El cuerpo es para el Señor

Resumen

En vez de usar nuestro cuerpo con propósitos depravados, recordemos que nuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo.

Hace varios años atrás, un niño de cinco años llamado Emmett, del estado de Kansas, tragó una batería de litio. Emmett casi perdió la vida debido a esto, pero ahora está mejor—¡después de sesenta y cinco cirugías![1] Aunque él está mejor ahora, nadie puede decir qué problemas le esperan al niño en el futuro. Además, ¡es difícil imaginar todo lo que su familia ha tenido que experimentar!

Ponga atención a las palabras del apóstol Pablo en 1 Corintios 6:13: «Las viandas para el vientre, y el vientre para las viandas». Si el pequeño Emmett hubiera podido entender esto no hubiera tenido que pasar por todas esas cirugías. Dios diseñó la comida para el estómago, y diseñó el estómago para recibir comida; ambos fueron diseñados de manera mutua. Pero otras cosas no tienen la misma unidad. El diseño de Dios es bueno; ¡es simplemente maravilloso! Por otra parte, las cosas resultan mal cuando ignoramos el diseño de Dios. Esto se aplica al texto que acabamos de citar.

Se presenta la verdad espiritual al final del versículo 13, donde Pablo escribió: «Pero el cuerpo no es para la fornicación, sino para el Señor, y el Señor para el cuerpo». En el reino espiritual, el cuerpo es para el Señor, y el Señor es para el cuerpo. Por ende, es extremadamente erróneo que el cristiano use su cuerpo de una manera opuesta al diseño de Dios para el cuerpo. ¡Esto es incluso más serio que tragar una batería de litio! Niños, nunca pongan una batería en su boca. Hijos de Dios, ¡nunca se desvíen del diseño de Dios para el cuerpo!

Tres veces en este texto, Pablo preguntó a los corintios: «¿No sabéis…?» (vss. 15,16,19). No pienso que Pablo estaba sugiriendo que los corintios ignoraban las cosas de las cuales él estaba escribiendo, sino que las habían olvidado o que eran negligentes e irresponsables en la manera en que estaban usando sus cuerpos.

En su vida anterior, los corintios habían sido muy inmorales. Habían participado de su cultura inmoral, pero se habían arrepentido y llegado al cristianismo (vea 1 Corintios 6:9-11). Así que Pablo les estaba amonestando a no regresar a esa clase de vida. ¡No debían usar sus cuerpos para la inmundicia, sino para Cristo!

Nuestra cultura moderna es diferente a la de Corinto, pero también es similar en muchas maneras. La pornografía, la vestimenta inmodesta, la convivencia, la fornicación y el adulterio son extensamente aceptados. Ciertamente, ¡Dios no diseñó al cristiano para practicar estas cosas, ni tampoco diseñó a nadie más con este propósito! En cambio, los cristianos estamos unidos al Señor en un espíritu con Él (vs. 17). El hombre y la mujer de Dios deben huir de la inmoralidad sexual (vs. 18), así como José lo hizo (vea Génesis 39:12). Además, los cristianos deberían autoconocerse, y por ende, no contribuir con sus acciones a los deseos carnales (Romanos 13:14). Si jugamos con fuego, ¡nos quemaremos!

En vez de usar nuestro cuerpo con propósitos depravados, recordemos que nuestro cuerpo «es templo del Espíritu Santo» (1 Corintios 6:19). Recordemos que no nos pertenecemos, sino que fuimos «comprados por precio» (vs. 20). «[G]lorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo» (vs. 20). ¡Este es el propósito de la creación del cuerpo!

[1] Schoffield, Kathy (2015), «Una batería tragada. Sesenta y cinco cirugías. Niño de cinco años ahora puede respirar mejor» [«A swallowed button battery. 65 surgeries. Boy, 5, now breathes easier»], Today, https://www.today.com/health/swallowed-button-battery-65-surgeries-boy-5-now-breathes-easier-1D80416482.