¿Bautismo Inmediato?

En un periodo de siete días, dos personas me requirieron ser bautizadas. Una me hizo “recordar” que las iglesias de Cristo bautizan inmediatamente—a diferencia de la mayoría de grupos protestantes que bautizan mensualmente, trimestralmente o cuando es conveniente.

Es apropiado que la iglesia del Señor sumerja a la gente de una manera diligente. La razón es simple: la inmersión en Cristo es para la remisión de los pecados (Hechos 2:38), y tal inmersión une a la persona con Cristo (Romanos 6:3-4). Entonces, es un resultado obvio de la enseñanza bíblica sumergir poco después de la confesión de fe en Cristo.

También existe precedente bíblico para tal práctica. Los judíos en el Pentecostés fueron bautizados el mismo día que escucharon la predicación de Pedro (Hechos 2:41). Los samaritanos en Hechos 8 fueron bautizados poco después de expresar su fe (Hechos 8:12), como también Simón el mago (vs. 13). En este mismo capítulo, el tesorero de Etiopía fue sumergido en su camino a casa, después de confesar su fe (vs. 38).

Desde el momento que Saulo de Tarso vio a Jesús en el camino a Damasco, pasaron solamente tres días hasta que fue sumergido—cuando Ananías, un cristiano, le visitó (Hechos 9:18). En tal ocasión, Ananías dijo a Saulo que dejara de esperar y que fuera bautizado (Hechos 22:16).

Cuando Pedro predicó al primer gentil convertido (Cornelio), le habló acerca de Jesús. Una vez que el Espíritu Santo convenciera a Pedro y los judíos que los gentiles podían obedecer al Evangelio, Cornelio fue bautizado inmediatamente (Hechos 10:48). Pablo encontró a una mujer llamada Lidia cerca de un río, y ella fue sumergida poco después que la Palabra de Dios abriera su corazón (Hechos 16:14-15). En el mismo capítulo, el carcelero de Filipos fue sumergido “en seguida”, “en aquella misma hora de la noche” (vs. 33).

Se encuentra un ejemplo final de conversión en el libro de Hechos en el capítulo 18. El texto sugiere que tan pronto como los corintios “creyeron”, fueron “bautizados” (vs. 8). Otra vez, si se sabe el propósito del bautismo, es fácil entender por qué se realizó esta práctica con tal diligencia.

Sin embargo, en el caso de las dos personas que me pidieron el bautismo recientemente, yo tuve que posponerlo un poco. La razón es que se debía conocer algunas cosas: ¿Cuánto sabían al respecto? ¿Creían en el Dios de la Biblia? ¿Cuál era su convicción en cuanto a la naturaleza de Jesús? ¿Entendían qué era el pecado? El bautismo no es un punto en una lista que se deba cumplir por cumplir. Nadie debe tener la actitud de: “Bien, ya he cumplido eso; ¡ahora estoy listo para el cielo!”.

En cada caso en Hechos que hemos visto anteriormente, siempre hubo predicación y enseñanza antes que se realizara la inmersión—aunque parece que algunas veces esto tomó un periodo corto de tiempo. ¿Qué tipo de conocimiento “previo” tuvieron tales personas? No lo sabemos. El etíope estaba estudiando Isaías (Hechos 8:32). Lidia y sus compañeras estaban orando y probablemente hablando en cuanto a la Ley (Hechos 16:13).

Personalmente antes de bautizar a alguien, trato de proveer conocimiento general al candidato en cuanto a la historia bíblica y el plan de salvación hasta el punto en el cual los judíos del Día de Pentecostés estuvieron. Usualmente puedo lograr eso en algo de cuatro horas. Después de eso, estudiamos pasajes que hablan del modo y propósito de la inmersión.

Una de las personas que me requirió el bautismo, era un hombre que había estado viendo el programa de TV de Billy Lambert. Estudié con el hombre por cuatro horas, y le bauticé para el perdón de pecados—aunque el estudio duró algo de siete días (por su propia elección). Él me agradeció por tomar tiempo para explicar mejor lo que el bautismo era. Ese tiempo también me dio más oportunidad de desarrollar amistad con él.

La otra persona era una mujer, cuya tía había requerido que la bautizara. Ella tiene cáncer. Yo la visité y oré por ella—por su enfermedad. También le dejé la primera lección de mi estudio, y le pedí que me llamara cuando estuviera lista para hablar de las Escrituras. Ha pasado un mes desde entonces, pero no he oído nada de ella.

Como señalé antes, lo enfatizo nuevamente: el bautismo no es un punto en una lista de quehaceres. Si alguien no entiende lo que el bautismo hace a su favor, no está listo para el bautismo. Y si no está dispuesto a estudiar, entonces, ¿tiene la convicción necesaria para incluso ser un discípulo de Jesús (Lucas 14:26-33; 2 Pedro 2:21)?