No Puedo Ver Su Rostro

Se cuenta que cuando Albert Thorvaldsen terminó su famosa estatua de Cristo, invitó a un amigo a verla. El escultor danés había creado un retrato de Cristo con sus brazos abiertos y su cabeza hacia abajo. El amigo miró y dijo: “No puedo ver su rostro”. Thorvaldsen respondió: “Si quieres ver el rostro de Cristo, debes inclinarte”. Solamente cuando los siervos de Dios se humillan para adorarlo, pueden verlo claramente.

—En Allen Webster (sine data), “El Verdadero Adorador” (Jacksonville, AL: House to House).