Para cumplir

Resumen

Al considerar las profecías que Jesús cumplió en Su vida, enseñanzas y muerte, ¡podemos ver que Él es el Hijo de Dios!

No penséis que he venido para abrogar la ley o los profetas; no he venido para abrogar, sino para cumplir. Porque de cierto os digo que hasta que pasen el cielo y la tierra, ni una jota ni una tilde pasará de la ley, hasta que todo se haya cumplido (Mateo 5:17-18).

Los profetas del Antiguo Testamento fueron hombres fieles que trataron de guiar a Israel y Judá de regreso al Dios que frecuentemente habían abandonado. Estos siervos también alentaron a los oprimidos en tiempos de dolor, y fundamentalmente hablaron de Aquel que los libertaría de las consecuencias eternas del pecado: Jesucristo, el Mesías. En Jesús, nosotros encontramos el cumplimiento de las más grandes profecías.

Jesús cumplió la Escritura en Su existencia mortal.

Como los profetas habían predicho, el Mesías fue anunciado por el mensajero de Dios, a quien Jesús identificó como Juan (Mateo 11:10; cf. Malaquías 3:1; 4:6). Cuando Mateo relató los eventos que guiaron al nacimiento de Jesús, señaló que «[t]odo esto aconteció para que se cumpliese lo dicho por el Señor por medio del profeta, cuando dijo: He aquí, una virgen concebirá y dará a luz un hijo» (Mateo 1:22-23; cf. Isaías 7:14). Cuando Herodes preguntó a los escribas dónde debía de nacer el Cristo, ellos señalaron la profecía de Miqueas y a Belén como el lugar de Su nacimiento (Mateo 2:5-6; cf. Miqueas 5:2). La omnisciencia de Dios frustró los planes de Herodes de exterminar al nuevo Rey, y entonces otra profecía fue cumplida cuando José llevó a María y Jesús a Egipto para escapar de la ira de Herodes (vs. 15; cf. Oseas 11:1). Aun otra profecía fue cumplida cuando José los llevó a Nazaret: «habría de ser llamado nazareno» (Mateo 2:23; cf. Isaías 11:1-2). Mateo también informó que cuando Jesús Se mudó de Nazaret a Capernaum, tal evento cumplió las palabras de Isaías (Mateo 4:14-16; cf. Isaías 9:1-2).

Jesús cumplió la Escritura en Sus enseñanzas.

En vez de proclamar inmediatamente Su identidad, a menudo Jesús trató de prevenir que otros Lo dieran a conocer (Mateo 8:4; 9:30; 12:16-21; 16:17; cf. Isaías 42:1-4). En vez de enseñar en cuanto al reino de manera directa, Jesús usó parábolas (Mateo 13:14-15), así como los profetas habían predicho (Isaías 6:9-10). Otra vez, así como los profetas habían dicho, tuvo compasión de los enfermos, tanto física (Mateo 8:16-17; cf. Isaías 53:4) y espiritualmente (Mateo 9:12-13; cf. Oseas 6:6). Él causó controversia y división (Mateo 10:34-36; cf. Miqueas 7:6), y cuando condenó a los falsos maestros de Su tiempo, Jesús los reprendió con las palabras de los profetas (Mateo 15:7-9; cf. Isaías 29:13).

Jesús cumplió la Escritura en Su muerte.

Entró a Jerusalén de una manera humilde (sobre un borriquillo—Mateo 21:4-5; cf. Zacarías 9:9), pero entre las alabanzas de las multitudes que decían: «¡Bendito el que viene en el nombre del Señor!» (Mateo 21:9; cf. Salmos 118:25-26). Él fue abandonado por Sus discípulos, así como Jesús dijo cuando hizo referencia a Zacarías: «Todos vosotros os escandalizaréis de mí esta noche; porque escrito está: Heriré al pastor, y las ovejas del rebaño serán dispersadas» (Mateo 26:31; cf. Zacarías 13:7). Mateo registró que, cuando Judas Lo traicionó por treinta piezas de plata pero luego trató de devolver el precio de sangre, la transacción subsiguiente «cumplió lo dicho por el profeta Jeremías, cuando dijo: Y tomaron las treinta piezas de plata, precio del apreciado, según precio puesto por los hijos de Israel; y las dieron para el campo del alfarero, como me ordenó el Señor» (Mateo 27:9-10; cf. Zacarías 11:12-13). Incluso en Su muerte, Jesús estuvo cumpliendo la Palabra de Dios.

Al considerar las profecías que Jesús cumplió en Su vida, enseñanzas y muerte, ¡podemos ver con claridad que Él ciertamente es «el Cristo, el Hijo del Dios viviente» (Mateo 16:16)!