La parábola de los talentos

Resumen

Esta parábola demuestra que el Señor espera que Sus discípulos sean activos en Su servicio mientras esperan Su regreso.

— Lectura bíblica recomendada: Mateo 25:14-30.

Introducción

I. Esta parábola enfatiza la necesidad de realizar el trabajo que se nos encomienda mientras esperamos el regreso del Señor.

II. Hay dos clases de obreros: (1) los buenos y fieles, y (2) los malos y negligentes.

Exposición

I. La obra del Señor demanda responsabilidad (vss. 14-15).

A. El Señor ha dejado para Su pueblo un trabajo que debe hacer hasta Su regreso (Juan 9:5; Mateo 5:13-16).

B. Nuestra responsabilidad es proporcional a nuestras capacidades (Lucas 12:47-48).

C. Él no espera más de lo que podemos dar, pero demanda nuestro mayor esfuerzo.

II. La obra del Señor demanda fidelidad (vss. 16-18).

A. Los primeros dos siervos duplicaron los talentos que se les concedió.

B. El tercer siervo no hizo nada, excepto guardar el talento original.

C. Los primeros comenzaron a trabajar, y continuaron haciéndolo hasta que su señor regresó.

D. El tercer siervo no hizo ningún esfuerzo para dar ganancia a su señor.

III. La obra del Señor demanda rendición de cuentas (vss. 19-30).

A. Después de un viaje largo, el señor regresó a pedir cuentas (vs. 19).

B. Los primeros dos siervos fueron elogiados como buenos y fieles (vss. 20-23).

1. La recompensa de ambos fue la entrada al gozo de su señor.

2. Aunque uno produjo más que el otro, ambos fueron igualmente elogiados y recompensados por dar lo mejor de sí.

C. El tercero fue considerado malo y negligente (vss. 24-27).

1. Debido a su negligencia, fue expulsado a las tinieblas de afuera (vs. 30).

2. El pecado de este siervo fue pasivo, no activo; no hizo nada, y fue castigado por su inactividad.

D. Para determinar la eficacia de nuestro servicio, simplemente debemos comparar nuestra capacidad con nuestros esfuerzos.

Conclusión

I. Esta parábola demuestra que el Señor espera que todos Sus discípulos seamos activos en Su servicio mientras esperamos Su regreso.

II. Él no demanda de nosotros más de lo que podemos hacer.

III. Como en el caso de la parábola de las diez vírgenes en el mismo capítulo (25:1-13), el pecado en esta parábola se relaciona a la omisión en vez de la comisión.