Victoria en Jesús: Victoria sobre el temor

Resumen

Ya que no existe poder que pueda arrebatarnos de la mano del Señor, vivamos en confianza, pues la victoria está asegurada.

— Lectura bíblica recomendada: Romanos 8:31-39

Introducción

I. Concluimos esta serie sobre la victoria en Jesús con la capacidad de conquistar nuestros temores a través de la fe en nuestro Señor.

II. El valor no es la ausencia del temor, sino la fe a pesar del temor.

III. El Señor nos ha dado todo lo que necesitamos para conquistar nuestros temores y servirlo fielmente.

Exposición

I. El clamor persistente de la batalla (Deuteronomio 31:7; Josué 1:6-7).

A. Uno de los conceptos repetidos más frecuentemente en la Biblia es una variación de la expresión «no temas» o «sé valiente».

B. Esta es una evidencia de la realidad temerosa que el servicio al Señor propone para Sus siervos.

C. La exhortación a la valentía también se repite en el Nuevo Testamento (Mateo 10:26-39; Hebreos 13:6; 1 Pedro 3:13-18; Apocalipsis 2:8-11).

II. La batalla es del Señor (Deuteronomio 31:6-8; 2 Crónicas 20:15).

A. Por sí mismos, Josué y su ejército estaban en gran desventaja (Números 13:25-14:4).

B. Pero la realidad es que el resultado de las batallas que ellos enfrentaron estaba en las manos del Señor (Deuteronomio 31:6-8; Josué 1:9; 1 Samuel 17:47; 2 Crónicas 20:15).

C. Esto también se aplica a las batallas que nosotros enfrentamos (Hebreos 13:5-6; 2 Pedro 2:4-9).

III. Nosotros somos más que vencedores (Romanos 8:14-18, 31-39).

A. Pablo enfatizó este concepto en lo que algunos llaman el crescendo de Romanos 8.

B. Cuando Cristo conquistó el pecado, permitió que los que eran previamente esclavos del pecado llegaran a ser los hijos adoptados de Dios (8:14-18).

C. Esto previene que seamos esclavizados por el temor (8:15).

D. A través de Cristo, y en frente de todo peligro, somos más que vencedores (8:37).

Conclusión

I. ¡Qué gran bendición es saber que no existe poder que pueda arrebatarnos de la mano del Señor (Romanos 8:31-39; Juan 10:27-28)!

II. Sabiendo esto, vivamos en victoria, pues la eternidad está asegurada para todos los fieles.