«Creo en la corrección corporal»

Resumen

La «sabiduría» moderna sugiere que la disciplina corporal es ineficaz y dañina para los niños. Pero ¿qué dice la Biblia?

Algunos años atrás, una familia cristiana estaba visitándonos. Nosotros pasamos mucho tiempo en casa, hablando y haciendo otras actividades; los niños pasaron un buen tiempo juntos. Al final del día, cuando nos reunimos para el devocional familiar, la esposa me preguntó: «¿Cómo haces para que tus hijas hagan todo lo que dices?». Yo respondí: «Este es el secreto…». Ella y su esposo se alistaron para brindarme su atención completa, esperando escuchar mi «gema de sabiduría paternal». Yo sonreí y dije: «¡Les doy de palmadas hasta que lo hagan!».

Desde luego, esa fue una broma, y nuestros amigos lo supieron tan pronto como lo oyeron. Pero, como es el caso con la mayoría de nuestras bromas, hubo algo de verdad en ella. No, no doy de palmadas a mis hijas hasta que me obedezcan, pero creo que la corrección corporal tiene un lugar en la crianza de los hijos.

Creo el 100% en la corrección corporal porque…

Sí, creo completamente en la corrección corporal. Nací en una familia que tenía un lugar especial para una correa de cuero con este propósito específico. Aunque a mis hijas les cuesta creer que su «Abue» pueda tocar a un niño incluso «con el pétalo de una rosa», yo soy prueba viva de que esa pequeña y dulce mujer puede armarse de suficiente valor y fuerza para dar una buena paliza a un niño malcriado.

Además, crecí en una sociedad que creía en la corrección corporal. Mis amigos y yo solíamos compartir consejos en cuanto a cómo «sobrevivir» la disciplina temida. Uno de ellos era poner varias capas de ropa (o incluso una almohada pequeña) en el interior de la parte trasera de nuestros pantalones. De hecho, mientras crecía en la década de 1980 en un país del tercer mundo, nunca conocí a ningún amigo que disfrutara de un hogar libre de corrección corporal.

Sin embargo, esa no es la razón por la cual creo en la corrección corporal. Mis razones reales son las siguientes.

…el Padre cree en la corrección corporal

El Padre celestial es santo, amoroso y perfecto—un Padre al cual todo padre cristiano debería imitar, y Él cree en corregir «corporalmente» a Sus hijos:

y habéis ya olvidado la exhortación que como a hijos se os dirige, diciendo: Hijo mío, no menosprecies la disciplina del Señor, ni desmayes cuando eres reprendido por él; porque el Señor al que ama, disciplina, y azota a todo el que recibe por hijo. Si soportáis la disciplina, Dios os trata como a hijos; porque ¿qué hijo es aquel a quien el padre no disciplina? Pero si se os deja sin disciplina, de la cual todos han sido participantes, entonces sois bastardos, y no hijos. Por otra parte, tuvimos a nuestros padres terrenales que nos disciplinaban, y los venerábamos. ¿Por qué no obedeceremos mucho mejor al Padre de los espíritus, y viviremos? Y aquéllos, ciertamente por pocos días nos disciplinaban como a ellos les parecía, pero éste para lo que nos es provechoso, para que participemos de su santidad (Hebreos 12:5-10).

Según este pasaje, el Padre nos «azota» porque somos Sus hijos, nos ama, y quiere que participemos de Su santidad. Jonás (Jonás 1), David (2 Samuel 12) y Salomón (1 Reyes 11) son algunos ejemplos de los muchos hijos de Dios que gustaron de la «vara de corrección» del Padre.

…el Hijo cree en la corrección corporal

Si el Padre cree en la corrección corporal, entonces no es una sorpresa aprender que el Hijo crea en lo mismo. Al menos dos veces en Su ministerio terrenal, el Hijo azotó a los hijos de Dios en el templo (Juan 2:13-17; Mateo 21:12-13); y al menos en una de esas ocasiones, lo hizo con «un azote de cuerdas» (Juan 2:15). Ya que nuestro Señor Jesús «fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado» (Hebreos 4:15), entonces podemos estar seguros de que estos registros de corrección son expresiones santas de Su carácter amoroso y justo mientras estuvo en la Tierra.

Pero Jesús no solamente hizo esto cuando estuvo en la Tierra. De hecho, todavía lleva consigo un azote de cuerdas que se extienden desde el cielo a la Tierra. En Apocalipsis 2-3, el Cristo resucitado dio a Su apóstol amado mensajes llenos de advertencias correctivas para los cristianos pecadores en algunas iglesias de Asia Menor. Sus últimas palabras de amonestación en esa sección de Escritura todavía nos recuerdan de que Él implementa la corrección por la misma razón que el Padre: «Yo reprendo y castigo a todos los que amo» (3:19).

…el Espíritu Santo cree en la corrección corporal

Sí, el Espíritu Santo también cree en lo mismo. De hecho, las advertencias de corrección de Jesús en Apocalipsis 2-3 también son «lo que el Espíritu dice a las iglesias» (2:7,17,29; 3:6,22).

En el libro de Proverbios, el Espíritu Santo inspiró al rey sabio los enunciados más claros de corrección corporal en la crianza:

Él que escatima la vara odia a su hijo, mas el que lo ama lo disciplina con diligencia (13:24, LBLA).

La necedad está ligada en el corazón del muchacho; mas la vara de la corrección la alejará de él (22:15).

No rehúses corregir al muchacho; porque si lo castigas con vara, no morirá. Lo castigarás con vara, y librarás su alma del Seol (23:13-14).

La vara y la corrección dan sabiduría; mas el muchacho consentido avergonzará a su madre (29:15).

Note las referencias a la «vara» como un instrumento de corrección para desarrollar el carácter de un niño y asegurar su bienestar espiritual. (Sin duda, la «vara» es literal en estos versos). Según estas instrucciones del Espíritu, la corrección física adecuada es tan vital para la crianza de los hijos que no implementarla es visto como una acción de aborrecimiento contra el niño (13:24) y una actitud descuidada que fracasa en alejarlo del camino de la necedad (22:15), la vergüenza (29:15) y la muerte (23:14).

CONCLUSIÓN

Obviamente, la corrección corporal no es la totalidad de la crianza, pero es una parte complementaria de la instrucción que es necesaria debido a la desobediencia persistente y el desafío. Es claro que la Familia Divina considera adecuado que la corrección corporal tenga un rol en la crianza; por tanto, ningún cristiano debería descartar la sabiduría de Dios (1 Corintios 3:19) para creer la «sabiduría» moderna que sugiere que la disciplina corporal es ineficaz y dañina para los niños.[1] Es cierto que existe abuso infantil en nuestra sociedad, y Dios nunca ha autorizado o expresado abuso de ninguna clase (cf. Mateo 7:12; Efesios 6:4). Pero la existencia desafortunada de abuso infantil en nuestra sociedad de ninguna manera niega el empleo legítimo y sensato de la corrección corporal.[2] Siguiendo el ejemplo de Dios, la corrección corporal bíblica es amorosa, razonable y controlada. De hecho, un hogar sin corrección corporal está en peligro profundo—como una iglesia que rechaza corregir a los pecadores y una nación que rechaza castigar a los culpables.

¡Sí, creo en la corrección corporal!

[1] Caron, Christina (2018), «Grupo de pediatras dice: El castigo corporal es ineficaz y dañino para los niños» [«Spanking is ineffective and harmful to children, Pediatricians’ group says»], The New York Times, https://www.nytimes.com/2018/11/05/health/spanking-harmful-study-pediatricians.html.

[2] Vea, Miller, Dave (2006), «Los hijos y la vara de la corrección», Apologetics Press, http://espanol.apologeticspress.org/espanol/articulos/3107.