8 estrategias del diablo

Resumen

Satanás usa varias estrategias para atrapar el alma del hombre. No permita que él gane ventaja en su vida; ¡resístalo hoy!

Pablo escribió: «Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo» (Efesios 6:11). «Asechanzas» (methodeias, de la palabra griega de la cual se deriva «método») compone lo que los detectives llaman el modus operandi o método de operación.

1. El disimulo

El diablo pone trampas para el confiado (2 Timoteo 2:25-26). Él prefiere que la gente ni siquiera sepa que existe. Dios es el gran «Yo Soy» (Éxodo 3:14; Juan 8:58); Satanás trata de ser el «Yo No Soy». En una encuesta entre los que declaran ser cristianos, solamente el 26% estaba convencido firmemente de la realidad de un Satanás personal. Jesús creía en la existencia de Satanás (Mateo 4:1-11), lo cual es suficiente para que nosotros lo hagamos.

Un predicador estaba predicando en una campaña pública cuando un joven bajo la influencia del alcohol se paró cerca de la multitud. Él se jactó delante de sus compañeros que podía hacer que el predicador parara su sermón. El joven alzó la voz: «Señor, usted ya puede regresar a casa; no hay necesidad de seguir predicando más. ¿No ha oído que el diablo está muerto?». El predicador miró al joven y respondió: «¿El diablo está muerto? Lo siento que ahora seas huérfano»[1] (cf. Juan 8:44). Si alguien no cree en Satanás, entonces será imposible que lo venza.

2. La mentira

A finales de septiembre de 1864, el general de la Confederación, Forrest, guio a sus tropas desde Decatur, Alabama, hasta Nashville. Las fuerzas de la Unión en Athens, Alabama, bajo el coronel Wallace Campbell, bloquearon su camino. Forrest pidió reunirse con Campbell y ofreció una inspección de sus tropas. Cada vez que dejaban que un destacamento pasara las montañas hacia otro campamento, los soldados que habían sido inspeccionados, juntamente con la artillería, rápida y silenciosamente regresaban a tomar otra posición anterior para ser inspeccionados nuevamente. Forrest y Campbell luego llegaban al «nuevo» campamento. Después que Campbell contó los soldados y las armas, llegó a convencerse de que no podía ganar, así que se rindió.[2]

Satanás engaña de tal manera. Él dice a los pecadores que no pueden dejar el pecado y la adicción. La Biblia dice que ninguna tentación es imposible de resistir. Satanás no puede dominar a una persona excepto por consentimiento propio. Su poder es limitado; él debe actuar dentro de los límites (Job 1-2; Apocalipsis 20:2). Los creyentes no serán tentados más allá de su capacidad de resistir (1 Corintios 10:13). Podemos vencer al diablo; de hecho, podemos hacerlo huir (Santiago 4:7), y con la ayuda de Dios, podemos aplastarlo (Romanos 16:20).

3. La duda

Satanás usó esta estrategia con Eva: «¿Conque Dios os ha dicho […]?» (Génesis 3:1). Satanás quiere que los pecadores duden de la existencia de Dios y la fidelidad de la Biblia. Cada año, se producen cientos de artículos, comentarios en línea, libros y documentarios para promover la evolución naturalista y atacar la existencia de un Dios sobrenatural. La propaganda constante menosprecia a aquellos que creen en una Biblia inspirada y en el Hijo divino de Dios. El diablo quiere que los estudiantes universitarios —y todos— se convenzan de que «toda la gente inteligente es atea», y que «ya nadie cree en la Biblia».

Lo cierto es que solamente el necio no cree en Dios (Salmos 14:1) ya que Él ha brindado suficiente evidencia de Su existencia (Salmos 19:1; Romanos 1:20-21). La Biblia es constantemente verificada por la arqueología; toda supuesta contradicción finalmente es respondida; y sus profecías remarcables del Antiguo Testamento han sido cumplidas de manera exacta con la venida de Jesús y el establecimiento de Su iglesia. La Biblia tiene el poder de cambiar vidas como ningún otro libro (Romanos 1:16). «Toda palabra de Dios es limpia» (Proverbios 30:5) e inspirada por Dios (2 Timoteo 3:16-17). Jesús endorsó cada palabra del Antiguo Testamento; Él había sido su autor. Jesús dijo: «Pero más fácil es que pasen el cielo y la tierra, que se frustre una tilde [una marca gramatical pequeña] de la ley» (Lucas 16:17).

4. La perversión

La perversión de la Palabra de Dios es una estrategia que Satanás usó para desviar a los gálatas (Gálatas 1:6-9; cf. Génesis 3:5; Mateo 4:6). Los teólogos incrédulos (una contradicción) hacen el trabajo de Satanás. Algunos promueven el universalismo y la salvación sin Cristo; algunos defienden el comportamiento inmoral. Algunos argumentan que toda la gente, independientemente de su creencia y comportamiento, será salva. Esto significa que los homicidas, los violadores y los acosadores impenitentes serán salvos. Dios dijo que «los injustos no heredarán el reino de Dios» (1 Corintios 6:9-11; cf. Gálatas 5:19-21).

Jesús dijo: «Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí» (Juan 14:6). ¿A quién deberíamos creer? Es arrogante declarar saber más acerca de Dios de lo que Jesús sabe.

5. La anestesia

El diablo quiere mantenernos entumecidos para que, cuando leamos la Biblia, esta no nos impresione. A él le gusta cegar las mentes de los pecadores (2 Corintios 4:3-4) y adormecer a la gente en un sentido falso de seguridad (1 Tesalonicenses 5:3). Si el Evangelio es encubierto (2 Corintios 3:14), entonces estamos en peligro de perdernos (Romanos 11:8).

6. La sustitución

En la parábola del trigo y la cizaña, un enemigo (Satanás) siembra cizaña (mala hierba) en el campo de trigo del agricultor, el mundo de Dios (Mateo 13:25).

Satanás está en el negocio de la religión. Él ha creado una imitación del cristianismo. Tiene

  • su propia trinidad: el dragón, la bestia y el falso profeta (Apocalipsis 16:13).

  • sus propios falsos Cristos: aquellos que se autodenominan «Mesías» (Mateo 24:4-5).

  • su propia iglesia (Apocalipsis 2:9).

  • sus propios falsos apóstoles (2 Corintios 11:13).

  • sus propios falsos predicadores (2 Corintios 11:4-5).

  • su propio sistema teológico: la doctrina de demonios (1 Corintios 10:20).

  • su propia comunión: la copa y mesa de los demonios (1 Corintios 10:21).

  • su propio evangelio (Gálatas 1:7-8).

  • su propio trono (Apocalipsis 13:2).

  • sus propios adoradores (Apocalipsis 13:4).

  • sus propios falsos hermanos, quienes espían la libertad cristiana (Gálatas 2:4).[3]

Satanás quiere que toda la gente llegue a ser atea, pero él está contento si la gente se involucra en la idolatría o la religión falsa. La única manera de determinar la diferencia entre lo genuino y lo falso es estudiar la Palabra de Dios cuidadosamente (1 Tesalonicenses 5:21; 1 Juan 4:1).

7. La distracción

Si Satanás falla en apartar la verdad de nosotros, su siguiente estrategia será evitar que la consideremos seriamente. Él quiere ahogar la Palabra con otras actividades y pensamientos (Mateo 13:22).

8. La condescendencia

Para agradar a Satanás, no necesitamos robar un banco, cometer homicidio o serle infiel a nuestro cónyuge; nosotros solamente debemos cruzar ligeramente un límite moral. Ocasionalmente los cristianos caen en inmoralidad de la noche a la mañana, pero usualmente, esto es más sutil. Comienza cuando empezamos a poner en riesgo nuestra moralidad en cosas pequeñas: nos acercamos mucho de manera emocional a alguien que no es nuestro cónyuge; alteramos la verdad para impresionar a otros; hacemos una apuesta pequeña en un gran juego deportivo; o procuramos deducciones en nuestros impuestos que no son justificadas.

Si resistimos la primera tentación a arriesgar nuestra moralidad, será más fácil resistir a la siguiente. Si cedemos, también será más fácil ceder a la siguiente tentación. Jesús dijo: «Pues si en las riquezas injustas no fuisteis fieles, ¿quién os confiará lo verdadero? Y si en lo ajeno no fuisteis fieles, ¿quién os dará lo que es vuestro?» (Lucas 16:11-12; cf. 19:17; Mateo 25:21).

La tentación en sí misma no es pecado, pero ceder a la tentación lo es. Ningún cristiano puede orar «no nos metas en tentación» (Mateo 6:13) y luego arriesgarse deliberadamente al pecado. Satanás ataca al vulnerable (Santiago 4:7).

Santiago escribió: «sino que cada uno es tentado, cuando de su propia concupiscencia es atraído y seducido. Entonces la concupiscencia, después que ha concebido, da a luz el pecado; y el pecado, siendo consumado, da a luz la muerte» (1:14-15). La obediencia puede parecer aburrida o inconveniente a corto plazo, pero vale la pena completamente a largo plazo.

No juegue en el parque de diversiones del diablo. No permita que él gane ventaja en su vida (Efesios 4:27). «[R]esistid al diablo, y huirá de vosotros» (Santiago 4:7).

[1] Contado en El Heraldo Cristiano, un periódico semanal en los Estados Unidos. Este periódico fue inspirado por el que tenía su centro en Londres y cuya publicación cesó en 2006.

[2] Roger Howerton y Jim Fletcher, Luces nocturnas para estudiantes: 30 historias de ánimo para el término de cada día [Night lights for students: 30 stories of encouragement to end each day], 2004.

[3] J. O. Sanders, Satanás no es un mito [Satan is not myth] (Moody, 1975), 35-36.