Cual es su pensamiento

Resumen

Si deseamos marcar una diferencia en el mundo, compartamos el Evangelio que puede cambiar su perspectiva equivocada.

Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional. No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta (Romanos 12:1-2).

El sondeo breve de este mundo enfermo de pecado nos deja pensando en por qué la gente se comporta de manera tan terrible. Solamente se necesita ver las noticias o atestiguar escenas de desenfreno para sentirnos deprimidos y preocupados.

La violencia continúa a un paso alarmador. No solamente se tolera el pecado sexual, sino también se lo elogia. Como resultado, cada vez hay más niños que están forzados a vivir con las consecuencias de las decisiones de sus padres; muchos que sobreviven la gestación sin ser destruidos voluntariamente terminan siendo desatendidos, abusados y abandonados. No solamente los niños inocentes son maltratados, sino también los ancianos sufren abuso frecuente. La estructura familiar completa ha sido pervertida en nuestra cultura ya que la nación ha tergiversado el significado del matrimonio. Los adolescentes tienen problemas en entender su identidad sexual. El materialismo ha producido una sociedad de codicia a tal punto de que muchos que tienen están dispuestos a abusar de aquellos que no tienen para desarrollar sus imperios, y los que no tienen están dispuestos a robar a los que tienen pensando que se les debe algo—incluso cuando carecen de ética adecuada de trabajo (cf. 2 Tesalonicenses 3:1). Se puede llenar una infinidad de libros detallando las injusticias en el mundo.

Muchos creen que una legislación mejor es la solución a nuestros problemas. Aunque podríamos tener un mejor sistema legal, es mi juicio que esto tendría poco efecto en la solución de los problemas que enfrentamos. La razón de esto es que un número creciente del pueblo ha perdido el respeto por la autoridad; y aunque es importante entender que esto es cierto, se debe saber la razón por la cual tanta gente ha perdido el respeto por la humanidad, incluso por sus propias vidas.

Lo que enfrentamos en nuestra cultura es el resultado de lo que se puede llamar el «pensamiento mugriento». Yo sugiero que nuestros problemas son el producto del punto de vista equivocado. Proverbios 23:7 señala correctamente: «Porque cual es su pensamiento en su corazón, tal es él». Después de todo, «del corazón salen los malos pensamientos, los homicidios, los adulterios, las fornicaciones, los hurtos, los falsos testimonios, las blasfemias» (Mateo 15:19). Jesús explicó adicionalmente: «La lámpara del cuerpo es el ojo; cuando tu ojo es bueno, también todo tu cuerpo está lleno de luz; pero cuando tu ojo es maligno, también tu cuerpo está en tinieblas» (Lucas 11:34). Todo esto se trata de un asunto de percepción.

Toda acción es precedida o sale de un pensamiento. Alguien escribió: «Convenza al hombre que es un animal, y ¡él se comportará como un animal!». James Allen escribió:

Se puede comparar la mente del hombre a un jardín, al cual se puede cultivar o permitir que tome su propio curso; pero sea que se lo cultive o se lo descuide, debe producir, y producirá. Si no se siembra en él semillas buenas, se llenará de semillas malas, y entonces producirá según su clase.[1]

Teniendo esto en cuenta, es claro que lo que se necesita en el mundo es un cambio de pensamiento. Ya que yo mismo soy un sobreviviente de este tipo de «pensamiento mugriento», tengo la seguridad de que la única solución verdadera es saturar nuestra cultura del Evangelio puro de Jesucristo. Este es el único estándar que contiene «todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad» (2 Pedro 1:3), y que por ende puede prepararnos completamente para toda buena obra (2 Timoteo 3:16-17). Por medio de la transformación de nuestras mentes, llegamos a conocer «la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta» (Romanos 12:2). Así que, si realmente deseamos marcar una diferencia en nuestro mundo, esforcémonos en infundir la levadura del Evangelio en el mundo mientras hacemos «discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado» (Mateo 28:19-20).

[1] Allen, James (2017), Colección de James Allen [James Allen Collection] (Los Angeles, CA: Enhanced Media), p. 10.