Perdonados para perdonar

Resumen

Es muestra de arrogancia negar el perdón a nuestros iguales cuando Aquel que es superior nos ha perdonado deudas mayores.

— Lectura bíblica recomendada: Mateo 18:21-35

Introducción

I. Alexander Pope dijo: «Errar es de humanos; perdonar es divino».

II. Dios demanda que Sus hijos perdonen a otros, así como ellos han sido perdonados.

Exposición

I. El mandamiento a perdonar.

A. Tristemente, la gente pecará contra otros (Romanos 3:23; Lucas 17:1-2).

B. Jesús bosquejó el proceso de reconciliación en Mateo 18:15-20.

C. Perdonar no es una sugerencia, sino un mandamiento (Lucas 17:3-4; Colosenses 3:13).

II. La frecuencia del perdón.

A. La pregunta de Pedro muestra que la reconciliación puede ser un proceso agotador (Mateo 18:21).

B. Los rabís enseñaban que era suficiente perdonar tres veces, así que las siete veces de Pedro eran una sugerencia muy generosa.

1. Jesús demandó más de Sus discípulos (cf. Mateo 5:20).

2. «Setenta veces siete» significa tantas veces como alguien llegue en arrepentimiento.

C. La falta de arrepentimiento es la única razón para privar el perdón (Lucas 17:3-4).

D. Debemos perdonar a otros como Dios nos perdona (Efesios 4:32-5:2).

III. Las consecuencias de rechazar perdonar.

A. Esta parábola enfatiza que la falta de perdón es un mal terrible.

B. Esta parábola comienza haciéndonos recordar de nuestro estado real ante Dios:

1. Él es nuestro Rey; nosotros somos Sus siervos (Romanos 6:16-18).

2. El siervo no es mayor que su Señor (Juan 15:20).

C. Afortunadamente, nuestro Rey es benévolo (Mateo 18:23-27).

D. Él perdonó al siervo una deuda incalculable, pero el siervo castigó a su consiervo por una deuda insignificante en comparación.

E. Si los siervos que Dios perdona rehúsan perdonar a sus consiervos, Él revocará el perdón y los castigará (Mateo 18:28-35).

Conclusión

I. Si rechazamos perdonar a nuestros consiervos, el Amo tampoco perdonará nuestros pecados (cf. Mateo 5:7; 6:14-15; 7:1-5; Santiago 2:12-13).

II. Es muestra de arrogancia profunda negar el perdón a nuestros iguales cuando Aquel que es superior nos ha perdonado deudas mayores.