Otro Intento Inútil de Derrotar la Biogénesis

Un artículo reciente de la publicación del Reino Unido, Mail Online, tuvo por título: “Científicos británicos recrean las moléculas que dieron origen a la vida misma” (Enoch, 2012). Tal título atrevido y presuntuoso ciertamente capta la atención, considerando que da la impresión que finalmente se ha probado la abiogénesis—que las “moléculas” inanimadas pueden dar origen a la vida, en contraste a la cantidad extensa de evidencia científica que prueba que la vida viene solamente de la vida (vea Miller, 2012). Desafortunadamente para los evolucionistas ateos, el artículo admite más malas noticias para la amada teoría que buenas noticias.

El artículo comienza con el enunciado: “Los científicos [i.e., los científicos evolucionistas—JM] están a un paso más cerca de entender el origen de la vida…” (Enoch). Para los ateos, esto suena emocionante, hasta que se considera que el autor está admitiendo tácitamente que después de décadas de trabajo por tratar de establecer que la vida pudiera evolucionar de alguna manera de lo inanimado—lo cual debe haber ocurrido para que la evolución darviniana comenzara—los científicos todavía no entienden el origen de la vida. Robert Hazen, un científico de investigación en la Institución Carnegie del Laboratorio Geofísico de Washington, admitió en su serie de conferencias, Los Orígenes de la Vida, que los científicos “no saben cómo comenzó la vida”, pero en cambio tienen que “suponer que la vida emergió de materiales básicos a través de una secuencia de eventos que fue completamente consistente con las leyes naturales de la química y la física” (Hazen, 2005). Paul Davies, un físico, cosmológico y astrobiólogo teórico y profesor en la Universidad del Estado de Arizona, dijo: “Uno de los misterios científicos más extraordinarios es el origen de la vida. ¿Cómo sucedió?... Lo cierto es que nadie tiene idea” (2006, 192[2578]:35). El biólogo evolucionista eminente, Richard Dawkins, también admitió que nadie sabe cómo comenzó la vida (Stein y Miller, 2008).

Desde un punto de vista científico, el problema de esta idea es que, realmente, la ciencia ha hablado en cuanto al origen de la vida. La ciencia ha probado una y otra vez que, en la naturaleza, la vida solamente surge de la vida (Miller, 2012). La vida no surge de cosas inanimadas en la naturaleza. Así que, según la ciencia, se debe encontrar la respuesta a la pregunta del origen de la vida fuera de la naturaleza—en una fuente sobrenatural. No espere que los evolucionistas ateos acepten esta implicación lógica de la evidencia científica, y no espere que el artículo de Enoch también haga este reconocimiento.

¿Qué hechos pueden cosecharse de la investigación que el artículo aborda? Las pruebas que los químicos orgánicos en la Universidad de York y la Universidad de Nottingham condujeron revelan que “el empleo de aminoácidos zurdos simples para catalizar la formación de azúcares dio como resultado la producción predominante de formas derechas de azúcares” (Enoch). Esta es una investigación impresionante e importante. Como de costumbre, el problema no es la evidencia de la ciencia, sino la interpretación que los evolucionistas le dan a la evidencia. Los investigadores afirman que su hallazgo puede explicar la manera en que los carbohidratos pudieron haber evolucionado originalmente en la Tierra, y la razón por la cual la forma derecha domina en la naturaleza. Según Paul Clark, quien dirigió al grupo de científicos que realizaron la investigación, “[u]na de las preguntas interesantes es de dónde los carbohidratos vinieron, ya que estos son fundamentos del ADN y ARN. Lo que hemos logrado es el primer paso en la ruta a mostrar la manera en que los azúcares—la treosa y eritrosa—llegaron a originarse” (Enoch, énfasis añadido).

Note que ellos saltan “de la A a la Z” en su conclusión que sus hallazgos han probado ser el “primer paso” para mostrar cómo se originaron “los azúcares simples”. Esto es como ver un auto por primera vez, notar que es verde, y proceder a suponer que se ha dado el primer paso para probar que todos los vehículos son autos verdes. Los investigadores van más allá de la evidencia cuando aplican su excelente investigación a un mundo hipotético que supuestamente pudo haber existido mucho tiempo atrás, que pudo haber tenido las condiciones exactas y los materiales disponibles para producir los resultados que ellos cosecharon de sus experimentos—condiciones y materiales que solamente estuvieron presentes en el laboratorio, no en la naturaleza—que pueden o no haber sido el medio por el cual, desde una perspectiva evolucionista, la vida pudiera de alguna manera originarse espontáneamente en primer lugar.

Como sucede usualmente cuando se publica tales investigaciones, los autores quieren captar la atención al implicar atrevidamente algo que realmente no ha ocurrido. Se debe leer el artículo cuidadosamente para detectar los muchos descargos de responsabilidad a través del contenido, que sutilmente enfatizan el hecho que las implicaciones de la investigación están caracterizadas por simples suposiciones y conjeturas—no prueba. El examen breve del artículo de 357 palabras revela las siguientes frases en cuanto a la interpretación de la investigación: “pudiera haber ocurrido”; “pudiera explicar”; “mucha gente piensa”; “estamos tratando de entender”; “la mayoría de científicos cree”; “condiciones hipotéticas”; “pudieron haber existido en la Tierra primitiva”. Esta es la verdad: los científicos naturalistas no tienen idea de la manera en que la vida se originó. Ellos solamente pueden suponer y especular ya que (1) no estuvieron presentes cuando la vida tuvo su origen inicialmente, y (2) la naturaleza revela que la vida no puede venir de lo inanimado.

Teniendo esto en cuenta, note el reconocimiento que Paul Clark hizo: “Para que la vida evolucione, debe haber un momento en que las cosas sin vida lleguen a tener vida—todo hasta ese punto es química. Estamos tratando de entender el origen químico de la vida” (Enoch, énfasis añadido). Así que Clark reconoce que su equipo de investigación ni siquiera se involucró en tratar de responder la pregunta fundamental de cómo la vida pudo haber venido de lo inanimado. Su equipo estaba simplemente interesado en tratar de averiguar cómo los compuestos inanimados de la vida pudieron haberse originado—no cómo pudieron hacer la transición a la vida. El equipo de Clark todavía no ha abordado este tema, como tampoco lo ha hecho la mayor parte del mundo científico.

En esencia, estos científicos simplemente están tratando de averiguar la manera en que estos compuestos de la vida pudieron haber venido de materiales pre-existentes que suponen que existieron muchos eones de tiempo atrás—no cómo estos compuestos pudieron organizarse accidentalmente hasta convertirse en organismos con vida que caminaran y dieran origen a otros organismos completamente funcionales. En realidad, el trabajo de Redi, Spallanzani y Pasteur ya ha abordado la idea que indica que la vida puede venir de lo que no tiene vida; su investigación científica indica que la abiogénesis no puede suceder (vea Miller, 2012). Entonces, ¿por qué Clark y su equipo están desperdiciando tiempo en tratar de probar cómo los compuestos que guían a una teoría desaprobada pudieron formarse? Según el artículo,

La investigación hace eco al estudio famoso Miller-Urey de 1952, que simuló condiciones que pudieron haber existido en la Tierra primitiva. Mostró la manera en que los compuestos fundamentales de la vida pueden formarse de simples reacciones químicas—por ejemplo, la actividad eléctrica como la que está asociada con el relámpago puede provocar la formación de aminoácidos.

El problema de este enunciado es que parece que los autores han olvidado el hecho que hoy se considera que los experimentos Miller-Urey son totalmente irrelevantes para el tema de la abiogénesis (vea Miller 2012 para una discusión de esos experimentos y la manera en que se los considera hoy). El hecho que los autores apelen a esos experimentos indica que están atrasados entre la comunidad evolucionista o que están tan desesperados de validar la posibilidad de la abiogénesis que ignoran la investigación reciente que refuta sus esperanzas.

Tristemente, en este tiempo, muchos científicos están solamente interesados en estudiar la naturaleza para determinar la manera en que las cosas suceden a través de varias teorías evolucionistas, en vez de simplemente averiguar la manera en que las cosas suceden. Sus suposiciones iniciales corrompen sus interpretaciones de la evidencia. ¿Por qué los científicos simplemente no siguen la evidencia—dondequiera que guíe? ¿Pudiera ser el caso que tienen “comezón de oír” (2 Timoteo 4:3)? ¿Pudiera ser que rechazan “el amor de la verdad”, y en cambio, escogen creer “la mentira” ya que se complacen “en la injusticia”  (2 Tesalonicenses 2:10-12)? Independientemente de la razón, la evidencia es clara: En la naturaleza, la vida viene solamente de la vida. Así que, según la evidencia científica, la única manera en que la vida se pudo haber originado es a través de un acto sobrenatural de un Ser fuera del reino natural. A esta conclusión guía la evidencia científica a la mente lógica.

Referencias

Davies, Paul (2006), New Scientist, 18 de noviembre.

Enoch, Nick (2012), “Científicos Británicos Recrean las Moléculas que Dieron Origen a la Vida Misma” [“British Scientists Recreate the Molecules that Gave Birth to Life Itself”], Mail Online, 27 de enero, http://www.dailymail.co.uk/sciencetech/article-2092494/Life-sweet-New-clue-chemical-origins-sugar-molecules-DNA-recreated-scientists.html.

Hazen, Robert (2005), Orígenes de la Vida [Origins of Life] (Chantilly, VA: The Teaching Company).

Miller, Jeff (2012), “La Ley de la Biogénesis” [“The Law of Biogenesis”], Reason & Revelation, 32[1]:2-11, enero (Montgomery, AL: Apologetics Press), http://www.apologeticspress.org/apPubPage.aspx?pub=1&issue=1018&article=1722.

Stein, Ben y Kevin Miller (2008), Expulsado: No Se Permite la Inteligencia [Expelled: No Intelligence Allowed] (Premise Media).