El Peligro de la Dilación

Lectura bíblica recomendada: Hageo 1:1-11

Introducción

A. ¿Cuán frecuentemente esperamos hasta mañana para hacer algo que realmente podemos hacer hoy?

B. Hay muchas razones por las cuales la gente no hace las cosas con diligencia, pero ninguna de esas razones significa que la dilación de las cosas buenas sea aceptable ante Dios.

Exposición

I. La dilación en los asuntos espirituales nunca guía a nada bueno.

A. El gobernador Félix esperó escuchar a Pablo hasta un tiempo “más oportuno” (Hechos 24:25).

B. Después de su regreso de la cautividad, Israel esperó un tiempo más conveniente para reconstruir el templo (Hageo 1:1-11; cf. Esdras 1:1-3).

C. La dilación puede costarnos nuestras almas al final (cf. 2 Corintios 5:20-6:2).

II. El hombre fiel de Dios no dilatará en hacer nada que Dios le mande hacer.

A. Frecuentemente tenemos buenas intenciones cuando dilatamos hasta el día siguiente, pero a veces esperamos hasta que llega a ser demasiado tarde (Santiago 4:13-15).

B. Noé no dilató cuando recibió el mandamiento de construir el arca (Génesis 5:32-7:6).

C. Cuando Dios mandó a Abraham a ofrecer a su hijo, él no desperdició tiempo (Génesis 22:3).

D. Jesús esperó obediencia inmediata de Sus seguidores (Mateo 4:20,22; 8:21-22).

Conclusión

A. A diferencia de la opinión de algunos (Mateo 24:48), nuestro Señor no retrasa Sus promesas; Él regresará (2 Pedro 3:9).

B. Si ha estado esperando un tiempo “más oportuno” para obedecer al Evangelio, no dilate más.