No Me Avergüenzo

Resumen

El mundo puede tratar de avergonzarnos por nuestra proclamación de la verdad, pero nosotros no debemos avergonzarnos.

— Lectura bíblica recomendada: Romanos 1:16-17

Introducción

I. Somos testigos de que los personajes públicos frecuentemente son forzados a retractarse de sus enunciados que han llegado a lamentar; esto realmente no es nada nuevo.

II. Como heraldos del Evangelio, no debemos temer censurar a aquellos que lo detestan, ni tampoco debemos sentir lamento por proclamarlo.

Exposición

I. Los apóstoles nunca se avergonzaron del Evangelio.

A. Pablo no se avergonzó (Filipenses 1:16; 2 Timoteo 1:6-18; 4:1-8).

B. Pedro tampoco se avergonzó (Hechos 4:5-21; 5:41; 1 Pedro 4:16).

II. No hay razón para avergonzarse del Evangelio.

A. Aunque algunos puedan burlarse del Evangelio (Hechos 17:32), este sigue siendo verdadero (2 Pedro 1:16-21).

B. El Evangelio es lo único que puede salvar a los perdidos (Romanos 1:16; cf. 2 Timoteo 4:3-4).

C. El Evangelio será el estándar de nuestro juicio al final (Juan 12:47-48; Apocalipsis 20:12).

III. Otros pueden avergonzarse, pero no nosotros.

A. Los que siguen y practican el engaño serán avergonzados al final (Jeremías 5:17-19).

B. Los que no defienden la verdad, o aquellos que la abandonan, serán avergonzados (2 Tesalonicenses 3:14-15; Marcos 8:38).

C. Los que se burlan de los discípulos piadosos serán avergonzados (Tito 2:6-8; 1 Pedro 3:15-16).

Conclusión

I. Jesús enfrentó la vergüenza de la cruz e incluso la menospreció (Hebreos 12:2) para que nosotros nunca seamos avergonzados.

II. El mundo puede tratar de avergonzarnos por la posición que tenemos en cuanto la verdad (1 Pedro 4:4), pero nosotros no debemos avergonzarnos.