Tiempo de limpieza: La limpieza de nuestras casas espirituales

Resumen

En el caso de nuestras casas espirituales, no podemos esconder la suciedad de Aquel a Quien debemos dar cuenta al final.

— Lectura bíblica recomendada: 2 Corintios 7:1

Introducción

I. Al comienzo del año, muchas personas deciden hacer una limpieza general de sus casas.

II. Aunque este es un proceso tedioso, también es gratificante.

III. De igual manera, nuestras vidas espirituales deben ser sometidas a un proceso de limpieza continua.

Exposición

I. Limpiemos la casa del Señor.

A. Este esfuerzo es esencial ya que, colectiva (1 Corintios 3:16-17) e individualmente (1 Corintios 6:17-20), los cristianos son el templo o la casa de Dios.

B. Entender este concepto debería motivarnos a realizar tal limpieza.

II. Limpiemos regularmente.

A. Como en el caso de la limpieza de nuestras casas físicas, esta limpieza debe ser regular (Romanos 12:1-2).

B. Como en el caso de la limpieza de nuestras casas físicas, podemos estar descuidando los detalles pequeños (Hebreos 5:11-6:2).

III. Remanguémonos la camiseta cuando nos atrasemos en la limpieza.

A. El primer paso es la evaluación honesta (Romanos 12:3; 2 Corintios 13:5).

B. Ver la condición verdadera de nuestras casas espirituales puede ser incómodo, pero debemos considerar tal incomodidad como una motivación para la limpieza espiritual (Romanos 2:4; 2 Corintios 7:6-12).

IV. No escondamos la suciedad debajo de la cama.

A. Aunque esto parezca un atajo y nos pueda hacer sentir mejor temporalmente, solamente prolonga el problema.

B. En el caso de nuestras casas espirituales, no podemos esconder la suciedad de Aquel a Quien debemos dar cuenta (Romanos 2:4-10, 16; 2 Corintios 5:10; Hebreos 4:11-13).

Conclusión

I. Idealmente, debemos esforzarnos en mantener la limpieza de nuestras casas espirituales.

II. Todo lo que queda hacer es arremangarnos y comenzar la limpieza.