“Sed Santos”

Lectura bíblica recomendada: 1 Pedro 1:13-16

Introducción

A. La ley del Antiguo Testamento hace referencia a muchas cosas que eran santas para el Señor (Éxodo 16:23; 28:36; 30:10; Levítico 2:3; 27:30).

B. Las cosas que eran santas para el Señor estaban dedicadas completamente a Su servicio, y por ende no debían ser usadas en ninguna manera profana.

Exposición

I. Se requiere un pueblo santo para servir a un Dios santo.

A. Ciertamente nuestro Dios es un Dios santo (Josué 24:19-20).

B. Para servir a Dios, nosotros también debemos ser santos (Levítico 11:44-45).

C. La ley del Antiguo Testamento incluye advertencias serias y consecuencias severas debido al servicio impuro (Levítico 21:16-24; 22:15-16).

II. Dios nos ha hecho santos para que podamos servirle.

A. Nos hizo una nación santa (Éxodo 19:5-6; 1 Pedro 2:9-10).

B. Nos hizo un templo santo (1 Crónicas 7:12-16; 1 Corintios 3:17).

C. No hizo un sacerdocio santo (Éxodo 29:44-45; 1 Pedro 2:5).

III. Debemos tomar tiempo para ser santos.

A. Para ser santos, debemos tomar tiempo para el estudio de la Palabra de Dios (Salmos 119:105; Juan 17:17-19; Efesios 5:26).

B. Debemos tomar tiempo para orar (2 Crónicas 7:1-2; 1 Tesalonicenses 5:17).

C. Debemos ser santos en todo aspecto de nuestra vida (2 Corintios 7:1; 1 Pedro 1:15-16; 2 Pedro 3:11-12).

Conclusión

A. Usted puede ser santo según el estándar de los hombres, pero si no es santo según el estándar de Dios, es imposible que pueda servirle adecuadamente, ya que Él es un Dios santo.

B. Bajo la ley del Antiguo Testamento era necesario que los sacerdotes no solamente fueran santificados con sangre, sino también que se conservaran puros—un principio que se aplica incluso más al sacerdocio actual ante Dios (Hebreos 10:28-29).