Los límites del amor

Resumen

Reconozca que el amor tiene sus límites y que toda persona debe decidir por sí misma responder o rechazar al amor de Dios.

El grupo inglés The Beatles tiene una canción que dice:

No hay nada que puedas hacer que no pueda hacerse;

nada que puedas cantar que no pueda cantarse;

nada que puedas decir, pero puedes aprender el juego.

Esto es fácil.

Nada que puedas realizar que no pueda realizarse;

nada que puedas salvar que no pueda salvarse;

nada que puedas hacer, pero puedes aprender a ser tú con el tiempo.

Esto es fácil.

Todo lo que necesitas es amor;

todo lo que necesitas es amor;

todo lo que necesitas es amor, amor.

Amor es todo lo que necesitas.

El apóstol Pablo escribió a los cristianos en Corinto: «El amor nunca deja de ser» (1 Corintios 13:8). Algunos han interpretado esto como si el amor siempre garantiza que las cosas saldrán bien, y que, si tenemos amor, entonces esto prevendrá que otros nos desilusionen. Pero esta clase de conclusión es peligrosa y puede causar dolor.

La Biblia está llena de ejemplos de personas que amaron a otros pero que tal amor intenso no previno que los demás hicieran algo equivocado o dañino. Puede ser difícil reconocer los límites del amor ya que hacer esto nos fuerza a esperar en Dios, y parece que nosotros, debido a nuestra naturaleza, somos seres impacientes. Esto también significa que el hecho de que amemos a otros y esperemos en Dios no significa que los demás harán lo que deseamos que hagan o lo que deben hacer; simplemente Dios no violará el libre albedrío de otros debido a Su amor o el amor nuestro.

Se debe tener en cuenta esto cuando se trata de la oración a favor de un cónyuge que no es cristiano para que obedezca al Evangelio; el amor tiene límites. Se debe tener en cuenta esto cuando se ora para que un hijo obedezca al Evangelio o regrese al Señor; el amor tiene límites. Aunque debemos hacer esto, debemos tener en cuenta que nuestro amor y oraciones no garantizan que ellos harán esto.

Lea las palabras de Jesús en Mateo 23:34-39:

Por tanto, he aquí yo os envío profetas y sabios y escribas; y de ellos, a unos mataréis y crucificaréis, y a otros azotaréis en vuestras sinagogas, y perseguiréis de ciudad en ciudad; para que venga sobre vosotros toda la sangre justa que se ha derramado sobre la tierra, desde la sangre de Abel el justo hasta la sangre de Zacarías hijo de Berequías, a quien matasteis entre el templo y el altar. De cierto os digo que todo esto vendrá sobre esta generación.

¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas, y apedreas a los que te son enviados! ¡Cuántas veces quise juntar a tus hijos, como la gallina junta sus polluelos debajo de las alas, y no quisiste! He aquí vuestra casa os es dejada desierta. Porque os digo que desde ahora no me veréis, hasta que digáis: Bendito el que viene en el nombre del Señor

Incluso el amor de Jesús no pudo cambiar a aquellos que Lo rechazaron. Reconozca que el amor tiene sus límites y que toda persona debe decidir por sí misma responder o rechazar al amor de Dios.