y concibió, y dio a luz un hijo, y dijo: Dios ha quitado mi afrenta; y llamó su nombre José, diciendo: Añádame Jehová otro hijo (Génesis 30:23-24).

Algunas veces un nombre puede portar gran significado. En este texto, Raquel hizo un juego de palabras que se ha perdido en la traducción. El nombre «José» proviene del hebreo yasaf, que significa «añadir». La palabra para «quitar» es asaf. Entonces la idea es: «Dios ha quitado [asaf] mi afrenta… Añádame [yasaf] Jehová otro hijo». La madre de José no solamente consideró el nacimiento de su hijo como una bendición de Dios, sino también como una promesa de cosas mejores que habrían de llegar. Ella podría recordar esto cada vez que dijera su nombre. Nosotros podemos aprender mucho en cuanto a José; pero su historia no es remarcable por las cosas que le sucedieron, sino realmente por su reacción ante las cosas que le sucedieron.

De José aprendemos que la vida no es siempre justa

José no creció en una familia modelo. Lo primero que leemos en cuanto a la vida de José es que él informaba a su padre de la mala conducta de cuatro de sus hermanos (Génesis 37:2), quienes fueron los hijos de dos mujeres que las esposas de Jacob le dieron para ganar el afecto de su esposo. Simeón y Leví destruyeron a una villa completa cuando su líder deshonró a su hermana; Rubén cometió fornicación con una de las concubinas de su padre; y Judá tuvo gemelos con su nuera que se había disfrazado como prostituta. ¡Estas fueron las personas con las cuales José compartió los primeros diecisiete años de su vida! Encima de esto, sus hermanos aborrecieron cruelmente a José debido al favoritismo de su padre hacia él, y ellos lo maltrataron en todo momento.

De José aprendemos que podemos hacer lo bueno sin importar las circunstancias

José no permitió que las circunstancias dictaran sus acciones. Rechazó pecar cuando parecía que el pecado era la única opción. Incluso cuando las emociones lo embargaban, permitió que la razón y la misericordia lo controlaran. La historia de José fue revivida por Daniel muchos siglos después en Babilonia. Como José, Daniel también escogió no contaminarse cuando parecía que no había otra opción. Él también fue odiado pero exaltado por Dios debido a su fe en Él. Daniel pudo haber hallado gran consuelo en la historia de José, y nosotros podemos encontrar consuelo en esta cuando sufrimos por lo bueno que hacemos.

De José aprendemos que se debe olvidar algunas cosas y recordar otras

El copero de Faraón olvidó a José por mucho tiempo (Génesis 40:23), pero la memoria de José todavía estaba en la mente de su familia (42:21-22,36). José olvidó el maltrato de los hijos de su padre (41:51; 50:15-21), pero nunca olvidó al Dios de su padre. La gente alrededor de él pudo haberse preguntado por qué él tenía tal lealtad a un «dios extranjero» que había permitido que sufriera tanto. ¿Por qué no servía a los dioses de los egipcios en cuya nación había prosperado y en cuya nación había llegado a ser un príncipe? José nunca olvidó a su Dios porque, realmente, Dios nunca Se olvidó de él (39:1-6,20-23).

Dios transformó las dificultades en la vida de José en algo maravilloso, y Él puede hacer lo mismo por cada uno de nosotros si es que Lo servimos fielmente durante los tiempos buenos y malos.