Estoy Buscando a una Iglesia que No Sea Tan Negativa

Hay mucho negativismo en nuestro mundo. Las noticias diarias se alimentan de escándalos, crímenes y sufrimiento dragado de todo el mundo. El mundo del negocio competitivo salvaje abruma a la gente. Las deudas se amontonan; la salud declina. Nuestros héroes del deporte, la política, la religión y el entretenimiento frecuentemente nos decepcionan. Todos trabajamos con alguien negativo o desalentador, y muchos son vecinos de alguien que nunca está contento.

Entonces, ¿es una sorpresa que la gente esté buscando un mensaje positivo los domingos? La iglesia es el lugar correcto para encontrar esto.

La iglesia predica las Buenas Nuevas.

El centro del mensaje de la iglesia del Nuevo Testamento es las Buenas Nuevas, un mensaje que brinda esperanza, ayuda, fortaleza y gozo. Por definición, el Evangelio es “buenas nuevas” (euangelion, 1 Corintios 15:1-4). Dios instruyó a Sus ministros a “exhortar” a Su pueblo (2 Timoteo 4:2), lo cual significa literalmente “llamar al lado para brindar una palabra de ánimo”.

Dios quiere que la gente posea esperanza, paz, aceptación y valor. Aunque lo negativo es útil, raramente ayuda como primera impresión. En realidad, ¡es un gozo servir a Dios!

  • A la gente cansada, Jesús dice: “Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar” (Mateo 11:28).
  • A los que están abrumados por el pecado y los problemas de la vida, Él promete: “Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas; porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga” (Mateo 11:29-30).
  • Para los que sienten angustia, tenemos un mensaje consolador: “y a vosotros que sois atribulados, daros reposo con nosotros, cuando se manifieste el Señor Jesús desde el cielo con los ángeles de su poder,…cuando venga en aquel día para ser glorificado en sus santos y ser admirado en todos los que creyeron (por cuanto nuestro testimonio ha sido creído entre vosotros)” (2 Tesalonicenses 1:7-10).
  • A los que se sienten perdidos, se les muestra el camino al “camino” (Juan 14:6).
  • Los que se sienten culpables, escuchan: “Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu” (Romanos 8:1; cf. Juan 5:24).
  • A los que temen la muerte, se les asegura: “se tocará la trompeta, y los muertos serán resucitados incorruptibles, y nosotros seremos transformados. Porque es necesario que esto corruptible se vista de incorrupción, y esto mortal se vista de inmortalidad… [E]ntonces se cumplirá la palabra que está escrita: Sorbida es la muerte en victoria. ¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón? ¿Dónde, oh sepulcro, tu victoria? ya que el aguijón de la muerte es el pecado, y el poder del pecado, la ley. Mas gracias sean dadas a Dios, que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo” (1 Corintios 15:52-57).
  • Para los que piensan que Dios les ha abandonado, el mensaje es: “Joven fui, y he envejecido, y no he visto justo desamparado, ni su descendencia que mendigue pan. En todo tiempo tiene misericordia… Porque Jehová ama la rectitud, y no desampara a sus santos. Para siempre serán guardados” (Salmos 37:25-28).
  • A los que sienten que Dios es inaccesible, les decimos: “…por quien también tenemos entrada por la fe a esta gracia en la cual estamos firmes, y nos gloriamos en la esperanza de la gloria de Dios” (Romanos 5:2).

¡Sí, el Evangelio es buenas nuevas!

La iglesia promueve el cambio personal positivo.

Todos los hombres tienen pecados y luchas, adicciones y hábitos, errores y lamentos (1 Juan 5:19). Ellos añoran elevarse por encima de tales cosas y ser libres. La predicación que guía de lo negativo a lo positivo se identifica con la gente. Primero señala el pecado del hombre y luego presenta la solución de Cristo.

Hay una tierra de un nuevo comienzo. Si Jesús estuviera en la Tierra hoy, todavía ofrecería esperanza a los pecadores. Él no está aquí, pero sí Su iglesia. La iglesia habla por Él a los que se sienten sin esperanza en nuestra comunidad, diciendo: “Pueden comenzar nuevamente”. Habla a los cristianos fieles que dudan de su salvación y recompensa eterna, explicando que tienen razón de abundar en esperanza. Los predicadores son los “Bernabés” de hoy. Se le llamó a Bernabé el hermano “Consolación” (cf. Hechos 4:36), y es difícil imaginarle sin una sonrisa en el rostro. ¿Cómo hubiera sido escuchar una predicación de Bernabé? “Vaya y haga lo mismo”.

Dos hermanos vivieron en granjas adjuntas por casi 40 años. Después de labrar la tierra juntos, compartir sus máquinas e intercambiar sus productos según la necesidad sin ningún problema, la colaboración larga llegó a su fin. Todo comenzó con un pequeño malentendido, se hizo un conflicto serio, y explotó en palabras amargas y silencio continuo.

Un día alguien tocó a la puerta del hermano mayor, Juan. Él abrió la puerta y vio a un carpintero con su caja de herramientas. El carpintero dijo: “Estoy buscando trabajo. ¿Tiene algún trabajo que pueda hacer por usted?”.

Juan respondió: “Sí. Tengo un trabajo para usted. Mire más allá del arroyo a esa granja. Allí vive mi hermano menor. La semana pasada había una pradera entre nosotros, pero él excavó hasta el nivel del río, y ahora hay un arroyo entre nosotros. Él lo hizo para fastidiarme, pero yo le haré algo peor. ¿Ve la madera cerca del granero? Quiero que construya una cerca de ocho pies de alto para que no pueda ver su casa o su cara nunca más”.

El carpintero dijo: “Creo que entiendo. Muéstreme los clavos y la cavadora de agujeros y haré un trabajo que le agrade”. Juan le dio los materiales y salió de su casa. El carpintero trabajó arduamente todo el día, midiendo, cortando y clavando. Al atardecer, Juan regresó, justo cuando el carpintero terminaba. Juan abrió sus ojos y boca grandemente, ya que no había cerca en absoluto. En cambio, ¡había un puente que se extendía de un lado al otro del arroyo!

Justo entonces su hermano, Samuel, se acercaba a través del puente con sus brazos abiertos, diciendo: “Eres un buen hombre, a pesar de todo lo que he dicho y hecho”. Los dos hermanos se reunieron en medio del puente. Ellos se abrazaron y hablaron.

Finalmente notaron que el carpintero tomaba su caja de herramientas y se marchaba. Juan dijo: “¡No, espera! Quédate algunos días. Tengo otros proyectos para ti”.

El carpintero respondió: “Me gustaría quedarme, pero tengo más puentes que construir”.

Como él, la iglesia tiene muchos puentes que construir y vidas que cambiar para lo mejor.

La iglesia muestra la manera de tener una vida significativa.

El mundo es superficial; sus diversiones carecen de significado duradero. La vida es corta, y la gente quiere entender cómo emplear mejor sus días para marcar una diferencia perdurable. Ellos no quieren ser arrastrados a la vida oscura y egoísta que ven en nuestra cultura.

Un escritor de la publicación en inglés, National Geographic escribió de una araña que vive en el agua pero que no es parte del agua. Ella crea una burbuja como casa con un tubo de aire que llega a la superficie. De esa manera viven los cristianos—están en el mundo, pero no son del mundo, y están conectados al cielo.