Errores de la Oración del Pecador

Querido Señor Jesús, sé que soy pecador, y Te pido Tu perdón. Creo que moriste por mis pecados y resucitaste de los muertos. Someto mis pecados ante Ti, y Te invito para venir a mi corazón y vida. Quiero confiar en Ti y seguirte como mi Señor y Salvador. Oro en Tu nombre, amén.

Esta oración, conocida como la oración del pecador, es muy conocida en el mundo religioso. Mi Nuevo Testamento de bolsillo contiene una oración del pecador. Muchas iglesias denominacionales la usan en sus reuniones de adoración. Los campamentos religiosos la usan para convertir a los adolescentes. Los misioneros la usan para convertir a los incrédulos a Jesucristo. Esta oración es remarcablemente popular a pesar del hecho que no hay versículo bíblico que la contenga, implique o ejemplifique. En las palabras de Gebhards, un protestante, “lo cierto es que en ningún lugar de la Biblia hay algo que se asemeje remotamente a la oración del pecador” (Gebhards, en MacArthur, 2011, p. 135).

Entre otras cosas, se debería rechazar la oración del pecador porque no es una alternativa autorizada para la Gran Comisión: “[I]d, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo” (Mateo 28:19-20).

Considere cuidadosamente las palabras en este versículo. Realmente solo hay un mandamiento en el versículo: “haced discípulos”. ¿Cómo se hace discípulos? Note que Jesús no dijo a los apóstoles que enseñaran algo incluso similar a la “oración del pecador”. En cambio, dijo que se hacía discípulos por medio de dos cosas: “bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo”, y “enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado”. Esa es la manera en que se hace discípulos.

Por medio de Marcos 16:15-16, se puede ver claramente que el bautismo en agua es esencial para el discipulado: “El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado”. Los que practican la oración del pecador están ajustando directamente las palabras de Jesús para hacer que estas digan: “El que creyere será salvo, y luego debería ser bautizado”. ¿Puede alguien ser salvo y a la vez pervertir las enseñanzas de Jesucristo?

¿Se debería quitar el bautismo del plan de salvación y sustituirlo por una oración? La oración tiene un lugar importante en la vida del cristiano, pero no tiene un rol en el plan de salvación. Otra vez, Gebhards escribió: “Considerando el hecho que no se encuentra nada como la oración del pecador en las Escrituras, y considerando los peligros de [esta] oración, simplemente no parece ser razonable continuar usándola como si marcara la entrada a la vida cristiana” (2011, p. 146, texto añadido en corchetes). ¡Nosotros pudiéramos decir amén a esto!

No permita que la “oración del pecador” le engañe. Obedezca al Señor Jesucristo.

Referencia

MacArthur, John (2011), Evangelismo: Cómo Compartir Fielmente el Evangelio [Evangelism: How to Share the Gospel Faithfully] (Nashville, TN: Thomas Nelson).