1 Timoteo 2:8 y el levantamiento de manos en la oración

Resumen

¿Estuvo Pablo, en 1 Timoteo 2:8, demandando que se ore levantando las manos? ¿Cuál es el significado de este versículo?

Es común que los practicantes del carismatismo oren levantando las manos; de hecho, parece que algunos consideran esta posición como una señal de conexión espiritual superior. Por ejemplo, la autora carismática, Kathy DeGraw, quien supuestamente pasó dos años postrada en el piso y clamando a Dios para que le concediera más de «Su presencia e intimidad», sugirió que,

[c]uando usted levanta sus manos en oración o canto a Dios, libera al Espíritu Santo… ¿Qué tal si al levantar sus manos en alabanza al Señor estaría atando al enemigo y liberando la alabanza que combate sus ataques? ¿Qué tal si al levantar las manos pudiera deshacerse de las cargas y pesos y entrar a la presencia del Dios Todopoderoso? Bueno, ¡usted puede hacerlo! Eso es lo que el levantamiento de manos logra: remueve cargas, libera Su gloria en la atmósfera para combatir los ataques diabólicos, y nos ayuda a entrar en Su presencia.[1]

Generalmente se apela a 1 Timoteo 2:8 («Quiero, pues, que los hombres oren en todo lugar, levantando manos santas, sin ira ni contienda») para sugerir que esta postura debería ser común en la iglesia, y que, al no practicarse en absoluto, se «puede perder oportunidades para conectarse con el Señor de una manera profunda y personal».[2] Hay varios puntos que se debe considerar en cuanto al levantamiento de manos con relación a este pasaje:

Primero, aunque algunos usan 1 Timoteo 2:8 para sugerir que otros no están siguiendo estrictamente la Biblia, tal sugerencia es inconsistente. Para sugerir tal cosa, se debe entender el deseo apostólico en el pasaje como un mandamiento; de otra forma, no se pudiera presentar la objeción. Por ejemplo, en 1 Corintios 7, cuando el apóstol habló de la viuda y la opción que ella tiene de volver a casarse, señaló que, en su opinión, tal mujer sería más dichosa si se quedara soltera (vs. 40). Si es que una viuda cristiana se casara nuevamente, ¿podría alguien acusarla de no estar siguiendo estrictamente la Biblia? No, ya que Pablo no mandó que se quedara sola. De manera similar, el primer punto que se debe determinar con relación a 1 Timoteo 2:8 es si este pasaje prescribe un mandamiento apostólico o no. Es mi conclusión que este es un mandamiento apostólico, pero se debe entender lo que el apóstol estaba mandando en el texto. De manera interesante, aunque la crítica contra los que no levantan las manos solamente puede presentarse si es que 1 Timoteo 2:8 es un mandamiento (o al menos un principio que se debe seguir, no una preferencia),[3] incluso los que levantan las manos están forzados a admitir que «la postura más importante es la “postura de nuestro corazón”. […] Nosotros estamos libres —no se nos requiere, sino estamos libres— de expresarla por medio de las manos levantadas».[4]

Hay dos razones por las cuales pienso que 1 Timoteo 2:8 prescribe un mandamiento: (1) La palabra «Quiero» en la RVR1960 viene del griego boulomai, que expresa, «comúnmente, desear deliberadamente, tener un propósito, tener la intención».[5] Este término «tiene un tono de mandamiento autoritativo en el judaísmo helenístico»,[6] y por ende, una mejor traducción pudiera ser: «Demando…».[7] Adicionalmente, Clarke ha sugerido que, ya que el apóstol recibió su autoridad de Cristo y no habló nada más de lo que recibió de Él, entonces «su boulomai, quiero, es igual a mando».[8] Sin embargo, incluso si la palabra solamente expresara la idea de «deseo», ¿qué cristiano que respeta la sabiduría apostólica estuviera determinado a despreciar tal voluntad? (2) El mismo enunciado apostólico contiene cláusulas que son obviamente imprescindibles: «…santas, sin ira ni contienda». ¿Es la santidad y la carencia de ira y contienda en la oración un asunto de preferencia personal?

Segundo, en vista del punto anterior, se debe determinar cuál es el mandamiento. A diferencia del enfoque carismático en cuanto a este texto, Pablo no estaba mandando a levantar las manos, pues esta ya era la costumbre oriental y romana, sea en el judaísmo, cristianismo o paganismo.[9] Lo que Pablo estaba demandando era que las oraciones que los hombres (en contraste a las mujeres que debían guardar silencio; cf. vss. 9-10) elevaban públicamente con manos levantadas (en vista de la costumbre oriental; cf. Nehemías 8:6), fueran realizadas en todo lugar (no solamente en los «lugares sagrados»; cf. 1 Reyes 8:29), con santidad (pureza interna y moral en contraste a una simple postura externa; cf. Mateo 6:5, 16), y sin ira ni contienda (carente de tales actitudes que se encuentran en conflicto con el amor cristiano; cf. Juan 13:35).

Tercero, se debe interpretar la expresión «levantando manos» en conjunción con la palabra directa que la modifica: «santas». El énfasis no es en las manos levantadas, sino en las manos levantadas que son santas. Hay un principio reconocido de interpretación bíblica que sugiere que las palabras deben ser interpretadas literalmente al menos que el sentido literal sea imposible o absurdo.[10] Con relación a este punto, la pregunta que se debe responder es: «¿Cómo lucen las manos levantadas santas?». Si el adorador debe levantar manos santas, ¿cómo puede identificar tales manos para poder levantarlas? Es imposible hacer una distinción literal entre las manos de, por decir, un predicador y un ladrón. Lo cierto es que, aunque se puede distinguir entre una mano sucia y una limpia, es imposible distinguir entre una mano «santa» y una «impía». Por tanto, el significado de la expresión «levantando manos santas» debe ser figurativo, y en este punto hay consenso prácticamente universal entre los intérpretes de la Biblia.[11]

Finalmente, se debe señalar que, aunque el apóstol Pablo no estaba mandando a levantar las manos en la oración, estaba instruyendo a la santidad en la oración en vista de una postura cultural y religiosa aceptada. Los siervos de Dios adoptaron varias posiciones al orar: oraron de pie (2 Crónicas 20:5-12), arrodillados (1 Reyes 8:54), inclinados sobre sus rostros (Génesis 17:3), etc. Jesús oró mirando al cielo (Juan 11:41; 17:1). Así como es incorrecto criticar a aquellos que no adoptan cierta posición al orar (o insinuar que cierta posición es señal de espiritualidad superior), también es incorrecto criticar a alguien que decide levantar sus manos, mirar al cielo o arrodillarse en oración. A la vez, los cristianos debemos considerar que algunas de estas posturas pueden transmitir una idea equivocada en nuestro contexto cultural y religioso; por ejemplo, pueden ser vistas como una indicación de que se está aceptando tendencias carismáticas o que se está exhibiendo actitudes farisaicas (cf. Mateo 6:1-18). Por tanto, el cristiano debe ejercer prudencia en su conducta y postura religiosa (1 Corintios 14:40).

[1] DeGraw, Kathy, «¿Por qué levantamos nuestras manos en la adoración?» [«Why do we lift our hands in worship?»], Kathy DeGraw Ministries, 3 de abril, 2019, https://www.kathydegrawministries.org/why-do-we-lift-our-hands-in-worship/.

[2] Randle, Nick, «Por qué levantamos nuestras manos» [«Why we lift our hands»], 19 de mayo, 2019, King Street Church, https://kingstreetchurch.com/the-hub/why-we-lift-our-hands/.

[3] Lindell, John, «El poder de levantar las manos en la adoración» [«The power of lifting hands in worship»], James River Church, 30 de agosto, 2019, video en YouTube, 15:32, https://www.youtube.com/watch?v=0mZ4RVvCLjI.

[4] «¿Qué significa levantar nuestras manos en adoración?» [«What does it mean to lift our hands in worship?»], Grace, accedido en julio, 2022, https://gracecma.org/what-does-it-mean-to-lift-our-hands-in-worship/, énfasis añadido.

[5] Thayer, Joseph H., «βούλομαι», Un léxico griego-inglés del Nuevo Testamento [A Greek-English lexicon of the New Testament] (Grand Rapids, MI: Baker, 1977), 105, itálicas en original.

[6] Kelly, J. N. D., Comentarios de Black sobre el Nuevo Testamento: Las epístolas pastorales [Black’s New Testament commentaries: The pastoral epistles] (Londres: A & C Black, 1963), 65, énfasis añadido.

[7] Coffman, James B., Comentarios bíblicos de Coffman [Coffman Commentaries on the Bible], sobre 1 Timoteo 2:8 (Abilene, TX: University Press, 1983-1999), Study Light, https://www.studylight.org/commentaries/eng/bcc/1-timothy-2.html.

[8] Clarke, Adam, El Nuevo Testamento con un comentario y notas críticas [The New Testament with a commentary and critical notes] (Philadelphia, PA: Thomas Cowperthwait, 1844), 6:302, itálicas en original.

[9] Perowne, J. J. S., ed., Testamento griego de Cambridge para institutos y universidades [Cambridge Greek Testament for schools and colleges], sobre 1 Timoteo 2 (Cambridge University Press, 1896), Study Light, https://www.studylight.org/commentaries/eng/cgt/1-timothy-2.html; Vincent, Marvin R., Estudios de palabras en el Nuevo Testamento [Word Studies in the New Testament] (New York: Charles Scribner’s Sons, 1900), 4:221.

[10] Hendricks, Howard G. y William D., La vida según el Libro [Living by the Book], capítulo 36 (Chicago, IL: Moody, 2007).

[11] El estudiante de la Biblia puede revisar los comentarios a su disposición y confirmar la veracidad de este enunciado.