¿Me dará Dios una señal?

Resumen

Los líderes judíos cada vez pidieron más señales de Jesús, y la gente de hoy todavía sigue haciéndolo. ¿Qué dice la Biblia?

Pregunta

Un lector ha preguntado: «¿Me dará Dios una señal?».

Respuesta

Esta pregunta me hace recordar una ilustración que oí hace muchos años atrás. La ilustración cuenta algo como esto:

Las aguas de una inundación rodeaban el hogar de un hombre, y continuaban subiendo. Al principio, los rescatistas llegaron a la casa del hombre en un vehículo especial, pero el hombre rechazó ir con ellos, diciendo: «Estoy esperando una señal de Dios». Luego, cuando el agua subió incluso más, los rescatistas llegaron en un bote, pero otra vez, el hombre rechazó ir con ellos. Él dijo nuevamente: «Estoy esperando una señal de Dios». El agua inundó la casa, y el hombre tuvo que subir al techo. Esta vez los rescatistas llegaron en un helicóptero, pero una vez más, el hombre rechazó la ayuda, diciendo: «Estoy esperando una señal de Dios». Finalmente, ¡el hombre se ahogó! La historia termina con una supuesta conversación entre el hombre y Dios. El hombre se queja delante de Dios por no haberle dado una señal, pero Dios le responde: «Te envié un vehículo especial, un bote y un helicóptero, pero tú rechazaste las tres cosas».

Los escribas y los fariseos pidieron una señal a Jesús (Mateo 12:38). Pero «Él respondió y les dijo: La generación mala y adúltera demanda señal; pero señal no le será dada, sino la señal del profeta Jonás» (vs. 39). Luego nuestro Señor procedió a hablar de la última señal: Su resurrección de los muertos (vs. 40). En los versículos 41-42, Jesús declaró que se había provisto suficientes señales durante el curso de Su ministerio, las cuales los líderes judíos habían escogido ignorar.

Las señales «venideras» de Jesús ya han sido realizadas y preservadas para nosotros en los registros de los Evangelios: «Hizo además Jesús muchas otras señales en presencia de sus discípulos, las cuales no están escritas en este libro. Pero estas se han escrito para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que creyendo, tengáis vida en su nombre» (Juan 20:30-31). Teniendo en cuenta este pasaje, como también el hecho de que los milagros bíblicos han llegado a su fin, entonces se puede concluir que ninguna señal milagrosa acontecerá hoy. Los milagros tuvieron como propósito la confirmación de la revelación divina (como en el caso del Nuevo Testamento) traída por medio humano (1 Corintios 13:8-12). La sanidad instantánea de los enfermos, el levantamiento de muertos, la multiplicación de panes y peces, etc. fueron efectos secundarios o manifestaciones físicas que confirmaron que la palabra predicada era de origen divino.

Por otra parte, la providencia de Dios todavía está activa. Los milagros fueron diseñados para ser manifestados y para probar algo, pero la providencia no es palpable y no puede ser probada de tal manera. Nosotros no podemos confirmar la providencia en nuestras vidas de manera visual. Pero sí podemos tomar ventaja de las puertas que se nos abren y actuar con prudencia para glorificar a Dios en la vida.