No pierda su boleto

Se cuenta que una tarde Albert Einstein estaba sentado en el tren que lo transportaba cada noche de regreso a casa. El cobrador se acercó para pedirle su boleto. Einstein comenzó a buscar en su chaqueta, sus bolsillos, su camisa y en casi todo lugar que pudo pensar. Ya que cada vez se sentía más alarmado por su boleto, el cobrador le dijo: «No se preocupe Sr. Einstein. Yo sé que usted viaja en este tren cada día».

Einstein respondió: «Para usted esto no es una preocupación, pero ¡yo no sé dónde debo bajarme sin mi boleto!».