La Manera de Evitar el Afán

Albio Tíbulo aprendió hace mucho tiempo atrás que “se requiere más que una almohada suave para garantizar un descanso placentero. El sueño se desvanece en la casa del afán”.

¿Qué puede hacer cuando el afán le mantiene despierto?

Lea las promesas de Dios y medite en Sus características. El afán es la oración a un dios falso. Su cura es el conocimiento del Dios verdadero. Dios nos ama (1 Juan 4:8-10); no puede mentirnos (Tito 1:2; Hebreos 6:18). Aprendamos a confiar nuestros afanes ante Él, teniendo la seguridad que Él cuida de nosotros (1 Pedro 5:7).

Busque “promesas”, “confianza” o “seguridad” en una Biblia temática y lea detenidamente las escrituras que se listan. Escríbalas—si la lectura no funciona. Busque “Dios” y lea en cuanto a lo que Él es y lo que ha hecho. Esto es medicina para un alma preocupada.

Luego tome el siguiente paso y medite en lo que ha aprendido. Cuando se apagan las luces, pensaremos en algo. ¿Serán pensamientos de preocupación o de fe? Dios no nos ha dejado sin instrucciones en cuanto a lo que quiere. La meditación está constituida de lo que leemos en la revelación de Dios. Por ejemplo, Dios dijo a Josué,

Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien (Josué 1:8).

El libro de los Salmos dice que la meditación puede reavivar el fuego interior (39:3), satisfacer el alma (63:5-6) y producir felicidad (104:33-34).

El Nuevo Testamento solamente usa dos veces la palabra para “meditar” (Lucas 21:14; 1 Timoteo 4:15). El verbo meletao significa “atender a” o “imaginar” (Strong, 1990, p. 56). La definición literal es “discutir consigo mismo”, y uno de sus sinónimos es la palabra “cavilar”. “Cavilar” puede significar “hablar entre dientes”, como cuando se tiene un problema, lo que Ana estaba haciendo cuando Elí le vio (1 Samuel 1:12-16). Una definición más vívida es “dar vueltas en la mente” como un visualizador en una vitrina de una joyera gira un collar de diamantes para que se lo pueda ver desde todos los ángulos.

Pablo dijo a Timoteo, “Ocúpate en estas cosas; permanece en ellas” (1 Timoteo 4:15). La primera frase significa, “Se constante, cuidadoso de estas cosas”; la segunda cláusula significa literalmente, “Persiste en estas cosas” (Hechos 6:4; 1 Corintios 16:15; 2 Corintios 8:5; Tito 2:14), y se pudiera parafrasear, “Sé absorbido por ellas”. La palabra “meditación” significa “estar en medio de algo”.

Atienda las necesidades en vez de los deseos (1 Timoteo 6:6-19). ¿Qué es lo que mantiene a mucha gente despierta en las noches? El dinero y las posesiones—sea conseguir más o pagar por lo que ya tiene. Las muchas posesiones pueden causar muchas aflicciones (Eclesiastés 5:10-12; cf. Deuteronomio 8:10-20). Las riquezas pueden ser engañosas (Mateo 13:22) e inciertas (1 Timoteo 6:17). Se puede encontrar la palabra “prosperidad” varias veces en el Antiguo Testamento. Considere algunas:

  • “En mi prosperidad dije yo: No seré jamás conmovido” (Salmos 30:6). La implicación es que él estaba preocupado que su prosperidad le alejaría de Dios.
  • “La prosperidad de los necios los echará a perder” (Proverbios 1:32). No debemos dejar que haga lo mismo con nosotros.
  • Jeremías se encontró con algunos quienes dejaron que sus posesiones se interpusieran entre ellos y Dios: “Te he hablado en tus prosperidades, mas dijiste: No oiré. Este fue tu camino desde tu juventud, que nunca oíste mi voz” (Jeremías 22:21).

Mucha gente estaría mejor si no estuviera tan bien. El rico necio de la parábola de Jesús es el ejemplo perfecto (Lucas 12:16-21). Si después de un examen cuidadoso, meditativo y prolongado cree que esta parábola le describe, considere lo que ganaría al perder. Tome el consejo que Jesús dio al joven rico de dejar algunas de sus posesiones—o todas excepto las necesarias (Mateo 19:16-21).

Estudie cuidadosamente lo que la Biblia dice en cuanto al afán (Daniel 3:17; Mateo 6:25-34; 13:22; Lucas 10:41; 12:29; 1 Corintios 7:21,32; Filipenses 4:6). Considere el afán como Dios lo considera—como una oración a un ídolo, una ofensa al Creador porque se duda de Su amor, poder y presencia. 

No necesitamos temer, ya que nuestro Padre siempre está cerca (Salmos 27:1-3; 139:1-6; 2 Reyes 6:15-17; Romanos 8:31). David anunció, “No temeré a diez millares de gente, que pusieren sitio contra mí” (Salmos 3:6). Muchas pinturas de los artistas medievales muestran a los creyentes que oran alrededor de pequeños demonios que les pinchan con su “tenedor”. El diablo no nos puede arrebatar si estamos en la mano del Padre (Juan 10:27-29).

La Biblia usa la frase “no temer” 63 veces. En cada una de las 15 veces que se usa en el Nuevo Testamento, Jesús la usó, se la usó acerca de Jesús o un ángel la usó. Jesús la usó siete veces (Mateo 10:28; Lucas 5:10; 8:50; 12:7,32; 18:4—en una parábola; Apocalipsis 1:17), y una vez se usó en una profecía acerca de Él (Juan 12:14-15). De las otras veces que se encuentra en el Nuevo Testamento, un ángel que Dios envía la pronuncia para consolar a uno de los siervos de Dios (Mateo 1:20; 28:5; Lucas 1:13,30; 2:10; Hechos 27:23-24). ¿Qué indica esto? Esto muestra que los que saben más, temen menos. Dios quiere que pongamos a un lado nuestros afanes y nos regocijemos en nuestro Dios y Sus bendiciones.

¿Alguna vez ha observado todo el contexto del mandamiento a “regocijarse siempre”? Pablo escribió,

Regocijaos en el Señor siempre. Otra vez digo: ¡Regocijaos! Vuestra gentileza sea conocida de todos los hombres. El Señor está cerca. Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús. Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad. Lo que aprendisteis y recibisteis y oísteis y visteis en mí, esto haced; y el Dios de paz estará con vosotros (Filipenses 4:4-9).

Observe lo fácil que es tener un buen descanso en la noche cuando seguimos el plan de Dios:

  • “Regocijaos…” (4:4). ¡Los cristianos deben tener un enfoque general positivo a pesar de las circunstancias (Pablo escribió esto desde una prisión), ya que nuestros pecados son perdonados y estamos en camino a la Tierra Gloriosa!
  • “El Señor está cerca” (4:5). Pablo sabía que el Señor estaba junto con él en ese calabozo. Él nunca abandona a ninguno de nosotros (Mateo 28:20).
  • Por ende, no debemos preocuparnos—“Por nada estéis afanosos” (4:6).
  • Pero recuerde orar: ponga sus afanes sobre Él y cuente sus bendiciones—“acción de gracias” (4:6).
  • Y pida lo que necesita—“sean conocidas vuestras peticiones” (4:6).
  • Luego disfrute paz mental constante—“la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones” (4:7).
  • Para conservarla, controle los pensamientos que entran (4:8).
  • Permanezca fiel. No regrese atrás—“haced” (4:9).
  • Siempre recuerde que Dios está con usted a través de su vida (4:9).

Asocie el “concepto de Padre” con Dios. La Biblia nos enseña a orar, “Padre nuestro que estás en los cielos…” (Mateo 6:9). Él podía haber demandado que nos dirijamos a Él como “Nuestro Rey Soberano”, “Creador”, “Juez” o “El Santo de Israel”, pero en cambio, Jesús escogió este título familiar confortante. Podemos llamar “Padre” a Dios.

Ahora, aplique eso a esta situación. ¿Falla usted a sus hijos cuando tienen alguna necesidad y usted puede ayudarles? No. Entonces pregúntese, ¿Soy yo mejor padre que Dios?”. Dios me ama más de lo que puedo amar a mis hijos, y tiene recursos que yo nunca tendré.

Jesús usó este mismo argumento. Él dijo:

Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá. Porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá. ¿Qué hombre hay de vosotros, que si su hijo le pide pan, le dará una piedra? ¿O si le pide un pescado, le dará una serpiente? Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará buenas cosas a los que le pidan? (Mateo 7:7-11; cf. Salmos 62:8).

Arrepiéntase. Es un pecado afanarse. Cuando me preocupo desmedidamente, desobedezco (Filipenses 4:6). Desobedecer un mandamiento es un pecado (1 Juan 3:4), así que debo superar el hábito del afán. Esto incluye afanarse por nuestros hijos, nuestras finanzas, nuestros matrimonios, nuestras reputaciones, los ataques terroristas—¡cualquier cosa!

Ore en cuanto a esto (Mateo 6:9-13; Hechos 8:22; Santiago 5:16). Pida que un amigo ore con usted—otra vez; hágalo ahora, no mañana. Luego añada esto a su lista de oración diaria, y pida que un amigo ore en cuanto a esto. Si tuviéramos cáncer, pediríamos oraciones. Considere al afán como un cáncer que crece en su alma; trate tal cáncer con la oración.

Mientras Dios esté en el cielo, Sus hijos no tienen necesidad de preocuparse en la Tierra.

Referencia

Strong, James (1990), La Nueva Concordancia Exhaustiva Bíblica de Strong [The New Strong’s Exhaustive Concordance of the Bible, Diccionario Griego (Nashville, TN: Thomas Nelson).