Las manos y los pies traspasados de Jesús

Resumen

¿Cuál es la probabilidad de que el salmista y Zacarías hubieran hecho alusión a la crucifixión siglos antes de su empleo?

Se puede encontrar dos contextos mesiánicos fascinantes en Salmos 22 y Zacarías 12-13, donde se presenta una serie de predicciones específicas. Una de esas predicciones menciona que el Mesías sería «traspasado». Compare la alusión del salmista con la de Zacarías:

Porque perros me han rodeado; me ha cercado cuadrilla de malignos; horadaron mis manos y mis pies (Salmos 22:16).

[Y] mirarán a mí, a quien traspasaron, y llorarán como se llora por hijo unigénito, afligiéndose por él como quien se aflige por el primogénito (Zacarías 12:10).

Obviamente la primera predicción se relaciona a la escena de la cruz. El marco de tiempo de la segunda es menos exacto, pero sin duda también hace referencia al mismo evento de la crucifixión. De todos modos, la alusión «traspasaron» es confirmada por el apóstol Juan. Al describir la escena de la crucifixión, específicamente el incidente en el cual los soldados quebraron las piernas de los dos ladrones, Juan reportó que Jesús ya estaba muerto: «Pero uno de los soldados le abrió el costado con una lanza, y al instante salió sangre y agua» (Juan 19:34). Él identificó inmediatamente el incidente como el cumplimiento de la profecía de Zacarías (vs. 37). Luego hizo alusión a este mismo detalle en conexión con la venida de Jesús (Apocalipsis 1:7).

Jesús fue «traspasado» dos veces en la ocasión de la crucifixión. Primero, Sus manos y pies fueron traspasados por los clavos cuando los soldados romanos Lo colgaron en la cruz. Segundo, se informa que poco después de que Él murió, un soldado romano traspasó Su costado, para asegurarse de que estuviera muerto. Ninguno de los escritores de los Evangelios hizo referencia explícitamente al Salmo 22:16 en conexión con la crucifixión. Sin embargo, la conexión es muy obvia, no solamente porque Sus manos y pies fueron traspasados, sino también porque el Salmo 22 está saturado de otras predicciones mesiánicas, incluyendo las burlas del Mesías, el movimiento escarnecedor de las cabezas de Sus enemigos, la división de Sus ropas, y la descripción gráfica de Su condición física exhausta que caracterizaba la crucifixión (i. e., la extensión de la estructura esquelética, la sed intensa y el impacto en el corazón y la cavidad torácica).[1]

La pregunta que se debe considerar es: «¿Cómo pudieron el salmista (ca. 1000 a. C.) y Zacarías (ca. 500 a. C.) predecir cientos de años antes que el Mesías sería ejecutado, y que tal ejecución incluiría tales «perforaciones»? En la sociedad judía, el apedreamiento era la forma de ejecución predominante (Éxodo 19:13; Levítico 20:27; 24:14, 23; Números 15:36; Deuteronomio 17:5; Josué 7:25; 1 Reyes 12:18; et al.). Ciertamente, ellos no empleaban la crucifixión como método de ejecución,[2] y el Imperio romano que lo emplearía todavía no existía. Incluso si el salmista y Zacarías hubieran estado familiarizados con la crucifixión, ¿cómo pudieran haber predicho con exactitud precisa el tipo de perforación que Jesús sufriría? Con tantas formas posibles de ejecución, ¿cuál es la probabilidad de que ambos hubieran hecho alusión a la crucifixión? Los detalles específicos que presentaron descartan la idea de que ellos hubieran estado adivinando. Los charlatanes conservan la ambigüedad del lenguaje en vez de exponerse a ser descubiertos debido a algún detalle específico. Ya que el canon del Antiguo Testamento ya estaba completo más de dos siglos antes de Cristo, ¿cómo se explica de que el salmista y Zacarías hicieran estas predicciones exactas tantos años antes? La única conclusión racional es que, como ellos mismos declararon, sus anuncios fueron guiados sobrenaturalmente.

[1] Para los aspectos médicos de la crucifixión de Cristo, vea William Stroud, Tratado sobre la causa física de la muerte de Cristo y su relación con los principios y las prácticas del cristianismo [Treatise on the physical cause of the death of Christ and its relation to the principles and practice of Christianity] (Londres: Hamilton & Adams, 1847), 153. También vea Bert Thompson y Brad Harrub, Un examen de la evidencia médica para la muerte física de Cristo [An examination of the medical evidence for the physical death of Christ] (Montgomery AL: Apologetics Press, 2002); W. D. Edwards, W. J. Gabel, y F. E. Hosmer, «Sobre la muerte física de Jesucristo» [«On the physical death of Jesus Christ»], Journal of the American Medical Association, 255.11 (1986):1455-1463, 21 de marzo.

[2] «No se encuentra la crucifixión entre los modelos conocidos de la pena capital en la ley judía». —Emil G. Hirsch, La enciclopedia judía [The Jewish encyclopedia] (Nueva York: Funk & Wagnall, 1903), 4:373.