El Prisionero del Señor

Resumen

Pablo llegó a ser prisionero del Señor durante su ministerio, pero en medio de sus prisiones, él era un hombre libre.

Lectura bíblica recomendada: 2 Timoteo 1:8-12

Introducción

I. Cuando Pablo fue encarcelado en Roma, se pudo haber pensado que su tiempo como predicador del Evangelio había llegado a su fin.

II. En sus epístolas escritas desde la cárcel, Pablo se describió frecuentemente como “prisionero de Cristo” (Efesios 3:1; 4:1; cf. Colosenses 4:10; Filemón 1,9,23).

III. ¿Alguna vez se ha sentido algo “encarcelado” como cuando Pablo estuvo en Roma?

Exposición

I. Aun cuando todo estaba fuera de su control, Pablo no perdía la esperanza.

A. Él prohibió que sus hermanos de Éfeso sintieran lástima por él (Efesios 3:13; 6:19-20).

B. Escribió a los filipenses diciéndoles que se regocijen (Filipenses 4:4) ya que su situación era algo que Dios estaba usando para bien (1:12-14).

C. En su carta a Filemón, aprendemos que Dios todavía le estaba usando para guiar a las almas perdidas a Cristo (Filemón 10).

II. Pablo siempre era “prisionero del Señor”.

A. Él podía tolerar la idea de servir a Dios en cautiverio ya que este era su estado regular de vida (Hechos 16:6-10; Romanos 15:22-29).

B. Podía servir a Dios en cadenas ya que todavía con tales cadenas era un hombre libre (Efesios 6:5-8; cf. Filemón 16).

C. Si alguna vez se siente encarcelado por sus circunstancias, debe saber que puede servir fielmente a Dios en el estado que se encuentra (1 Corintios 7:20-24; 9:19-22).

Conclusión

I. Si es prisionero del pecado, debe saber que solamente el Hijo de Dios puede darle libertad (Juan 8:31-36).

II. También debe saber que no existe un Amo superior o más compasivo al cual pueda servir (Mateo 11:28-30).